El turismo del silencio es tendencia y sabemos la razón: ¿te animas a probar unas vacaciones diferentes?

El estrés y la agobiante vida urbana han creado el escenario perfecto para el auge de un nuevo movimiento turístico que está redefiniendo la forma de viajar, priorizando la tranquilidad, el bienestar, la conexión con el entorno y la búsqueda del equilibrio vital. Quien prueba, repite

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El universo del bienestar no deja de acoger nuevas tendencias que se hacen eco de los continuos cambios sociales y culturales. Inicialmente centrado en la salud física y el ejercicio, el 'wellness' ha expandido su alcance un enfoque integral que abarca desde prácticas holísticas de autocuidado hasta la nutrición consciente o el turismo de salud, con el fin de mejorar la calidad de vida. Dentro de esta transformación, acelerada tras la pandemia, ha surgido el turismo de silencio, una tendencia que invita a desconectar del ruido y el estrés cotidiano, buscando la paz y la renovación en entornos tranquilos. Una reacción al bullicio de los viajes de masas.

“El turismo de silencio es una forma de disfrutar de la actividad turística, orientada al descanso y a la relajación. Partimos de la base de que el modelo turístico actual está cambiando y cada vez es más importante disfrutar de un destino de una manera tranquila, sin prisas, a través de una inmersión total en la esencia del mismo. Los principales pilares sobre los que se asienta son el sueño, el silencio, la relajación y la meditación, directamente relacionada con disfrutar el aquí y el ahora”, explica José Miguel Balcera Barrero, técnico de turismo. Lo corrobora Vasco Gómes, general manager de OKU Ibiza: “El turismo silencioso encarna una filosofía de viaje que privilegia la atención plena y la tranquilidad. Es un viaje consciente, lento e intencional, de inmersión en el momento presente, que permite una profunda reflexión y saborear los lujos simples de la vida: el tiempo, el espacio y la naturaleza”.

El turismo de silencio es tendencia

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Este forma de viajar va más allá del turismo de spa y busca conectar con el entorno y la esencia del destino mediante una amplia variedad de actividades, desde experiencias naturales de observación, senderismo o baños de bosque hasta búsqueda de alimentos, meditación o rituales de bienestar. Se trata también de sumergirse en las artesanías y tradiciones locales, participar en ejercicios de desintoxicación digital y alojarse en lugares singulares.

La tendencia que está transformando las vacaciones

Como explica Gómes, el turismo silencioso es la contrapartida al torbellino de la vida moderna, digital y acelerada, que deja poco espacio para la quietud y la autoconciencia. Los viajeros buscan cada vez más oportunidades para desconectar.  “Una escapada de silencio conlleva múltiples beneficios físicos y psicológicos: encontramos paz, equilibrio emocional, desconexión y una estimulación total de los sentidos, convirtiendo la experiencia en algo inolvidable”, apunta Balcera.

Razones no faltan para que cada vez más personas busquen el silencio en las vacaciones. De ahí, por ejemplo, la demanda creciente del turismo rural o la imperante necesidad de vivir experiencias únicas en entornos poco masificados. “Gracias al auge de los ‘less known places’ el visitante tiene la posibilidad de formar parte de la esencia autóctona del destino de una manera más eficaz y emocionante”, comenta José Miguel Balcera.

Turismo del silencio en familia

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De hecho, Vasco Gómes señala que el aumento en la demanda de turismo silencioso inspiró la creación de OKU, cuyo nombre, que significa "espacio interior" en japonés, refleja el compromiso de ofrecer lugares para la reflexión y la exploración. “Siguiendo el principio wabi-sabi, que encuentra belleza en la imperfección y la naturaleza, observamos un deseo creciente de retornar a las raíces y adoptar una vida más espiritual en un mundo dominado por las conexiones digitales”. Por eso, sus huéspedes, predominantemente jóvenes profesionales inmersos en el mundo digital, buscan en sus vacaciones un reencuentro consigo mismos, priorizando la salud, el bienestar y las experiencias que les ofrecen un respiro en sus vidas aceleradas.

No solo los jóvenes profesionales, sino que como apunta Balcera, también parejas de mediana edad y familias con niños buscan esos entornos donde el silencio y la tranquilidad les permitan escapar del estrés de las grandes ciudades.

Sin embargo, como sucede con las modas, el crecimiento de esta tendencia presenta desafíos. A medida que gana popularidad, puede masificarse y perturbar incluso los destinos más remotos. La solución, según Vasco Gómes, pasa por gestionar el turismo de manera sostenible, promoviendo prácticas responsables e implementando medidas para proteger y preservar los entornos frágiles. Opinión que comparte Balcera, quien apunta además otro desafío: el posible aumento de precios debido a la alta demanda y la escasa oferta.

El turismo de silencio, un viaje hacia la sostenibilidad y el bienestar

Según José Miguel Balcera, la sostenibilidad es un pilar esencial en el turismo del silencio. Esta tendencia ambientalmente consciente se basa en el uso de energías renovables, productos ecológicos y la implementación de las "3 R" (Reducir, Reutilizar y Reciclar).

“Promueve naturalmente la apreciación ambiental y el respeto cultural”, y este enfoque, dice Vasco Gómes, implica desde comer productos de la granja a la mesa o pescar tu propia cena hasta participar en tradiciones y rituales que preservan el patrimonio así como impulsar el cuidado de la naturaleza, limpiando playas o manteniendo el paisaje. De esta forma, se ayuda a preservar tanto el medio ambiente como las comunidades locales, asegurando su prosperidad para las futuras generaciones.

El primer paso para iniciarse en este movimiento turístico es cambiar la mentalidad. Gómes recomienda buscar un alojamiento con experiencias de calidad y conexiones locales, viajar en temporada baja y contemplar el viaje como una oportunidad para reconectarse con la naturaleza y con uno mismo.

Esta nueva forma de viajar, lejos de ser una moda pasajera, parece que ha venido para quedarse. Está impactando especialmente en las zonas rurales, pero también, apunta Gómes, ha transformado los hoteles en centros de autodescubrimiento, con una creciente demanda de programas de bienestar, spas e instalaciones holísticas.  En un mundo cada vez más digital y agobiante, las personas buscarán formas de reconectarse con sus raíces a través de experiencias silenciosas, reflexivas y enriquecedoras, concluyen los expertos.