Directos al paraíso de Mauricio

El éxodo hacia el norte, buscando el fresco, ha sido una constante en la era turística postCOVID. Pero pocos piensan en el hemisferio sur, donde ahora es invierno. Tampoco se trata de aguantar las olas de frío polar de Buenos Aires o los vientos gélidos de Auckland (esta semana con máximas de 10 grados). Existe un punto medio en destinos con clima tropical. Mauricio es un buen ejemplo de temperaturas suaves durante esta temporada (siempre entre los 25-28 a mediodía) y el perfecto “inicio” (o perfeccionamiento) para los que visitan un destino de sol y playa. Una naturaleza dramática (colinas y picos verdes que parecen morir en el mar y que invitan a la exploración, la bici de montaña y el trecking...), unos mares prístinos (ideales para deportes náuticos incluyendo kite, surf, submarinismo…) y una cultura/gastronomía que es fruto de un histórico cruce de culturas (estamos en un punto estratégico -comercio, geopolítica…- del Océano Índico) son solo algunos de sus muchos atractivos.

Si con todo esto no tuvieras alicientes suficientes la compañía Iberojet ofrece vuelos directos Madrid-Mauricio-Madrid hasta el 24 de septiembre (con una atenta y estupenda tripulación). Para hacer centro de operaciones en ambas costas, y descubrir ambos destinos, nos decantamos por los hoteles Long Beach y Sugar Beach (la línea aérea ofrece paquetes con todo incluido con vuelo y alojamiento) en la costa Oriental y Occidental respectivamente.

Long Beach/ Costa Este

Long Beach destaca por su diseño contemporáneo, colorista y divertido. Las funcionales habitaciones y suites son generosas (amplios baños, zonas de estar, armarios/vestidor, algunas con acceso directo a la playa -más de un kilómetro de arenal, de ahí lo de "long"- y/o al jardín -más de 60 hectáreas de terreno-…) y cuentan con vistas al mar o a sus extensos jardines y eternas piscinas (una de ellas infinity, solo para adultos, donde ver los mejores atardeceres).

Una plaza (a modo de gran patio abierto) actúa de “meeting point” para tomar una copa antes de cenar, escuchar un concierto de música en vivo o aprender a bailar “sega” (el baile tradicional mauriciano). Cuenta con zonas de estar para picar algo, disfrutar un cóctel o simplemente sentarse a charlar antes o después de comer.

También es el distribuidor natural de sus restaurantes como el de cocina japonesa moderna (una suerte de izakaya actual con una cuidada gastronomía nipona) Hasu, el panoriental (con un especial foco en las cocinas del Sudeste Asiático) llamado Chopsticks, el buffet tematizado Le Marché (también para los desayunos) o la coctelería Shores Bar con vistas a un césped inmaculado que se pierde en el océano.

El hotel cuenta con un extenso programa de actividades (ellos lo llaman Come Alive Collection) que unen experiencias, cultura, medioambiente… Un buen ejemplo es la visita al mercado local de Flacq para hacer la compra con los chefs con los que luego se preparará una auténtica comida mauriciana, con ingredientes que no pueden ser más frescos y de Kilómetro 0.

Otro plan es el Biodiversity Trail que muestra la flora local (más de 500.000 plantas y árboles), el huerto propio del hotel y su programa de conservación de las abejas como polinizadoras, embajadoras de la biodiversidad y como productoras de la miel del hotel. Un camino entre plantas aromáticas dirige hacia el spa que cuenta con su bar de “tónicos naturales” a modo de elixires en versión cóctel (sin alcohol) con diferentes beneficios terapéuticos y medicinales.

El spa, entre el murmullo de sus fuentes y el canto de aves exóticas, dispone de enormes cabinas (una de ellas con bañera japonesa) con vistas a un lago sumergido entre exuberante vegetación tropical. En sus salas se realizan tratamientos a parejas (el destino es muy popular para lunas de miel) o en solitario, siempre a través de las expertas manos de sus terapeutas. Atención a su extenso hammam y a sus programas inmersivos de wellness. El hotel cuenta con gimnasio, Kids Club, Teens Club y decenas de actividades deportivas gratuitas en tierra (volley playa, fútbol, escalada, mini golf, badminton, ping pong, tenis…) o en el mar (windsurf -en esta costa hay más viento que en la Oeste-, paddle surf, “pedaletas”, kayaks, hobie cat, snorkelling…). Un planazo para vacaciones en familia.

