Anna Nicole Smith: bella, deseada, envidiada y destrozada

La modelo Anna Nicole Smith
La modelo Anna Nicole Smith / Getty

Cuando Anna Nicole Smith consiguió que las campañas publicitarias de Guess fuesen icónicas, todo el mundo decía de ella que era la nueva Marilyn Monroe. Estadounidense, rubia, hermosa, voluminosa, carismática y un largo etcétera de virtudes lo corroboraban. La modelo no tenía todo para convertirse en el nuevo icono erótico de los años 90 y así lo hizo, concentrando el mayor número de fotógrafos posible a su alrededor en cualquier cita nocturna.

Lo cierto es que Anna Nicole parecía estar encantada de tenerlos a todos allí y dedicarles la mejor de sus sonrisas, al tiempo que respondía con monosílabos misteriosos a las preguntas de los 'paparazzi'. "¿Quién es él? ¿Es tu nuevo novio?", se repetía cada vez que se dejaba ver junto a un hombre, ya fuese un amigo, un amante o su abogado. Todo el mundo quería saber sobre ella, estar con ella y, en definitiva, vivir de ella.

Es una de las conclusiones a las que se llega después del durísimo documental 'Anna Nicole Smith: Tú no me conoces', disponible en Netflix desde hace unas semanas y que vuelve a repetir la estructura base de toda historia de desgracia: una niña que se cría humildemente junto a su madre y su hermano, se casa a los 17 años para salir del nido con consecuencias catastróficas (su pareja, el cocinero del establecimiento de pollo frito en el que trabajaba, la esposaba en casa para evitar que saliese justificando que aquello eran celos) y se queda embarazada de su primer hijo, Danny, solo por estar acompañada.

A la desesperada, comenzó a trabajar en un club de alterne donde conoció a J. Howard Marshall, un octogenario y millonario estadounidense que se encaprichó de ella y le dio todo lo posible para conseguir su felicidad, entre otras cosas, un coche, una mansión y una tarjeta de crédito sin fondos. Si bien en esta producción se insiste en que ella no quería casarse con este hombre hasta que no se hiciera famosa porque llevaría para siempre la etiqueta de cazafortunas, ni aun siendo el icono de Guess —los paparazzi aseguran que cobraban hasta 7.000 dólares por sus vídeos— y pudiendo vivir de su talento pudo quitarse de encima esa condena.

Más cariño que amor, lo que encontró en este hombre, con el que se casó a los 26 años, cuando él tenía 89. Un año después, este ya nonagenario murió y, si bien tenía la voluntad de que toda su fortuna o buena parte de ella recayera en manos de la modelo, una serie de juicios mediáticos llevaron a su hijo a quedarse con ella. Entre tanto, volvió a reunirse con su padre biológico, quien la abandonó junto a su madre y a su hermano cuando aún era una niña, que quiso incluso abusar sexualmente de ella.

Para entonces, Anna Nicole Smith era una adicta a los ansiolíticos, algo que le venía de años atrás, cuando comenzó a tomarlos combinados con analgésicos tras una dolorosa intervención en la que se aumentó el pecho. Esa adicción, en combinación con alcohol y decepciones, le llevó a ser hospitalizada y, automáticamente, se borró la imagen de aquella joven rubia e inocente que hasta entonces le había acompañado. El juicio con el hijo del magnate terminó por hundirla del todo.

Tras un tiempo alejada del foco mediático, reapareció con una imagen diferente a la que tenía cuando se la conoció, con unos kilos de más y unas sonrisas de menos, que la llevaron a ser el tema preferido de tertulianos de sangre fría. Anna Nicole Smith pensó entonces que quizá la solución sería volver a lucir el cuerpo y el rostro que le hicieron famosa, firmando un contrato con una marca de pastillas para adelgazar. Estas se convirtieron en su menú habitual, al que estaba dispuesta a someterse para ser la estrella que había sido años atrás.

De vuelta como icono sexual y tras pasar por el show del excéntrico Ozzy Osbourne, se quedó embarazada de su segunda hija, a quien llamó Dannielynn justo un día antes de tener que llorarle a su hijo: Danny falleció por una sobredosis a los 20 años tan solo unas horas después de que naciera su hermana, el 10 de septiembre de 2006. Es lógico pensar que el futuro de la modelo estaba escrito, que no temía por recibir altas dosis de metadona para neutralizar el dolor de la pérdida de su mitad.

Es curioso que una de las frases del documental, aquella en la que dice que gana "más dinero contando historias tristes que alegres" haya sido el titular de muchas reseñas de esta producción. Esto fue lo que la maniquí le dijo a su madre cuando le preguntó por qué iba vendiendo por la tele un pasado que nunca sucedió, ya que llegó a decir que su progenitora abusaba física y psicológicamente de ella. No cabe duda de que es la frase que podría resumir la efímera y trágica historia de Anna Nicole Smith: es la desgracia ajena lo que alimenta el 'show business'.

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