Así fueron los vestidos de novia de Isabel Preysler para sus tres bodas, ¿la mejor inspiración para Tamara Falcó?

La cuenta atrás para la boda del año ya ha comenzado. Tras su sonada ruptura y su aún más sonada reconciliación, Tamara Falcó e Íñigo Onieva pasarán por el altar el próximo 8 de julio, con una ceremonia en la finca El Rincón de la que se están cuidando todos los detalles. Y, como en todo enlace, su vestido (o vestidos) de novia está generando una gran expectación. 

Por ahora sabemos que será obra de la firma Sophie et Voilà, cuyo atelier en Bilbao ya ha visitado para dar forma a un diseño “muy difícil, que no todo el mundo va a entender”, según ella misma comentó en El Hormiguero. De hecho, ni a su hermana Ana ni a su madre le habría convencido la pieza en un primer momento, aunque con los últimos retoques Isabel Preysler no solo parece haber entendido el concepto, sino que además “le encanta”. 

Sin duda, la ‘celebrity’, considerada una de las mujeres más elegantes de España, tiene mucho que aportar en esta materia, ya que ella misma se ha casado en tres ocasiones con tres looks nupciales radicalmente opuestos entre sí. Los repasamos. 

La mediática boda con Julio Iglesias

El 20 de enero de 1971 y tan solo siete meses después de iniciar su relación, una jovencísima Isabel Preysler de 19 años se unió en matrimonio con Julio Iglesias en La Quinta de Illescas, una conocida finca en la provincia de Toledo a la que asistieron un buen número de famosos (Lola Flores, Manuela Vargas, Matías Prats…). 

Por aquel entonces, él ya tenía una sólida carrera en el mundo de la música a sus espaldas y ella, llegada desde Manila un par de años atrás, se había hecho un hueco entre la ‘jet set’ madrileña. El enlace despertó tal interés mediático que la prensa acudió en masa, lo que incomodó a novios e invitados. “Fui la novia más triste, llorando casi toda la ceremonia. Hasta el sacerdote estaba sorprendido”, desveló tiempo después.

Años más tarde, Isabel confesó que la banda de la cintura de su vestido de novia, diseñado por Pedro Rodríguez, ocultaba su embarazo de Chábeli, que nació ocho meses después y fue la razón de su precipitada boda. El diseño, clásico, de corte recto y perfecto para el invierno, se confeccionó en crepé de seda y contaba con cuello perkins y mangas largas rematadas en volantes. Un velo de tul y un ramo de solo tres flores remataban el estilismo, para el que apostó por un moño y un maquillaje en el que destacan sus sombras de ojos, a la moda de la época.

Isabel y Julio se convirtieron en la pareja del momento y en los siguientes cinco años tuvieron otros dos hijos: Enrique y Julio José. Sin embargo su historia acabó en 1978, con un divorcio que, de nuevo, llenó las portadas del papel cuché. 

La boda secreta con el marqués de Griñón

Un par de años más tarde, la ‘celebrity’ volvió a pasar por el altar junto a Carlos Falcó, marqués de Griñón. Fue el 23 de marzo de 1980, en la capilla de la ermita de Malpica de Tajo (Toledo) y, quizás aprendida la lección, se celebró en la más estricta intimidad, sin la asistencia de la prensa y solo ante los amigos y familiares más cercanos; eso sí, con la actuación estelar de Los del Río. 

Para la deseada ocasión (ambos tuvieron que esperar un tiempo para conseguir la nulidad de sus anteriores matrimonios religiosos) Isabel escogió un vestido de color salmón pálido con encaje en el pecho realizado por el diseñador Jorge Gonçalves, con cuello y mangas de estilo isabelino y falda ‘midi’ plisada. Según recogieron las revistas cuando trascendió la noticia, ella misma se ocupó de organizarlo todo e incluso se peinó sola para evitar que se filtrara la fecha a los medios, motivo por el que no tenemos documentos gráficos del momento.

Fruto de aquella relación nació Tamara Falcó y tras meses de rumores, su ruptura se hizo oficial en 1985.

Su boda civil por sorpresa con Miguel Boyer

Solo dos días después de que el aristócrata saliera de la casa familiar, hizo su entrada Miguel Boyer, lo que confirmó que su historia venía de tiempo atrás. Ambos se habían conocido en 1982, cuando él todavía no era ministro de Economía y Hacienda con el gobierno de Felipe González, pero sí un hombre casado, al igual que ella. 

Cuando los dos pusieron fin a sus compromisos anteriores dejaron de ocultar su noviazgo y se casaron por sorpresa el 2 de enero de 1988, con una ceremonia civil en los Juzgados de la calle Pradillo de Madrid oficiada por un jueza a las 9 de la mañana y con la única presencia de los dos testigos imprescindibles para la validez del matrimonio. Aunque fue un evento discreto, no logró pasar desapercibido para los paparazzi, que inmortalizaron una nueva elección nupcial poco convencional: un conjunto de chaqueta y falda corta en color oscuro con remates de visón y mangas afaroladas. Un año y pico después llegó al mundo Ana Boyer, la benjamina de la familia. 

En este caso sí que se cumplió el ‘hasta que la muerte os separe’, ya que su relación duró hasta el final de la vida del político y empresario, que falleció a causa de una trombosis pulmonar en 2014. 

La ausencia de boda con Mario Vargas Llosa

Un año después de la triste noticia, Isabel emprendió una nueva etapa junto al escritor Mario Vargas Llosa. El ganador de un Premio Nobel de Literatura y la ‘reina de corazones’ compartieron su vida desde junio de 2015 hasta las Navidades de 2022, cuando anunciaron su ruptura. 

En ese tiempo se dejaron ver juntos en diferentes alfombras rojas y ‘photocalls’, pero nunca pasaron por el altar, aunque él lo intentó en varias ocasiones. “A estas alturas de mi vida no me hace falta casarme”, relató Isabel en una entrevista. “Estamos maravillosamente bien como estamos. Somos muy felices así y, por el momento, no vemos la necesidad de cambiar nuestra situación. Mario me ha pedido que me case con él, pero aún no le he respondido. Nada está descartado en nuestro futuro. Todas las opciones son posibles”, señaló entonces.