El título que la princesa Leonor aún no ha usado y por qué motivo

La princesa Leonor no deja de ser noticia. A medida que se acerca su mayoría de edad, el próximo 31 de octubre, está cobrando un mayor protagonismo, al mismo tiempo que continua su camino para convertirse en la reina de España algún día. La primera parada en este trayecto será el 17 de agosto, cuando ingrese en la Academia Militar de Zaragoza, y desde entonces no podrá hacer más que cumplir con su deber. Una etapa muy diferente a la anterior y para la que, como ya os hemos contado, Leonor se está preparando físicamente con entrenamientos diarios para enfrentarse a las pruebas físicas que se exigen y donde, según fuentes cercanas a la Zarzuela, "la princesa está totalmente comprometida y disciplinada”.

Desde que en 2014 el rey Felipe asumió el trono, ella también ha recibido algunos títulos de manera automática, como por ejemplo, el de Princesa de Asturias, quizá el más famoso y conocido de todos. Pero la verdad es que existen otros más, como el de Princesa de Girona, Princesa de Viana, duquesa de Montblanc, condesa de Cervera y señora de Balaguer. El principado de Viana es el menos conocido, pero no por eso menos importante, de hecho, este título tiene una historia riquísima, además de vertebrar en su día la unión de los tres reinos medievales (Castilla, Aragón y Navarra) que terminarían por conformar la monarquía hispánica, más adelante España. 

El título que la princesa Leonor aún no ha usado y por qué motivo

Los tres títulos que recibe la princesa Leonor también ostentan grandes premios, siendo el de mayor prestigio el de Asturias, seguido del de Girona, que hace poco ha celebrado sus premios. Eso sí, los que están generando un poco de polémica son los ligados a Navarra, los Premios Príncipe de Viana, y donde Leonor todavía no se ha estrenado como Princesa. De hecho, en Navarra ni siquiera han cambiado el nombre de los premios, que siguen siendo Príncipe de Viana. Sí, como oyes, son Príncipe y no Princesa de Viana.

Parece una obviedad que se deba cambiar el género de esa palabra en este caso, pero el gran problema de no hacerlo recae en una explicación política. Fuentes del mundo de la historia y la cultura de la comunidad foral lo han afirmado en el medio Vanitatis: "Los premios están ligados al Gobierno navarro, que en los últimos años ha estado en manos de partidos muy poco proclives a la monarquía, de ahí que no quieran que dichos premios estén vinculados a la Corona, sino a la cultura, y por ello no han querido cambiar el nombre a Premios Princesa de Viana cuando en 2014 Doña Leonor adquirió ese título”. De esta manera, queda claro que el hecho de no reconocer a la princesa Leonor como Princesa de Viana es una cuestión meramente política.

Garantizar la independencia

Estas mismas fuentes confirmaron que desde la Casa Real y todos los encargados de la organización están intentando que se cambie el nombre a Princesa de Viana, puesto que la princesa Leonor será igualmente la representante: "Lo deseable sería que los premios dependiesen de fundaciones y no de gobiernos para garantizar que sean lo que realmente son, algo que está entroncado directamente con nuestra historia, la de Navarra y la de España, que no se mezclen con cuestiones políticas para garantizar su independencia”.

Los Premios Princesa de Viana fueron instituidos por Carlos III el Noble, casado con Leonor de Castilla, para su nieto Carlos, llamado desde ese instante Carlos de Viana. Este era hijo de Juan II y Blanca de Navarra y recibió dicho título bajo juramento en la Cortes, situadas entonces en Olite, el 11 de junio de 1422. En estos momentos, la princesa Leonor va a iniciar un proceso formativo largo, con el comienzo de su formación militar. Su perfil, dentro de una sociedad contemporánea compleja, versátil y abierta, poco a poco se irá enriqueciendo con su inmersión en el amplio abanico de las cuestiones que afectan al desarrollo, gobernabilidad, proyección internacional y debates de nuestro país.

De esta forma, Leonor y el problema con su título de Princesa de Viana sigue estando sobre la mesa aunque la solución en la que se trabaja se realiza en el más estricto secreto.