¿Por qué los dermatólogos prefieren que uses un protector solar a diario en vez de productos de belleza con SPF?

Utilizar una crema facial o un maquillaje con SPF no suele ser suficiente si de verdad quieres frenar el daño solar. Abordamos el debate sobre la efectividad real de estos productos y lo que realmente necesitas, cada día, para proteger tu piel del sol.

Las condiciones de radiación dependen del entorno, pero hay que proteger la piel a diario: en la ciudad, en playa o en la montaña
Las condiciones de radiación dependen del entorno, pero hay que proteger la piel a diario: en la ciudad, en playa o en la montaña / Istock

Poco a poco mejoran los hábitos al sol, y el protector ya se ha generalizado como un must have del neceser de vacaciones. Sin embargo, para muchas personas todavía sigue siendo un cosmético de campo y playa, limitado a los meses de verano, obviando que el daño solar se produce todos los días del año, tanto en la ciudad como en la montaña, en la calle y en casa… La fotoprotección previene el envejecimiento precoz y refuerza las funciones defensivas de la piel frente a la radiación diaria, pero el uso regular de los protectores aún no está tan interiorizado. La clásica falta de cosmeticidad de estos productos (hoy ya superada por la mayoría de las firmas) está detrás de la reticencia de muchas personas a usar un fotoprotector a diario, optando, en el mejor de los casos, por cremas y maquillaje con SPF. Una forma quizás de acallar conciencias, pero que para los dermatólogos no es comparable, cuestionando la verdadera eficacia de estos productos. Puede que las cremas hidratantes y maquillajes con SPF proporcionen una primera línea de defensa, pero confiar únicamente en ellos es como construir un castillo de arena en medio de un temporal.

Con el SPF no se juega

La última moda en redes, ‘el cóctel SPF’, propone combinar protector solar con maquillaje, una propuesta para ahorrar tiempo y maximizar beneficios. Sin embargo, si los expertos ya dudan de la efectividad de las cremas hidratantes y maquillajes con SPF, mezclar unas gotas de protector solar con el corrector, el iluminador o la base puede comprometer aun más la protección. Los especialistas lo tienen claro: hay que usar el fotoprotector de forma aislada y a diario, sobre tu crema o suero favorito y antes del maquillaje. No merece la pena sacrificar la salud y seguridad de la piel por un ahorro de tiempo. El doctor Manuel Ballesteros, dermatólogo de IMR (Instituto Médico Ricart), explica que si de verdad queremos proteger la piel del sol hay cuestiones que no deberían pasarse por alto:

  1. La dosis. La etiqueta del SPF promete mucho, pero para que cumpla, debemos aplicar una cantidad adecuada. Se recomienda usar 2 mg/cm² de piel, es decir, una cucharadita solo para la cara y el cuello o seguir la ‘regla de los 2 dedos’, esto es, aplicar la cantidad que cubre el dedo índice y el anular en la totalidad del rostro ¿Cuántos de nosotros lo hacemos? “La mayoría de las personas tienden a aplicar una cantidad mucho menor cuando usan cremas hidratantes o maquillaje con SPF, lo que reduce significativamente la efectividad del SPF”.
  2. Escasa cobertura. Cuando usamos maquillaje o hidratantes con SPF no solemos aplicarlos de manera uniforme en todas las zonas expuestas al sol. “Por ejemplo, pueden omitirse áreas como las orejas, el cuello y la línea del cabello, lo que deja estas zonas vulnerables a la radiación UV”. El resultado es una protección inadecuada.
  3. Reaplicación insuficiente. ¿Cuántas veces reaplicas el maquillaje o tu crema habitual durante el día? Los protectores solares necesitan reaplicarse para mantener su efectividad, sobre todo después de nadar, sudar o secarse con una toalla.
  4. Grado de protección. Muchas cremas y maquillajes incluyen SPF 15 o 20, mientras que los especialistas recomiendan SPF 30 o 50 para una protección adecuada. Además, una buena protección ha de ser de amplio espectro. “Si bien muchas de estas cremas suelen proteger contra la radiación ultravioleta B, pueden no hacerlo para la luz azul o visible o la ultravioleta A”.
  5. Resistencia a la degradación. Estos productos no suelen ser tan resistentes a la degradación (por agua, sudor, roce…) como un fotoprotector clásico. El maquillaje con SPF puede desaparecer con el sudor o simplemente desvanecerse con el tiempo. Por eso, existe la tendencia entre los dermatólogos a recomendar fotoprotectores con color de SPF 50, ayudando así a disimular manchas o imperfecciones, pero siempre confiriendo una protección real a la piel.
  6. Posible conflicto de activos. Las cremas y maquillajes a veces contienen ingredientes adicionales como fragancias, conservantes y emolientes que pueden afectar la estabilidad y eficacia del SPF.

A cada piel, su protección

El doctor Ballesteros resalta la importancia de que la protección y el tratamiento de la piel respondan a sus necesidades específicas, algo que ya contempla la tendencia a la fotoprotección médica individualizada. Por ejemplo, un paciente con rosácea necesitará un fotoprotector con mayor fase grasa y filtros minerales, mientras que otro con acné requerirá un fotoprotector más fluido y no comedogénico. E insiste en aplicar el protector solar de forma generosa en todas las áreas expuestas al sol, sin olvidar orejas, cuello, o manos.

Ya no hay motivo para mirar con recelo las fórmulas protectoras y desterrar esas ideas preconcebidas de que provocan granos y brillos o dejan la cara blanca, motivos que suelen llevar a preferir cremas o maquillajes con SPF.  “En la actualidad han mejorado muchísimo cosméticamente, incluyendo algunos pigmentos minerales que confieren color al protector solar evitando así el empleo de maquillaje”, explica el dermatólogo. Eso sí, si eliges un fotoprotector con color, también debes aplicar la dosis recomendada. Porque una cosa está clara, el mejor fotoprotector es el que se usa. Según el recién publicado Observatorio Helicare 2024 sobre los hábitos al sol de los españoles, el criterio que más valoran los consumidores a la hora de elegir un fotoprotector es su textura y una cómoda aplicación. Y este es quid de la cuestión.

Por otro lado, se debe tener en cuenta que algunas cremas de tratamiento (antiaging, antimanchas, renovadores, antiarrugas…) cuentan con activos alfa o beta hidroxiácidos o retinoides que requieren aumentar la protección solar. En estos casos el uso de un fotoprotector de amplio espectro no es negociable si se quieren evitar quemaduras solares o hiperpigmentaciones secundarias. Además, para quienes buscan mayor hidratación o tratar patologías como el melasma, se recomienda aplicar un sérum o cremas despigmentantes antes del protector solar.

En cualquier caso y aunque las condiciones y la intensidad de la radiación UV pueden variar según el entorno, siempre hay que protegerse, teniendo en cuenta que en la montaña la radiación aumenta con la altitud, en la ciudad la contaminación agrava sus efectos y en la playa nos llega de forma directa e indirecta por el reflejo en la arena y en el agua.

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