8M: La igualdad de género en cifras

Las emprendedoras ancladas en el 20%. Una brecha salarial que no se cierra, cuidados que siguen feminizados… Pero un sexto puesto en igualdad en la UE. Te contamos los avances logrados y los techos de cristal por romper en España.

iStock

Con un sexto puesto como país con más igualdad de género en la UE, según datos del Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE), alguien podría interpretarlo como que la carrera está ganada. Pero nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que en las últimas décadas, España ha ido logrando grandes avances en para reducir las brechas de género en salud, política, educación y finanzas, pero ni de lejos está el camino hecho. Como veremos en cifras, todavía queda mucho por hacer. Por ejemplo, en el terreno laboral, en el acceso a la toma de decisiones y en los cuidados.

Los primero países de la lista, como siempre en temas de igualdad, son Suecia, Finlandia y Dinamarca. También nos superan Países Bajos y Francia. En lo países escandinavos, la igualdad no ha florecido como setas, sino tras un arduo esfuerzo y con la aplicación de un trío que siempre es ganador en cuanto a igualdad: concienciación, normativas y cuotas. Porque nadie cede sus privilegios por amor al arte. Se genera espacio reservándolo para quienes presentan a priori más dificultades para acceder.

El talento se sabe que está, no hay más que ver los expedientes académicos femeninos en las universidades donde ellas tienen mejor media y tardan menos que sus compañeros varones en acabar los estudios. Con todo, tampoco la universidad española es garantía de igualdad: en nuestro país, sólo hay un 25% de mujeres catedráticas y un 23% rectoras. Y, según un estudio de la Universidad de Salamanca (USAL) en 54 universidades públicas y privadas españolas, las doctoras ‘honoris causa’ sólo suponen entre un 2 y un 28% del total y subrayan que en los últimos años han sido en los que más se han nombrado. La razón no es fortuita, sino que se debe a la puesta en marcha de unidades de igualdad de las universidades. Cuando cuidas de la igualdad, ésta florece.

Nueva ley de paridad: 50% de jefas

Por todo eso, este mes de marzo, el presidente Pedro Sánchez ha anunciado la aprobación de la nueva ley de Representación paritaria de mujeres y hombres, destinada a las grandes empresas y órganos de gobierno públicos, como el Congreso de los Diputados. Su objetivo principal es garantizar la igualdad en los lugares de toma de decisión, tanto públicos como privados. Sánchez ha afirmado que el 44 % de los escaños del Congreso y el 39 % del Senado están ocupados por mujeres y que el reto es lograr que sean un 50%.

Además, la nueva norma obligará a que en las empresas grandes que cotizan en Bolsa o en entidades de interés público con más de 250 empleados y un volumen de negocio anual de 50 millones o más, las mujeres deberán suponer el 40% de los puestos directivos. Lo mismo que en las juntas directivas de los colegios profesionales y en los jurados de galardones financiados con dinero público. Para los espíritus críticos, el presidente Sánchez recordó que según el Fondo Monetario Internacional (FMI), aumentar el peso de las mujeres en las instituciones puede conducir a un incremento de entre un 15 y un 20% en nuestro país.

Un movimiento fragmentado

Mientras se siguen sumando avances, pero con mucho camino aún por recorrer, este ha sido el año en que el feminismo se ha terminado de fragmentar. Dos leyes, la del sólo sí es sí y la trans, han puesto en jaque a las teóricas de uno y otro bando. Mientras se ponen de acuerdo en si se arregla una ley que ha demostrado tener un agujero por el que se libran de cumplir parte de las penas los delincuentes sexuales, o en si se respetan los Derechos Humanos de todos los colectivos, también los de las personas trans, las manifestaciones vuelven a estar rotas en lugares tan simbólicos para la lucha por los derechos de las mujeres como Madrid. Aunque también es cierto que da esperanza ver que, de cara al 8M, en ciudades como Jaén las feministas han decidido unirse para salir a las calles a poner el foco en lo importante: la violencia de género que no cesa.

Feminización de los peores trabajos y salarios

Entre los temas a mejorar está la igualdad laboral. En el informe del EIGE, destacaban que las mujeres españolas cuentan con peores perspectivas de carrera profesional que los hombres. Además, hay una feminización de los trabajos peor pagados y con peores condiciones. De hecho ambos factores suponen una brecha transversal para todas las mujeres, independientemente de su formación, edad y tipo de contratos. Respecto a los indicadores de segregación y calidad del trabajo del EIGE, la puntuación desciende a un 68,2 sobre 100. Además, se destaca que las mujeres cuentan con menor tiempo libre, ocupan menos cargos de decisión y tienen sueldos más bajos. Según CCOO, los empleos con mayor salario son los que suelen estar masculinizados. Otro dato que da qué pensar es que sólo el 5% de las mujeres asalariadas trabajan en sectores en los que su supera los 30.000 euros de ganancia media anual, por el 24% de los hombres asalariados.

