La reina Letizia se despide de Ámsterdam con un look muy holandés (con vestidazo incluido)

Es hora de despedirse de Holanda. Después de estos tres ajetreados días, el rey Felipe y la reina Letizia han puesto el broche de oro a su viaje de Estado al país de los tulipanes con una cita en el Museo STRAAT de Ámsterdam, una recepción de devolución con la que la pareja española quiere agradecer su hospitalidad al rey Guillermo Alejandro y la reina Máxima de Holanda.

Los anfitriones han asistido de nuevo acompañados por su primogénita, la princesa Amalia, que ha tenido un papel destacado durante esta visita debido a su debut en la cena de gala que se celebró el martes por la noche en el Palacio Real. La heredera tampoco ha querido perderse el último evento del viaje: la inauguración de una exposición en la que han participado diez muralistas españoles y holandeses, que ejemplifica a la perfección el fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre ambos países, objetivo principal del viaje.

Para la ocasión, la reina Letizia ha elegido un vestido azul del diseñador holandés de origen marroquí Mohamed Benchellal, una apuesta completamente diferente al look ‘color block’ que había defendido con maestría durante los compromisos de esta misma mañana.

El vestido cuenta con una capa lateral de volumen tipo chal y un escote asimétrico sbre el que ha ido colocando el chal a su antojo según lo necesitaba. Como complementos, ha optado por unos pendientes en forma de plumas, realizados con diamantes talla brillante y baguette, que doña Sofía recibió como regalo del sultán de Omán, en la década de los 80.

Una vez pasado el susto de anoche y ya aliviada de su comentado dolor de pies, la consorte se ha calzado unos salones negros destalonados de tacón bajo, para poder aguantar perfectamente durante todo el acto.

Todos los looks de Letizia en Holanda

Ahora que ya podemos dar por concluido este viaje de Estado, toca revisar los looks que doña Letizia y su estilista han metido en la maleta para la ocasión. Como es habitual, la reina ha protagonizado un auténtico despliegue de moda y nos ha dejado diversas lecciones de estilo, además de algunas anécdotas para el recuerdo, que repasamos a continuación.

Antes de poner rumbo a Ámsterdam, los reyes fueron despedidos con honores en el aeropuerto de Barajas. Para este acto la consorte optó por un conjunto sobrio protagonizado por un traje de chaqueta y pantalón negro de Hugo Boss que combinó con un top blanco y unos preciosos zapatos de tacón moderado de Massimo Dutti. Sus pendientes de triple aro en oro rosado y diamantes, de la firma Gold & Roses, rematan el look.

Consciente del interés mediático de este viaje, la reina Letizia decidió cambiarse directamente en el avión ya que, nada más poner un pie en suelo holandés, los monarcas tenían prevista una recepción a la colectividad española residente en el país. Para este evento se decantó por un top negro con escote bardot y una falda lenceraen color champán de Hugo Boss, que acompañó con un cinturón ancho, el bolso ‘Knot’ de Bottega Veneta y sus zapatos slingback de Carolina Herrera. Esta ha sido, sin duda, su elección más moderna del viaje. 

En el lado contrario de la balanza encontramos su apuesta más clásica, la que eligió para su reencuentro con Máxima de Holanda y el rey Guillermo Alejandro. Como era de esperar, optó por moda española; en concreto por un vestido de tweed en color verde jade, hecho a medida por el diseñador Moisés Nieto. El detalle más llamativo fue su tocado curvado y con rejilla, obra de Balel Madrid. 

El plato fuerte y el ‘outfit’ más esperado del viaje llegó el miércoles por la noche, durante la cena de gala que los anfitriones ofrecieron en honor de don Felipe y doña Letizia en el Palacio Real de Ámsterdam. La consorte llevó de nuevo la moda española por bandera, estrenando un impresionante vestido de la firma The 2nd Skin Co. Además abrió el joyero real para lucir una de sus piezas preferidas: la tiara rusa, que está realizada en platino, perlas y diamantes.

Mención aparte merecen sus zapatos: unas sandalias de plataforma y un tacón de 12 centímetros que pertenecen a la colección de Martinelli x Redondo Brand. Su calzado generó una especial curiosidad cuando la reina se vio obligada a sentarse en un taburete durante el tradicional besamanos, pero cabe aclarar que su dolor de pies no se debió precisamente a la elección de estas sandalias, sino al neuroma de Morton y la metatarsalgia, las dos dolencias que padece desde hace años y que se relacionan en parte con el uso continuado de tacones. 

Para su tercer y último día en Holanda, la reina arriesgó con una combinación de colores atrevida pero que supo defender de maravilla: un vestido rojo coral y un abrigo rosa pastel, ambas piezas de Carolina Herrera. A los pies, unos zapatos destalonados en tono frambuesa de Magrit con un bolso rosa de la marca Olivia Mareque. ¡Maravilla!