SIBO, el problema digestivo del que todos hablan: qué es, cómo afecta a la salud y cuál es la dieta que debes seguir

Te contamos todo sobre el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, aunque la información que aparece en redes sociales sobre él no ha dejado de crecer en los últimos.

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Mujer con dolor en el abdomen por problemas alimentarios
Mujer con dolor en el abdomen por problemas alimentarios / iStock

Se ha convertido, de forma inesperada, en el problema digestivo del que todos hablan. En medios de comunicación, tertulias e incluso en redes sociales, donde hemos podido ver cuentas dedicadas exclusivamente a los efectos que tiene en el organismo y a quienes lo padece. Hablamos, cómo no, del SIBO, o lo que es lo mismo, el sobrececimiento bacteriano del intestino delgado, el significado literal de sus siglas. "Esas bacterias, entre las que se encontrarían algunas ajenas a la flora intestinal, serían las responsables de diversos síntomas gastrointestinales, e incluso extra-gastrointestinales como dermatitis, que pueden afectar al día a día y a la calidad de vida", apunta Celia Gonzalo es endocrina en los centros de medicina antiage Neolife. A pesar de la creciente demanda de información, las dudas sobre quienes realmente lo padecen, los síntomas más comunes o la dieta adecuada para el SIBO siguen muy presentes. La propia Celia resalta algunas claves que resultan determinantes.

  1. El estudio médico para detectarlo. "Para detectar el SIBO no sirven los test caseros, ni mucho menos las recomendaciones de influencers y tiktokers, es preciso aquí realizar un conjunto de pruebas: la del aliento con lactosa o glucosa, aspiración de líquido duodenal, cultivo de aspirado duodenal y pruebas de ADN fecal", explica.
  2. La larga lista de síntomas. "Solo tras el estudio de estos aspectos se podrá determinar que el SIBO está detrás de síntomas digestivos habituales y que se pueden asociar a otras enfermedades", señala. ¿Los más comunes? "Hablamos de la presencia de diarrea crónica, dolor abdominal, distensión abdominal, de meteorismo (gases), saciedad temprana, dispepsia (malestar abdominal después de comer), cambios en los hábitos intestinales, malabsorción de nutrientes (provocando cuadros de pérdida de peso y de debilidad entre otras cosas), reflujo gastroesofágico (sensación de quemazón en el esófago) y síntomas sistémicos (cansancio, dolores musculares, articulares y de cabeza)".
  3. Enfermedades que se pueden confundir con SIBO. El SIBO comparte síntomas relevantes con otras dolencias, lo que está propiciando que muchas personas acudan a las consultas pensando que su malestar digestivo podría achacarse a esta enfermedad. La doctora Gonzalo cita las más parecidas o las que pueden llevar a confusión como son el síndrome de intestino irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, enfermedad celíaca, gastroparesia, malabsorción de fructosa o lactosa, pancreatitis crónica y cáncer colorrectal.

¿Cómo se trata el síndrome de sobrecremiento bacteriano del intestino delgado, el SIBO?

Más allá de un abordaje integral a partir de un chequeo, Gonzalo también propone así los estudios de microbiota como punto de partida y de intolerancias alimentarias. "En cuanto a medicación, el abordaje convencional emplea antibióticos, aunque existen también otras corrientes que apuestan por la fitoterapia o por una combinación de prebióticos, probióticos y postbióticos, es decir, fibras, bacterias y ácidos grasos.

Además, también hay que buscar la causa por la que se desarrolló el SIBO para también tratarla y que, una vez erradicado el sobrecrecimiento, no vuelva a repetirse. "Una de las causas más frecuentes es la disminución de la secreción ácida del estómago, habitualmente generada por la toma continuada de antiácidos como el omeprazol (y sí, ha sido un error llevar en el bolso este tipo de fármacos y tomarlos como si de caramelos se tratara cada vez que la digestión no va como quisiéramos), o por otros factores como el estrés y la edad", explica Celia Gonzalo que destaca que hacer frente al "SIBO y erradicarlo puede ser muy frustrante, y requiere de mucha paciencia y compromiso por parte del paciente para lograr resultados", es, como ella dice, "un trabajo de fondo.

La doctora Gonzalo apunta a que todo puede influir en esta patología, desde la actividad física, el estado hormonal, las dolencias previas o la alimentación. Precisamente esta última es de gran relevancia. ¿Qué deben comer y qué no quienes padecen SIBO?

La dieta del SIBO

Habitualmente se relacionada la dieta baja en FODMAP con el tratamiento del SIBO, "una dieta especifica que consiste en reducir el consumo de ciertas fibras alimentarias que pueden ser fermentadas en el intestino y que, por tanto, ayudará a controlar los síntomas". La propia Gonzalo resalta que la alimentación "ha de ser nuestra mejor medicina, y de esta forma también podemos aprovecharla para incluir alimentos que ayuden a desinflamar la mucosa de nuestro sistema digestivo como por ejemplo el caldo de hueso y la cúrcuma".

Sin embargo, es importante tratar el SIBO de la mano de un profesional para que el tratamiento sea individualizado, pues en algunas ocasiones plantear una dieta baja en FODMAP puede incluso ser contraproducente, y eso es algo que vemos a diario en los pacientes de Neolife: hay diferentes tipos de SIBO, según las bacterias que predominen, y es importante diagnosticarlo correctamente para que el tratamiento sea adecuado. 

  • Alimentos a evitar si tenemos SIBO: manzana, la pera, los dátiles, yogures vegetales de soja, las alubias y los guisantes, los edulcorantes y el azúcar, y los cereales integrales y con gluten como el centeno y la espelta. 
  • El alcohol y el tabaco, a tachar de la lista de consumo. "El alcohol aumenta la permeabilidad intestinal, estimula el crecimiento bacteriano, incide en la malabsorción de nutrientes y favorece la deshidratación", explican desde Neolife, a la vez que señalan que el tabaco, por su parte, "incrementa la acidez en el estómago e irrita el esófago, así como la motilidad intestinal"

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