¿Has sufrido una quemadura solar? Guía de primeros auxilios para tu piel y consejos expertos para su recuperación

¿Te has pasado con el sol y ahora tu piel se resiente? Si está enrojecida, tirante y pica, necesita unos cuidados especiales. Descubre cómo aliviar los síntomas y recuperar la piel, desde una correcta hidratación y fórmulas reparadoras hasta los alimentos clave

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Ya sea por descuido, porque no aplicaste bien el protector solar, porque buscabas un bronceado rápido o porque intentaste trabajarte el callo solar y te pasaste de tiempo… si tu piel ha sufrido las consecuencias y enrojece, tira, pica, escuece y está sensibilizada, es el momento de aplicarle unos primeros auxilios que alivien los síntomas y continuar con unas atenciones especiales.

“Hay que tener en cuenta que una quemadura solar se produce porque hemos estado bajo el sol más tiempo del que nuestra piel tolera con sus mecanismos de protección natural (la melanina, el pigmento de la piel, es la principal barrera de protección) y como consecuencia se produce el daño sobre las células de la piel con la reacción inflamatoria correspondiente”, explica la doctora Isabel del Campo, directora médica del Instituto de Dermatología Integral (IDEI).

Una vez que se ha producido la quemadura, no hay marcha atrás, el daño solar está hecho. Por eso siempre es mejor optar por la prevención. Y la primera medida, señala la especialista, es el uso del protector solar durante todo el año. En los meses de mayor radiación (primavera y verano) recomienda emplear factor 50, que se puede reducir al 30 en otoño e invierno, aunque si practicas deportes de invierno como esquí o el snow, también debe emplearse un protector solar del 50, ya que la nieve hace efecto espejo multiplicando la acción de la radiación solar. De igual forma, aplica la misma regla para deportes acuáticos.

Siempre debes evitar el sol en las horas centrales del día incluso si está nublado, porque aunque percibamos el calor con menos intensidad, la radiación atraviesa las nubes.

Además, algo que solemos obviar y es importante para prevenir males mayores, es leer atentamente los prospectos de los medicamentos que estemos usando, ya que algunos son fotosensibilizantes y pueden agravar los efectos del sol sobre la piel, incrementando el riesgo de padecer un cáncer de piel en el futuro, advierte la doctora del Campo.

Por último, no te saltes las revisiones dermatológicas anuales para revisar o detectar posibles lesiones de manera precoz.

Además, las personas con piel muy sensible, o con fototipos I y II (que suelen tener la piel, los ojos y el cabello muy claros) que se queman siempre y no se ponen morenos deben evitar la radiación solar directa durante todo el año. “Esto es especialmente importante en quienes han tenido un cáncer de piel previo”, concluye la directora médica del Instituto de Dermatología Integral.

Salir al rescate

Si, a pesar de todo, te has quemado, lo primero que debes hacer si la piel está caliente, enrojecida e, incluso, dolorida, lo primero que recomienda la doctora es aplicar frío localmente sobre la zona afectada mediante el uso de paños fríos empapados en agua, manzanilla o caléndula (con propiedades calmantes y antisépticas). Cambia los paños según se vayan calentando para que la piel se vaya calmando.

Las duchas de agua fría aportan también un primer alivio, pero deben realizarse con poca presión, ya que si el agua tiene mucha fuerza podría aumentar el dolor o rasgar la piel de la zona afectada.

Posteriormente, utiliza un aftersun que contenga principios activos que, además de refrescar, ayuden a regenerar y reparar la piel, como puede ser el aloe vera, o cremas humectantes no perfumadas.

Por supuesto, si la quemadura es grave, o aparecen ampollas o el dolor es muy intenso, se debe acudir a un especialista para pautar un tratamiento médico.

Tiempo de recuperación

Las medidas anteriores son solo el primer paso de un plan de acción que apoye la correcta recuperación de la piel. Estos son los consejos de la doctora Campos:

  • No exponerse al sol hasta que la quemadura se haya curado por completo.
  • No tirar de la piel si se pela, ya que se pueden desarrollar heridas que sean puerta de entrada a bacterias y otros agentes infecciosos.
  • No exfoliarse porque se puede provocar pequeñas heridas por erosión en una piel todavía afectada por daño solar.
  • No frotarse la piel en la ducha para evitar un efecto exfoliativo.
  • Secarse la piel con pequeños toques suaves, sin friccionar.
  • Utilizar un fotoprotector con el SPF más alto siempre que haya exposición solar
  • Evitar el sol en las horas centrales del día.
  • Emplear ropa y sombreros o gorras que tapen no solo la zona donde se produjo la quemadura sino también la mayor parte del cuerpo.       

Desde el interior

La hidratación interior es esencial para la regeneración celular. Con la quemadura solar, el cuerpo se deshidrata para mantener la temperatura mediante el sudor, por lo que beber agua es fundamental. Además, se pueden consumir frutas y verduras ricas en agua, como melón, sandía, tomate y pepino. También, continúa la doctora del Campo, es importante complementar la hidratación con alimentos ricos en antioxidantes, colágeno, vitaminas C y E, y minerales como el selenio, que protegen y mejoran la salud de la piel. “Los alimentos de colores rojo, amarillo y naranja son especialmente beneficiosos por su contenido en betacarotenos y polifenoles”. Asimismo, los probióticos con Lactobacillus acidophilus son recomendables para prevenir el fotodaño y el fotoenvejecimiento.

Existen remedios caseros muy extendidos que, lejos de aliviar, pueden resultar contraproducentes. La doctora Isabel del Campo nos recuerda los mitos más populares que deberíamos desterrar:

  • Aplicar pasta de dientes, mantequilla, barro, que están totalmente desaconsejados.
  • Usar aloe vera directamente de la planta, porque puede contener sustancias no visibles que provoquen una reacción cutánea. El aloe vera debe estar previamente tratado en forma de crema o gel.
  • Aplicar productos con alcohol o benzocaína entre sus ingredientes, ya que pueden irritar la piel y agravar la quemadura.
  • Arrancar la piel quemada. Pueder ser un foco de infección bacteriana y, además, la piel “nueva” está todavía sensible, que la hace más susceptible a una nueva quemadura.
  • Solo se queman las pieles muy claras. Todas las pieles se queman si permanecen expuestas al sol durante mucho tiempo sin protección.
  • Quemarse la piel es solo un daño a corto plazo. El daño solar es acumulativo y aumenta el riesgo de desarrollar un cáncer de piel en un futuro, así como un envejecimiento prematuro.