Kate Middleton recicla uno de sus abrigos más emblemáticos para la coronación de Carlos III en Escocia

Apenas dos meses después de que tuviera lugar la multitudinaria ceremonia de coronación en la abadía de Westminster, Carlos III ha vuelto a ser coronado el miércoles 5 de julio en Escocia. En un acto mucho menos mediático que se ha visto en parte empañado por las protestas antimonárquicas que se han sucedido en las inmediaciones de la catedral de Edimburgo, el rey ha recibido tras el rito una espada, un cetro y la corona que portó María I de Escocia en el año 1543. 

No ha estado presente en esta ocasión el príncipe Harry ni tampoco la mujer de este, Meghan Markle. Sí lo ha estado, en cambio, el hijo mayor del rey, el príncipe Guillermo, así como su esposa Kate Middleton, quien de nuevo ha acaparado gran parte de las miradas a su llegada.

A diferencia de en la primera de las ceremonias de coronación en la que escogió un look para la historia compuesto por un vestido blanco, una diadema con motivos vegetales a juego con la de su hija Charlotte y un manto que representaba la máxima distinción del reino Unido, la de la Real Orden Victoriana, para este segundo culto ha optado la princesa de Gales por llevar el color azul desde los pies hasta la cabeza.

Así hemos podido ver a Kate Middleton reciclar el abrigo de largo tres cuartos firmado por Catherine Walker que lució el pasado mes de abril en la misa de pascua con su comentada manicura roja y que también había lucido en el 2022 durante una misa con motivo del día de la Commonwealth.

La elegante prenda la ha lucido acompañado esta vez de un singular tocado de Philip Treacy en el mismo intenso tono cobalto con acabado brillante, una cartera de mano festoneada y unos zapatos de tacón de diseño clásico.

Las grandes protagonistas del estilismo de Kate Middleton han sido sus joyas. Los pendientes de perlas que se dejaban ver gracias al sofisticado peinado en el que ha recogido su cabello pertenecieron a su suegra, Lady Di, a quien por cierto había rendido homenaje el día anterior durante su asistencia al torneo de Wimbledon gracias a un conjunto de Balmain formado por una blazer verde y una falda plisada blanca que perfectamente podría haber lucido la princesa Diana porque cumplía al dedillo con su estilo.

Por su parte, la dueña de la gargantilla de perlas de cuatro hilos con un broche de diamantes en el centro no era otra que Isabel II. Un collar muy especial que tiene una fuerte carga simbólica ya que es el mismo que utilizó en el funeral de estado por la reina en septiembre del año pasado.