La natación salvaje o 'wild swimming' es tendencia este verano

Si el agua es tu elemento, la natación salvaje es otra forma de acercarse y vivir la naturaleza practicando tu deporte favorito. Quien prueba, repite. Sin embargo, esta modalidad tiene sus propios requerimientos y conviene respetarlos

La natación salvaje o wild swimming es tendencia ¿Te animas a practicarla este verano? Estas son las claves
La natación salvaje o wild swimming es tendencia ¿Te animas a practicarla este verano? Estas son las claves / iStock

La natación salvaje está de moda. Este ejercicio, practicado desde el principio de los tiempos, hasta que se inventaron las piscinas, además de ser tendencia ha sido declarado, por el Instituto Global del Wellness como una de las principales tendencias de bienestar de 2023. “El wild swimming es una disciplina deportiva que se basa en nadar en aguas abiertas, generalmente en el mar, ríos o lagos”, resume Mari Carmen, coordinadora de Fitness de Club Metropolitan Sevilla, quien confirma que este deporte ha ido ganando popularidad hasta convertirse en disciplina olímpica, incluirse en triatlones y contar maratones propios de natación. “Se caracteriza por la resistencia y fuerza física que requiere al llevarse a cabo en lugares donde colisionan los fenómenos de la naturaleza propios de mares, lagos y ríos junto con el cuerpo humano”.

No es lo mismo nadar en piscina que hacerlo en aguas abiertas. Además del espacio físico donde se desarrolla la actividad, la práctica de la natación salvaje implica ciertos riesgos de los que la piscina convencional queda exenta, ya que el agua está regulada por un mecanismo que podemos alterar a nuestro gusto, comenta la portavoz de Metropolitan Sevilla. “Generalmente, el agua de una piscina cuenta con un pH adecuado para las pieles humanas, además de contar con distintos medios para su desinfección. En determinados casos, puede incluso regularse su temperatura”. Por el contrario, en el caso del wild swimming, al realizarse en espacios naturales, es difícil tener dicho control- Por ejemplo, la temperatura queda a manos de los procesos propios de regulación del agua, lo mismo que el pH. Es más, “uno de los grandes riesgos del agua de los espacios abiertos es que puede contener alteraciones químicas, fruto de los vertidos tóxicos de fábricas o bien desechos que han ido avocándose en el mar abierto, con el consiguiente riesgo de infección”. Tomar medidas y estudiar de forma minuciosa las condiciones del lugar donde se vaya a nadar permite efectuar la actividad sin problema alguno.

Para Miriam Barco, responsable del área de piscina en David Lloyd Gavà Mar, la principal diferencia entre nadar en una piscina o en la naturaleza es que en el primer caso estás en todo momento guiado por las líneas del fondo y las corcheras. “En cambio, en espacios abiertos, debes estar atento a las boyas, kayaks de soporte, etc. Por lo tanto, también modificas la técnica. En piscina es muy continuada y repetitiva y en espacio abierto hay que ir elevando la cabeza para controlar hacia doónde vas”.

¿Cómo iniciarse en la natación salvaje?

Como apuntaba la portavoz de Metropolitan, uno de los requerimientos más importantes de esta actividad es la fuerza física y la resistencia para poder nadar en las diferentes condiciones que ofrece el entorno natural así como para hacer frente a cualquier imprevisto. “Para ello, la coordinación, estrategia y trabajo mental son algunos de los requerimientos necesarios para practicarla”. No obstante, en la natación en piscina también es necesario conocer el funcionamiento del cuerpo sobre el agua así como mantener una cierta coordinación y estrategia para actuar en cualquier caso de desequilibrio en el agua o evitar colisionar con otros usuarios.

En la natación salvaje, dice la portavoz de David Lloyd, es importante tener en cuenta las condiciones físicas y meteorológicas externas, corrientes y profundidad del agua, así como los posibles obstáculos (rocas, arena...). No es lo mismo nadar en un lago, que está rodeado de tierra y no tiene corrientes de agua, que hacerlo en el mar y el río, que sí tienen corrientes, lo que dificulta más el nado en caso de desconocimiento. También, dice Barco, hay que considerar que las olas del mar exigen cierto nivel para controlar técnica y el esfuerzo a realizar. “En el río y el lago es más conocida la profundidad. Por su parte, en el mar, al ser de agua salada, hay más flotabilidad (al contrario que los ríos y la mayoría de los lagos, que son de agua dulce)”. Y muy importante siempre: evitar nadar solos por si aparecen problemas. 