Sugar Beach/ Costa Oeste

Sugar Beach es un cinco estrellas que actualiza el concepto de arquitectura colonial con un estilo “rustic beach” como si estuvieras en tu propia casa de la playa (o en la de unos amigos ricachones). Con un lobby que habla de contemporaneidad y pasado por un sutil (y elegante) equilibrio. Sus balcones se asoman a las piscinas y enormes jardines.

El resort despliega renovadas habitaciones y suites, con un estilo acogedor y “limpio”, con vistas al mar las más altas (se distribuyen en “chalets” de dos pisos) y con acceso directo a sus impresionantes y cuidados jardines de estilo francés (sí, pasaron por aquí) o al mar (las que están debajo, con un pie en el arenal blanco como el azúcar que le da nombre).

De su oferta culinaria destaca el Buddha Bar (el mismo que el de París) cuya versión “Beach” se instala aquí (cuenta con sucursales de este tipo en otros destinos vacacionales playeros como Mykonos -Grecia-, Porto Montenegro -Montenegro-, Mazagan -Marruecos-, Bodrum -Turquía- o Abu Dhabi -EAU-). El espacio mira a la extensa playa y al océano entre piscinas a modo de orgánicos lagos (2.000 m2 de aguas, más alejada se encuentra la piscina solo para adultos) salpicados de inalcanzables palmeras. Garantizadas las mejores puestas de sol del país acompañada de cócteles a medida (¡también organizan talleres de mixología!) y música en vivo (desde DJs y grupos musicales y de baile que se suceden a lo largo de la noche). Su restaurante presenta una mimada cocina asiática (que no falten sus rolls y niguiris) con guiños internacionales.

El otro outlet foodie es Citronella´s Beach Lounge Restaurant, que basa su carta en guiños a la culinaria italiana y al lifestyle mediterráneo con pastas, carnes y pescados a la parrilla. Lo mejor es acabar la velada junto a su fuego en pleno arenal (sí, es invierno aquí, y por la noche te hará falta hasta una chaqueta de verano). Por último, el trabajado e inabarcable buffet de Sugar Beach se llama Le Patio (la cocina de inspiración India es muy reseñable, también los mariscos al grill) que hace las veces de desayunador por las mañana. El resort cuenta con un Tea Room (haciendo gala del estilo colonial ingleses) junto a la zona de recepción.

Las actividades de este cinco estrellas son muchas también. Desde crear tu propio perfume en el L’atelier des Sens (que queda registrado y se puede encargar online), un tratamiento de belleza en su Beauty Bubble (una burbuja-salón a pie de playa), un snorkelling guiado en el arrecife circundante o una partida de Crazy Croquet (en las verdes praderas que separan y distribuyen los edificios de habitaciones) con gin&tonics y música en vivo de estilo jazz (sin duda un planazo) son solo algunas divertidas (e “instagrameables”) experiencias.

Como en el caso anterior, también cuenta con infinidad de actividades deportivas y gimnasio además de club para niños y teenagers. ¡Ah (last but not least), el staff de ambos resorts no puede ser más profesional y comprometido para que todo vaya de lujo! ¡De matrícula de honor!

Otros planes

Además de estos dos hoteles otros recomendables son Ambre y La Pirogue. Este último es la continuación natural del hotel Sugar Beach ya que comparten playa (y uso de instalaciones). Evidentemente, todos ellos ofrecen vistas al mar y cuentan con estupendos y nutridos servicios. En la isla se pueden disfrutar de otros planes que organizan todos estos hoteles como visitar la Ile Aux Cerfs (Isla de los Ciervos, en su momento los tuvo) donde disfrutar de su playa privada y chiringuito.

También cuentan con alojamiento en burbujas que permiten dormir, literalmente, bajo las estrellas o jugar al golf en uno de los campos más deseados del mundo. Otro plan es visitar el parque de aventuras con tirolinas y recorridos en quad La Vallée des Couleurs, entre cascadas y naturaleza exuberante. Si pasas por la capital Port Louis y quieres conocer su historia una buena idea es hacerlo con un “food tour” de Taste Buddies que realizan recorridos parando en puestos de “street food” (todos seguros e higiénicos) para enteder el mestizaje cultural local (India, China…).

Para más info del destino visita la web oficial de Turismo de Mauricio.