Kim Kardashian y el mal de la persona multitarea
La celebridad protagonizará una comedia, acaba de invertir en unas salsas gourmet y es la responsable de Skims y de SKKN by Kim. ¿Estamos valorando de más el workaholismo? ¿Acaso no hemos de aprender a frenar?
Es complicado, quizás imposible, que pasen un par meses sin que Kim Kardashian sea noticia por lanzar una nueva marca de moda, un producto de belleza, protagonizar una serie (así lo ha hecho en la última temporada de 'American Horror Story'), una película (acaba de salir la noticia de que será la protagonista de la comedia ‘The 5th Wheel’) o incluso invierta en una marca de salsas de trufa (esto es real). Por si fuera poco, continúa inmersa en sus estudios de abogacía, graba su reality y posa para tantas revistas que nos preguntamos cuántas horas tienen sus días. Pero esa no es la única duda que surge, sino la de si el síndrome de la persona multitarea no se le ha ido de las manos y sobre todo, si esta figura de la superwoman ajena a Marvel no es dañina para nuestra salud mental.
Intentar hacer demasiadas cosas a la vez provoca una suerte de obstrucción en la corteza prefrontal, el centro de control del cerebro, según investigadores del cerebro de la Universidad de Helsinki. El afán por hacer tantas cosas a la vez no es bueno para nuestra salud física ni para salud mental ni de hecho, para la productividad, en aras de la cual ponemos en marcha esa interminable concatenación de actividades. Estamos en una reunión de Zoom mientras revisamos el correo, enviamos un WhatsApp, preparamos el email que tenemos que enviar al terminar el meeting y tenemos la falsa sensación de estar siendo las reinas de la eficiencia, cuando lo cierto es que ninguna de las actividades que estamos poniendo en marcha están recibiendo la atención suficiente, porque la atención se torna líquida cuando hay tantas cosas a la vez. Así lo señala Julia Bell en ‘Atención radical’, un ensayo en el que se plantea qué perdemos cuando cedemos nuestra atención y cómo podemos transformar nuestra capacidad de atención en un elemento radical sin abandonarnos a una distracción infinita al servicio del poder y el capital de las empresas tecnológicas.
El mal de la hiper productividad
Diversos estudios señalan que la multitarea te hace perder hasta un 40% de productividad. Entonces, ¿por qué la sociedad nos fuerza a hacerlo todo? “Realmente nos forzamos nosotros mismos. Ha calado un mensaje social en el que se ha deshumanizado al individuo. Parece que su valor depende de su productividad. Antes el ser humano tenía un valor por su condición de ser humano, y ahora parece que el valor depende de aquello que es capaz de hacer o de sus atributos. La felicidad depende de eso, de alcanzar objetivos y de ser competente. La autoestima depende de lo que logramos, y como nadie quiere no ser feliz, se presiona para poder hacerlo todo y llegar a todo. Nos da miedo reconocer que no podemos y ponerle un límite a nuestra productividad, porque podría evidenciar que no es ningún valor. Desde esa dinámica, no nos atrevemos a decir que no, a decir que algo es demasiado”, explica a ‘Woman’ Buenaventura del Charco, autor de ‘Te estás jodiendo la vida’.
“Al final hay un coste de oportunidad: los recursos que invierto en una cosa se los estoy quitando a otra potencial. Al mismo tiempo, la atención que derivo hace que no haga las cosas de forma adecuada. Cuando veo que no soy capaz de hacerlom todo bien, esa sensación me genera ansiedad, y esa ansiedad hace que me vuelva más ineficiente, porque se libera cortisol. A la vez, la ansiedad afecta a la memoria y concentración. Volver a centrarnos en una cosa y poner todo el foco en ella hace que lo hagamos mejor, y se genera una sensación de competencia y de tranquilidad. Sin embargo, si distribuyo la atención, es difícil que lo haga todo bien y al final, ese fracaso hará que me angustie más”, dice el psicólogo.
Aprender a frenar
Un artículo publicado en ‘New Yorker’ ahonda en cómo el perfil que la revista ‘GQ’ preparó sobre Kim Kardashian, elegida “El hombre del año” (esto, al igual que el asunto de las salsas de trufa, tampoco es broma) ahonda en que “el ascenso de Kardashian, lejos de ser una racha de fortuna otorgada a un diletante indigno, es el ascenso cuidadosamente administrado de una adicta al trabajo que, de manera astuta e incluso innovadora, dirigió una tirolesa a través de enredaderas y flores carnívoras de la jungla de celebridades sensacionalistas y aterrizó en el valle del otro lado. El modelo de negocio de las Kardashian parece tener tres principios: hacer lo que otras personas no hacen, retener el control y nunca dejar pasar la posibilidad de obtener una licencia”, escribe Nathan Heller.
Aunque por supuesto es loable la hiper productividad de la celebridad, lo cierto es que vuelve a poner cierta carga en las mujeres. El mito de la superwoman y la cultura del “sí se puede, cueste lo que cueste” hace que muchas mujeres se sientan presionadas a estar a la altura de las expectativas, las propias y las ajenas, a hacer lo que se supone que deben hacer y a tener éxito en todos los ámbitos de su vida.
“A las mujeres del siglo XXI les ha tocado, además, el difícil papel de arrastrar aún los coletazos de los estereotipos y exigencias del papel de la mujer como figura que lleva la responsabilidad de la casa y los hijos y, a la par, luchar por su posicionamiento social y laboral. En este sentido, es habitual que las mujeres sientan presión por tratar de cumplir con ambos roles sin percatarse de que deben bajar los niveles de autoexigencia y llegar a un compromiso entre todas sus tareas”, dice el equipo de TherapyChat.
“Pensar que podemos con todo, cueste lo que cueste, puede ser una herramienta muy poderosa ya que nos ayuda a salir de nuestra zona de confort y enfrentar múltiples desafíos en la vida, a la vez que nos infunde ánimos cuando estamos a punto de desfallecer. Sin embargo, también tiene un lado sombrío; el exceso de positivismo y perseverancia puede llegar a ser contraproducente, llegando a afectarnos emocional y psicológicamente. Asimismo, cuando la motivación que nos impulsa viene determinada por las expectativas de otros o nos autoexigimos demasiado, podemos caer en la trampa del perfeccionismo olvidándonos que en realidad lo más importante es encontrar un equilibrio que nos permita crecer y sentirnos satisfechas con nosotras mismas”, comenta.
Lo realmente empoderador no es entrenar a las 6 de la mañana, ser la mejor en el trabajo, tener la casa impecable, meditar 20 minutos al día y tener tiempo para disfrutar con los nuestros, sino aprender a decir no. Conseguir decir “hasta aquí”. Abrazar los límites. El síndrome de la persona multitarea es un yugo, y no se nos ocurre nada mejor, ahora que se acerca la temporada de propósitos, que poner como meta la capacidad de frenar. Sí, mañana Kim Kardashian lanzará un nuevo proyecto o una nueva marca, pero no olvidemos que tiene un séquito de asistentes y tantos privilegios como negocios.
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