En efecto, el desconocimiento y la espontaneidad propia de los espacios abiertos y la naturaleza suelen impactar de forma negativa sobre la actividad. Aunque nos preparemos para estos espacios naturales, siempre estaremos expuestos a los cambios que puedan acontecer, explica Mari Carmen. Estos son los consejos de esta experta antes de tirarse al agua:

•         Controla tu impaciencia. No empieces a entrenar desde del primer día con series demasiado fuertes para tu cuerpo. Nada lento, deslizando, fijándote en la técnica y en la longitud de cada brazada.

•         No te pases con los metros. No tiene sentido llevar tu cuerpo al límite si no es capaz de asimilarlo. La solución para ganar resistencia, nadar bien y evitar lesiones es aumentar tu velocidad y número de metros poco a poco.

•         Respeta el pre y el post en las sesiones de natación. Es un error común en todo tipo de deportes. Antes de empezar a nadar tienes que hacer el calentamiento adecuado para evitar sobrecargas musculares. También son importantes los estiramientos después de cada sesión. Nadando ejercitas todo tu cuerpo y si no lo preparas bien antes y después puede que aparezcan problemas físicos inesperados.

•         Los buenos hábitos de la natación. No esforzarse lo suficiente durante la práctica o no aplicar la técnica de brazos y piernas correcta hará que tus hábitos dentro del agua no sean correctos.

•         Hidrátate. Es un error común pensar que no hace falta hidratarse cuando se nada. Estar en el agua no significa que tu cuerpo no te pida agua para beber. Debemos tener en cuenta que la temperatura aumenta cuando se hace cualquier ejercicio y perdemos gran cantidad de líquidos. Al estar rodeados de agua podemos tener la sensación de no sudar ni estar deshidratados. Pero no es así.

•         La técnica sí importa. Para aprender o corregir el nado, hay que repetir el gesto técnico buscando la perfección en cada ciclo hasta automatizarlo. Para ello es aconsejable trabajar por series y no llegar a la fatiga muscular.

Beneficios de nadar (a cielo abierto)

Se sabe que la natación es uno de los mejores deportes y sin límite de edad. Sus beneficios físicos y mentales son numerosos, ya se practique en aguas naturales o en piscina. “Carga nuestro metabolismo gracias al agua fría, calma el dolor; potencia el sistema inmunológico; mejora la circulación linfática; reduce los niveles de estrés, y ayuda a descansar mejor”, resume Míriam Barco, unas bondades que su colega de Metropolitan Sevilla, desglosa en los siguientes puntos:

Mejora tu capacidad cardiovascular: Nadar es un ejercicio aeróbico continuo, ya que todo nuestro cuerpo está en constante movimiento.

Tonifica diferentes grupos musculares: Gracias a la variedad de estilos podemos decidir en qué zona queremos incidir más. Además, cuando nadamos estamos incrementando la tonificación muscular debido a la resistencia que pone el agua a nuestros movimientos.

Aumenta tu flexibilidad y tu capacidad motriz: Cuando estamos en el agua experimentamos más libertad y ligereza, lo que permite a nuestras articulaciones moverse ampliamente, aumentando el rango de movimiento del cuerpo.

Facilita una mejor respiración: Muchas de las técnicas de nado requieren un gran control de nuestra respiración y desarrollamos mayor capacidad pulmonar. Por ejemplo, en la braza o en el crol alternamos movimientos con nuestra cabeza totalmente sumergida en el agua.

Favorece una mejor circulación sanguínea: Al activar casi todos nuestros músculos aumenta y se activa la circulación sanguínea.

Tiene un menor riesgo de lesión: La natación es un entrenamiento de bajo impacto ya que no hay choque de nuestras articulaciones contra el suelo, lo que reduce el riesgo de lesión.

Relaja: El agua tiene una propiedad relajante que no podemos negar. Al sumergirnos en la piscina experimentamos hipogravidez, lo cual tiene un efecto zen en nuestro cuerpo y nuestra mente.

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