La persistente brecha salarial

Según un reciente informe de Comisiones Obreras (CCOO) la brecha de género en España es de un 20,9%. En cifras, de media ellos cobran un sueldo de 27.322 euros, frente a los 22.601 euros de ellas. Para igualar al salario masculino, el femenino tendría que aumentar más de un 20%. Eso nos sitúa en el puesto número 89 en cuanto a igualdad salarial del Global Gender Gap de 2022, donde se destaca que las mujeres trabajan más en jornadas parciales. Las que lo hacen en jornada completa suponen el 77%, por el 93% de los hombres. En el informe internacional por la igualdad de género señalan que si esa cifra se aumentara, se podría acabar con hasta el 60% de la brecha salarial en nuestro país. Además, habría que igualar los complementos salariales, de los que ellas se benefician en menor proporción. Un informe de ClosingGap revela que la brecha salarial tiene un impacto directo en el PIB español, cerrarla supondría más de 212 millones de euros.

Los cuidados: el gran techo de cristal

Según el estudio 'Observatorio de la Mujer Trabajadora' de la Fundación Personas y Empresas, la mayor parte de las mujeres que se acoge a un contrato temporal lo hace porque no lo encontró a tiempo completo o para conciliar el cuidado, de sus hijos o de otros familiares. La mayoría de las excedencias laborales son para mujeres porque los cuidados siguen estando feminizados. Esa es la cola de una pescadilla que puede impedir a la mujer desarrollarse profesionalmente hasta las mismas cotas que sus colegas varones. El gran techo de cristal son los cuidados. Ahí se debería de poner el foco para alcanzar el 50%. Pero además eso hace que ellas cuenten con menos tiempo libre, para autocuidados, para formarse o para descansar, lo que también afecta en su salud. Además, mientras los hombres no den un paso adelante para responsabilizarse en igualdad de los cuidados, además de estar sobrecargando a las mujeres, seguirán estando más lejos de desarrollar habilidades como la empatía. En la actualidad, las mujeres hacen más del doble del trabajo de cuidados no remunerado que los hombres. Una carga muy pesada para llevar solas.

Independencia financiera

Según el último estudio paneuropeo ‘Mujer y Finanzas’ de Mastercard, más de la mitad de las españolas, un 55%, considera que las mujeres son menos independientes económicamente que los hombres, cifra que supera la media europea del 50%. Las razones que manifiestan y la percepción que tienen de su situación es, sobre todo, que ellas asumen trabajos no remunerados, reciben un salario inferior al de los hombres o deciden ser madres a tiempo completo y tienen que abandonar su carrera profesional. Pero también es cierto que el 74% se siente más independiente financieramente que cualquier mujer de generaciones anteriores de su familia y, en eso, sí que superan a las mujeres europeas. Claro que igual partíamos de condiciones menos satisfactorias que ellas, dado los 40 años de dictadura que sufrió España.

Educación: falta de referentes

En una reciente entrevista en Woman, la astronauta Sara García destacaba lo necesarios que son los referentes femeninos al formarte. Este año, el documental 'A las mujeres de España, Maria Lejárraga', de Laura Hojman, nos descubría la figura de una escritora feminista y letrista de canciones tan populares como la de 'El amor brujo' de Manuel de Falla. Sin embargo, aunque al compositor lo conocemos todos, el nombre de la genial letrista permanecía en el olvido. Esa sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes de la educación española. Según un estudio de la investigadora de la Universidad de Valencia Ana López Navajas, en 1º de la ESO en los libros de texto aparecen un 10% aproximadamente de mujeres. En 4º el porcentaje se reduce al 7%: cada vez se citan menos nombres y obras de mujeres. Para evitarlo, ha puesto en marcha el proyecto Womens Legacy, una base de datos para que el profesorado pueda encontrar a mujeres que han impactado en en todas las áreas. Para educar a niños y niñas en el respeto y la igualdad real.

Salud con perspectiva de género

Cada vez más hay un clamor por la necesidad de incluir la perspectiva de género en el sistema sanitario. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 70% de las mujeres desarrollan problemas de salud mental por un 30% de hombres. Incluso Cruz Roja Española ha lanzado un proyecto concreto al respecto: Cruz Roja Te Escucha, centrado en el cuidado de la salud mental. Serían necesarios estudios específicos que determinen si la carga extra de trabajos y responsabilidades en la vida influyen en esa peor salud mental, así como los síntomas concretos que se derivan de la menopausia y la salud hormonal, poco estudiados hasta la fecha. Otro tema fundamental es garantizar el aborto libre, gratuito, seguro y que las mujeres no se vean obligadas a tener que desplazar de provincia para poder interrumpir su embarazo.

