Así ha sido la reaparición de Kate Middleton: los gestos que hablan por sí solos
La vuelta de la princesa de Gales a la escena pública tras más de un mes de ausencia mediática nos deja un claro mensaje.
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En las escasas apariciones públicas de Kate Middleton este 2024 todo está medido al milímetro. Consciente del interés que genera cada uno de sus pasos, especialmente desde que el pasado mes de marzo anunció que padece cáncer, la esposa del príncipe William no está dejando nada a la improvisación: desde sus looks hasta sus gestos, cada detalle tiene un significado y tanto sus fans como la prensa se esfuerzan por interpretarlos de forma correcta.
Así ha ocurrido de nuevo este fin de semana, cuando, tras más de un mes sin verla en directo, Kate Middleton ha reaparecido junto a buena parte de la familia real británica en Balmoral (Escocia), donde están pasando sus vacaciones de verano. Allí la princesa de Gales ha sido fotografiada mientras asistía a un servicio religioso en la iglesia de Crathie Kirk, cercana al castillo en el que están instalados, junto a su marido y su hijo mayor, el príncipe George.
Los tres han llegado a la misa en coche: William al volante del Range Rover, Kate de copiloto y su primogénito en el asiento trasero. No les acompañaban sus hijos pequeños, la princesa Charlotte y el príncipe Louis, pero allí se han reunido, entre otros, con el rey Carlos III (que lucía un tradicional ‘kilt’ escocés) y la reina Camilla, así como con los duques de Edimburgo y el marido de la princesa Ana.
La sonrisa de Kate Middleton, una buena señal
Como era de esperar, ha sido Kate Middleton quien ha acaparado todos los flashes de esta improvisada salida familiar, la cual no estaba prevista en la agenda institucional de los ‘royals’ y, por tanto, pertenece a su ámbito privado.
Para la ocasión, la duquesa de Cambridge ha lucido una gabardina de tartán beige de la marca Holland Cooper y un llamativo sombrero con plumas naturales y fieltro de lana marrón de la firma Hicks & Brown. Pero, como siempre, el mejor complemento ha sido su sonrisa, que ha lucido radiante y relajada mientras charlaba de forma animada con su marido.
Precisamente esa sonrisa ha sido el gesto que muchos han interpretado como un indicio de que su recuperación avanza de manera favorable. No obstante, lo cierto es que su verdadero estado es todo un misterio: lo único que ha confirmado Kensington Palace es que está siguiendo un tratamiento de quimioterapia para un tipo de cáncer no especificado, motivo por el que su prioridad continúa siendo su salud y no se espera que vaya a retomar pronto sus compromisos oficiales.
De hecho, en lo que llevamos de año la futura reina consorte de Reino Unido sólo ha acudido a dos eventos públicos: el desfile militar Trooping the Colour de junio y la final masculina del torneo de Wimbledon en julio, donde hizo entrega del trofeo de campeón al español Carlos Alcaraz.
Asimismo, se mantiene bastante alejada de las redes sociales, a las que recurre muy de vez en cuando para lanzar algún mensaje importante. El último de ellos coincidió con la clausura de los Juegos Olímpicos y su objetivo era arropar a los atletas de Reino Unido por sus buenos resultados en las competiciones de París 2024. Su intervención de apenas 6 segundos nos regaló una imagen muy natural de Kate, sin apenas maquillaje y tan sonriente como nos tenía acostumbrados antes de su enfermedad. Sin duda, una buena señal.
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