¿Por qué deberías incluir antioxidantes en tu rutina cosmética de noche? Los dermatólogos te lo explican
Sabemos que lo antioxidantes son los mejores amigos de la piel en verano, también fieles guardianes cutáneos durante el día, pero lo que posiblemente no sepas es que también pueden ser sus mejores compañeros de cama.
En cosmética, los antioxidantes se han consolidado, por derecho propio, como los mejores aliados de nuestra piel durante el día, especialmente en verano. Son los ingredientes estrella de las rutinas de belleza estivales, ya que, junto con los fotoprotectores, refuerzan la estrategia defensiva de la piel frente al aluvión de radicales libres que la atacan desde todos los flancos. Incluir en nuestra rutina diaria un cosmético con vitamina C, vitamina E, ácido ferúlico, resverastrol o astaxantina, entre otros antioxidantes, es un gesto que hemos interiorizado antes de pisar la playa. Lo tenemos claro: los antioxidantes ayudan a la piel a protegerse de la mala influencia del sol. Sin embargo, su función no se limita solo a esto, porque son muchas las situaciones en las que la piel debe ponerse a la defensiva. “Los antioxidantes combaten la acción de los radicales libres producidos durante el día, principalmente por el sol, pero también por otros factores como la contaminación, el estrés o la dieta. Al combatir estos radicales libres actuamos evitando el estrés oxidativo que ejercen en las células y el fotoenvejecimiento asociado a ello”, comenta la doctora Rosa del Río, especialista en dermatología clínica y estética y colaboradora de IT Cosmetics.
A pesar de su importante labor en la prevención del envejecimiento prematuro, la formación de manchas, las arrugas, la flacidez, la inflamación y numerosas patologías cutáneas, los antioxidantes suelen estar marginados en los rituales de cuidado de la piel de noche. Pero los radicales libres, incluso los generados por los rayos UV, no duermen. De hecho, se ha demostrado recientemente que aun cuando dejamos de estar expuestos al sol, incluso hasta 24 horas después, se sigue produciendo daño en el ADN celular. Por lo tanto, tiene todo el sentido integrar antioxidantes en la rutina de belleza nocturna.
¿Por qué usar antioxidantes por la noche?
“Las células de la piel están en constante renovación, pero hay estudios que demuestran que ésta es mucho mayor durante la noche, alcanzando su pico máximo de activación entre las 23:00h y las 4:00 de la madrugada. Es por esto por lo que los antioxidantes son necesarios no solo durante el día, cuando estamos expuestos a los estímulos externos que producen radicales libres, sino también durante la noche, que es el momento en el que más se reparan estos daños acumulados durante el día” argumenta la doctora Lola Conejo-Mir, dermatóloga del GEDET. En verano, prosigue esta especialista, la radiación solar es más intensa, hay más horas de sol y culturalmente pasamos más horas al aire libre, circunstancias que favorecen mayor producción radicales libres que en invierno.
Según comenta el dermatólogo Carlos Morales Raya para Skinceuticals, aplicar antioxidantes por la noche es beneficioso para potenciar ese proceso reparador, neutralizando los radicales libres que pueden interferir con la regeneración celular. De esta forma ayuda a revertir el daño celular, a retrasar el envejecimiento y, en última instancia, mejorar la salud general de la piel. “Además, los antioxidantes pueden estimular la producción de colágeno y elastina, proteínas esenciales para la estructura y elasticidad de la piel y cuya degeneración son la causa principal del envejecimiento cutáneo. Esto no solo ayuda a reparar el daño existente, sino que también fortalece la piel para resistir futuros daños”, añade el especialista.
En buena compañía
Existen estudios que demuestran que el uso de antioxidantes por la mañana y por la noche mejora la calidad de la piel, su elasticidad y su textura, así como las manchas y las rojeces, asegura la doctora Conejo-Mir. Es más, recomienda combinarlos en la rutina nocturna con retinol o bakuchiol (la alternativa vegetal al retinol) para aumentar la renovación de la piel y la producción de colágeno, con ácido hialurónico para hidratar y mejorar la elasticidad cutánea, o bien con alfahidroxiácidos, para conseguir un efecto peeling y mejorar su textura. “Podríamos combinar un antioxidante como la niacinamida con un alfahidroxiácido (por ejemplo, el ácido glicólico o el ácido mandélico) en pieles con tendencia grasa, o bien el ácido ascórbico (vitamina C) con un retinol, retinal o bakuchiol en pieles más dañadas. Si nuestra piel es sensible, a veces es necesario aplicarlo con menor frecuencia, y alternarlo con productos reparadores a base de hialurónico, ceramidas o pantenol (vitamina B5)”, propone la doctora Conejo-Mir.
¿Retinol y antioxidantes? Pues aunque la combinación pueda resultar controvertida a tenor de lo que se lee a veces en las redes, los dermatólogos afirman que ambos activos, bien dosificados y prescritos, pueden constituir una pareja muy bien avenida. “El retinol es un potente ingrediente antienvejecimiento que promueve la renovación celular y la producción de colágeno, mientras que los antioxidantes protegen las nuevas células y potencian los efectos regeneradores del retinol. Sin embargo, es importante introducir estos productos gradualmente y consultar con un dermatólogo para evitar posibles irritaciones”, explica el doctor Morales Raya. Otra opción, señala la doctora Rosa del Río, es utilizar el retinol y los antioxidantes en días alternos.
Concretando: Carlos Morales Raya propone una rutina nocturna, sencilla pero sensata, que maximizaría los beneficios de los antioxidantes y otros ingredientes activos. Sugiere la aplicación de un suero antioxidante después de la limpieza y previamente a los tratamientos específicos con activos ‘transformadores’ como el retinol, hidroxiácidos o ácido azelaico, finalizando siempre con una crema hidratante para mejorar el estado de la barrera cutánea y que puede incluir también prebióticos, ya que ayudan a restaurar la microbiota de la piel que puede verse alterada durante el día por la contaminación y el exceso de radiación. Esta combinación ayuda a reparar y proteger la piel, al tiempo que la prepara para enfrentarse a los desafíos diarios, manteniéndola saludable y radiante.