Ciberviolencias y control digital

La cara más tecnológica de la violencia de género es el ciberacoso y el control digital. La tecnología puesta al servicio de los maltratadores. Pero no tiene que ver sólo con parejas o ex parejas. También se señala a los trolls machistas, organizados en la Manosfera, espacios online que se quejan de que la masculinidad está en peligro ante los avances de las mujeres y los colectivos LGTBQ+. El problema es tan grande que ya se compara con terrorismo, denuncia la periodista Laura Bates en el libro 'Los hombres que odian a las mujeres’. Además, Bates fundó en 2012 el proyecto Everyday Sexism, la mayor base de datos del mundo sobre acoso y violencias machistas y señala que es imperativo legislar la selva que supone internet, ya que el objetivo es callar las voces de las mujeres y colectivos en los márgenes.

Brecha digital de género

Ese aumento permanente de la violencia digital contra las mujeres está relacionada con la menor participación femenina en las carreras tecnológicas. Se podría pensar que la virulencia por acallar sus voces puede estar relacionada con intentar apartarlas de la construcción de una nueva sociedad digital. Esa agresividad hace que ellas puedan sentir rechazo. Incluso la ONU ha observado el problema y ha puesto en marcha la campaña ‘Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género’ para este 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer 2023. La brecha digital de género perpetúa la desigualdad y sitúa a la mujer en una posición más vulnerable, empeora su condición financiera y le impide el acceso a los recursos tecnológicos. Además, no hay que olvidar que la tecnología ha ayudado mucho a las mujeres a través de campañas que nos han unido y han supuesto avances feministas: como #Cuéntalo #Yositecreo y #Noesno en España, #MeToo en Estados Unidos, #AbortoLegalYa y #Niunamenos en Argentina, #BringOurGirlsBack en Nigeria o #Mahsaamini en Irán. Por eso, hay que celebrar que las matrículas de mujeres en estudios tecnológicos han aumentado un 154%, pero no hay que olvidar que siete de cada 10 alumnos son varones, según el Informe Tech Cities 2022 de IMMUNE Technology Institute.

Violencia de género

Según el Ministerio de Igualdad, ha habido 10 mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas en casos de violencia de género. Son 1.192 desde 2003, desde cuando se tienen datos. La última fue Mari Carmen, de 39 años, a quien la mató su ex marido, presuntamente, a puñaladas en el portal de su casa, delante de su hijo, todo ocurrió en en Villanueva de Gállego, un pueblo de Zaragoza. Anterior a ella, a Elia, una joven sevillana de 17 años, la mató su pareja, de 21, con una pistola casera que se fabricó. Ya son 1.192 desde que comenzaron a contabilizarse los casos oficialmente en 2003. Aunque España se situó a la vanguardia con la Ley Integral contra la Violencia de Género aprobada en el año 2004, lo cierto es que las cifras indican que queda mucho por mejorar. Aunque el año pasado fue la cifra más baja de mujeres asesinadas, 49, las mismas que en los años 2016 y 2020, las de violencia aumentaron y se superaron por primera vez las cien mil llamadas de ayuda al 016, el teléfono de atención a cualquier víctima de violencia de género.

Emprendedoras estancadas

En España hay más de 650.000 mujeres empresarias, según el Observatorio del Emprendimiento, que señala una subida de la tasa de emprendimiento femenino de casi un 8% en más de 60 países . Sin embargo, en nuestro país, una de las asignaturas pendientes es superar la barrera del 20% de emprendedoras, por el 80% de varones. Este porcentaje se mantiene estancado desde hace casi nueve años. Además, el dinero también se va para ellos en una aplastante mayor medida: según datos de ‘IDC European Woman in Venture Capital’ sobre la situación de las mujeres europeas ante la inversión, las startups creadas por mujeres sólo recaudaron un 1,8% de la inversión en Europa, un 9,3% fue para equipos con fundadores de ambos sexos y el 89% restante fue para empresas creadas por hombres. Parece que, como explica la historiadora Mary Beard en su libro ‘Mujeres y poder’, la voz del poder sigue siendo masculina y eso hace que ellos parezcan más serios, más seguros, algo clave en la inversión. Por eso, acabar con los sesgos de género y las estructuras de poder tradicionales sigue siendo una tarea pendiente. Los datos avalan esa necesidad de igualdad y el buen hacer de las mujeres, también como emprendedoras: pese a la brecha en inversiones, según Boston Consulting Group, los negocios fundados por mujeres generan hasta más del doble de beneficios que los creados por hombres.