La IA ha llegado (también) a la creación de perfumes y esto es lo que puede hacer
¿Podría la inteligencia artificial inventar nuevos olores? ¿Y asegurar el éxito de una fragancia o crear el perfume perfecto? La IA explora también nuestro lado emocional y abre una nueva era en la creación de fragancias con notas que aún no conocemos.
Toca hablar de ello. La inteligencia artificial (IA) está por todas partes y la creación de perfumes no es ajena al influjo de esta tecnología que está revolucionando el mundo. Según la plataforma de tendencias Exploding Topics, los perfumes desarrollados por inteligencia artificial son una realidad que se enmarca en lo que han llamado la metatendencia Sensory AI. ¡Ojo al dato! Las búsquedas en internet de "IA sensorial", definida como sistemas de inteligencia artificial que pueden aprender a través de varios estímulos sensoriales -olfato, oído, visión, etc.-, han crecido un 2400% en los últimos dos años. Es más, es posible que en el futuro, pueda generar contenidos multisensoriales.
Vayamos a lo que nos ocupa. Según Exploding Topics, el perfume AI es cualquier fragancia creada utilizando inteligencia artificial. “Los algoritmos de inteligencia artificial analizan grandes cantidades de datos sobre composiciones de fragancias, preferencias de los clientes y tendencias del mercado para generar combinaciones de aromas únicas”. En este sentido, el informe menciona el trabajo del equipo de Google Cloud en "digitalizar el olfato" utilizando IA. “Según Google, aproximadamente 40 mil millones de moléculas tienen olor. Sin embargo, hasta la fecha sólo se han identificado 100 millones de esas moléculas. Su modelo de IA tiene como objetivo analizar cantidades masivas de datos para ayudar a identificar olores actualmente desconocidos”. La cuestión que se plantean muchos ahora es si la inteligencia artificial acabará con esa parte de arte, sensibilidad y emoción que tiene la perfumería. Olivier Cresp, Maestro Perfumista en DSM- Firmenich y Académico de Número Sillón Cedro de la Academia del Perfume, lo tiene claro: “sin perfumista, ¡no hay perfume!”.
¿Qué puede aportar la inteligencia artificial al mundo del perfume?
Lo mismo que ciertos avances tecnológicos como el uso de ingredientes derivados de la química y luego de la biotecnología han ampliado el espectro olfativo de las fragancias y han abierto nuevas perspectivas a los creadores, según Cresp la inteligencia artificial puede influir en el mundo del perfume de diversas maneras. “Por ejemplo, utilizamos la IA para descubrir nuevos ingredientes. En otro ámbito, puede acceder y procesar muchos más datos sobre los consumidores de los que podría hacerlo un humano. Estas herramientas pueden analizar con precisión las preferencias olfativas en función de la edad, el sexo y la geografía, lo que nos proporciona información importante para crear fragancias a medida adaptadas a las preferencias de grupos específicos de personas”.
Este prestigioso nariz al que la perfumería actual le debe la creación de más de 200 fragancias, entre las que se encuentran éxitos tan sonados como Angel (Thierry Mugler) o Light Blue (Dolce & Gabbana), ve la inteligencia artificial como un aliado más que como un competidor, que puede proporcionar una información valiosa sobre las preferencias y las tendencias, ayudando a los creadores a tomar decisiones con conocimiento de causa. “Como perfumistas, nos enfrentamos a muchos cambios en nuestra paleta de ingredientes. Nuestra unidad de creación digital integra varias herramientas de IA para ayudarnos a gestionar varios parámetros simultáneamente, como las diferentes legislaciones de los distintos países o la disponibilidad de materias primas. Los nuevos modelos de IA también nos permiten visualizar el rendimiento de cada una de nuestras creaciones y compararlas”.
Una nueva era para la perfumería
La utilización de la inteligencia puede impulsar la creación de nuevas moléculas olfativas o notas ahora desconocidas. En DSM-Firmenich, por ejemplo, ya se está utilizando para analizar datos sobre moléculas existentes, combinaciones de ingredientes y reacciones químicas para generar nuevas ideas de estructuras moleculares. Eso, asegura Cresp, combinado con el conocimiento y la experiencia de nuestros perfumistas y químicos, abrirá sin duda nuevas posibilidades creativas y nos permitirá innovar y experimentar con nuevas notas olfativas.
No solo eso, porque según el perfumista el potencial de la IA puede tener un impacto significativo en toda la industria de las fragancias, desde el descubrimiento de nuevas moléculas en fases anteriores, durante la creación y, en última instancia, para mejorar la experiencia del consumidor permitiéndole elegir la fragancia más adecuada a su personalidad.
Pero se puede ir más allá. “Recientemente lanzamos ‘EmotiON Focus’, un avance neurocientífico que ha sido posible gracias a la IA y que ha analizado información exclusiva de consumidores de todo el mundo para crear fragancias que permiten a los consumidores una mayor concentración y mejor rendimiento mental”, explica Olivier Cresp.
Y otro gigante de la perfumería, Givaudan, lleva ya un tiempo valiéndose también de la inteligencia artificial. Por un lado con Carto, una herramienta impulsada por IA que pone la ciencia y la tecnología al servicio de los perfumistas, para mejorar el rendimiento olfativo de la fórmula final e invitándoles a atreverse con nuevos acordes; y por otro con Myrissi, una tecnología basada en la ciencia de los algoritmos para capturar y predecir la percepción emocional espontánea de la fragancia experimentada por los consumidores.
Por su parte, la startup Osmo nació con la misión de crear la próxima generación de moléculas aromáticas con el fin de mejorar la salud y el bienestar. Dirigida por el neurocientífico Alex Wiltschko, Ph.D. Osmo construyó el primer mapa de olores para predecir cómo huele una molécula a partir de su estructura y, según publica Perfumer & Flavorist, ahora está utilizando este mapa y la inteligencia artificial generativa para crear una nueva generación de moléculas aromáticas mejores, más seguras y respetuosas con el medio ambiente para crear aromas y fragancias. Y esto no ha hecho más que empezar.
Un arte de narices
“Estas herramientas de IA proporcionan asistencia, permitiéndonos dedicar el tiempo que necesitamos a la búsqueda de inspiración y creatividad”, afirma Olivier Cresp quien corrobora su convencimiento de que puede ayudar a los perfumistas en su trabajo, pero no puede sustituir el talento, intuición y experiencia de los narices. “La creación de perfumes es un arte que provoca emoción y requiere por encima de todo sensibilidad y creatividad humanas. Las IA no tienen conciencia, ni intuición, y lo que es más, carecen de olfato para oler y, por tanto, evaluar cómo les sentará una fragancia”.
Pero incluso en el campo de las emociones la inteligencia artificial también puede ayudar: por un lado, analizando las reacciones emocionales de los consumidores a distintas fragancias, por otro, identificando combinaciones de ingredientes y acordes olfativos que evoquen emociones específicas. “Con esta información, podemos crear fragancias que evocan sentimientos de alegría, por ejemplo”. Del mismo modo, si un consumidor busca una fragancia que le haga sentir tranquilo y relajado, la IA puede recomendarle fragancias con notas calmantes y relajantes.
En definitiva, en opinión de Olivier Cresp, los perfumistas que trabajen con IA podrán beneficiarse del poder de esta tecnología sin dejar de aportar su experiencia y creatividad a la creación de fragancias únicas y memorables. “Pero, repito, el papel del perfumista sigue siendo central y esencial en el proceso de creación.”
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