El evidente desgaste físico del príncipe Guillermo: el cáncer de Carlos III y la operación de Kate Middleton le han pasado factura

A lo largo del último mes los problemas de salud de Carlos III y Kate Middleton han acaparado toda la actualidad de la Casa Real Británica. El rey ha sido diagnosticado de cáncer a los 75 años tras enfrentarse a una operación debido a un agrandamiento de la próstata y la princesa de Gales se ha sometido a una cirugía abdominal de la que apenas han trascendido detalles y por la que estará apartada de sus deberes institucionales al menos hasta Semana Santa.

En esta situación, tanto la reina Camilla como el príncipe William se han convertido en protagonistas colaterales y ambos se han visto obligados a asumir parte de las labores públicas del soberano. Y ha sido precisamente en estas apariciones oficiales en las que todos hemos podido apreciar el evidente cambio físico que ha sufrido el heredero en las últimas semanas.

El cambio físico del príncipe William

Al suspender su agenda a consecuencia de la ‘baja’ de su esposa, el príncipe William pasó casi un mes apartado del ojo público. En concreto, estuvimos sin verle desde el 18 de enero (el único día que la prensa captó su llegada al London Clinic, el hospital donde estuvo ingresada Kate Middleton durante casi dos semanas) hasta el 7 de febrero, día en que volvió al trabajo para presidir una investidura en el Castillo de Windsor por la mañana y asistir a una gala benéfica por la noche.

Esta reaparición se produjo tan solo dos días después de que Buckingham anunciara el diagnóstico de cáncer del monarca; sin duda, un mazazo emocional para el príncipe Guillermo que, además, está lidiando con todo tipo de teorías y rumores sobre el estado de salud de su mujer, generados, en parte, debido al hermetismo con el que el Palacio de Kensington ha decidido tratar el asunto. 

Aunque su actitud continúa tan amable y cercana como siempre, parece que este mal momento personal que atraviesa se ha visto reflejado en su apariencia física: el cansancio se evidencia en sus ojeras y podría haber perdido peso ya que se le marcan más los pómulos, la nuez e incluso los omóplatos. 

Cuidar de sus hijos y de la Corona

Lo cierto es que el primogénito de Carlos de Inglaterra y Lady Di tiene por delante un gran reto puesto que, con la actividad pública de su padre paralizada por tiempo indefinido, será él quien se responsabilice de muchos de los compromisos de la Corona. Desde Buckingham insisten también en señalar la labor que ya están desempeñando tanto la reina Camilla como la princesa Ana, pero la realidad es que, mientras el monarca esté convaleciente, el príncipe de Gales tiene la oportunidad de demostrar cómo sería como rey.

Tanto es así que la prensa de Reino Unido ya se está planteando cuál será el nombre que elegirá cuando sea proclamado rey y, aunque él preferiría no pensar todavía en una posible abdicación, parece que toda esta presión mediática sumada a sus complicaciones familiares le está pasando factura. 

Al fin y al cabo, el príncipe de Gales está compaginando sus labor institucional con sus tareas familiares y su plan es seguir priorizando el bienestar de Kate y sus tres hijos, George, Charlotte y Louis, de quienes está especialmente pendiente ahora que la princesa está recuperándose.