El enfado de la reina Isabel II con el príncipe Harry y Meghan Markle por el nombre de su hija

Han pasado cuatro años ya desde que los duques de Sussex anunciaran su retirada de la Casa Real británica y desde entonces la polémica no ha dejado de estar servida en ningún momento. A pesar de que pusieron tierra de por medio y se marcharan a vivir a Estados Unidos, su intención de contar su versión de la historia ha estado siempre presente. Primero fue la sonada entrevista de Meghan Markle y el príncipe Harry con Oprah Winfrey en la que desveló (entre otras cosas) el origen de sus desavenencias con Kate Middleton, contó que durante su primer embarazo pensó en quitarse la vida e incluso llegó a decir que hubo comentarios racistas en torno al color de piel de su hijo, Archie, antes de que este naciera.

Después llegarían las memorias de Harry Spare además de la serie documental de Netflix en los que el matrimonio volvía a explayarse contra la familia y, entre tanto, ha sido mucha la información que se ha difundido por la otra parte para tratar de aplacar todos estos comentarios.

En los últimos días acaba de ver la luz Carlos III: nuevo Rey, nueva Corte, un libro escrito por el experto en casas reales Robert Hardman, que está siendo publicado por fascísculos en el Daily Mail. En él se cuentan varias intimidades sobre lo que ha ocurrido en los últimos años en Buckingham Palace, el castillo de Windsor y demás estancias reales y, entre ellas, hay un interesante episodio que desvela el monumental enfado que vivió Isabel II por la decisión de los duques de Sussex de llamar a su segunda hija Lilibet.

"Más enfadada de lo que nunca le había visto"

La segunda hija de Meghan y Harry nació el 4 de junio del 2021, tan solo unos meses después de que sus padres tomaran la decisión de emanciparse del Reino Unido. El nombre que escogieron para la pequeña es Lilibet Diana Mountbatten-Windsor, en honor a la desaparecida princesa de Gales y también a Isabel II.

Sin embargo, esta elección a modo de homenaje puesto que es la manera en la que cariñosamente llamaban a la monarca sus más íntimos –su padre, el rey Jorge VI, la reina madre y su hermana, la princesa Margarita y su marido, el príncipe Felipe– no sentó nada bien a la reina puesto que este mote tiene su origen en lo mucho que le costaba pronunciar su nombre cuando era pequeña.

Según cuenta el autor de Carlos III: nuevo Rey, nueva Corte citando un miembro del servicio de palacio, Isabel II "estaba más enfadada de lo que nunca la había visto" cuando se enteró que Harry y Meghan dijeron que ella había dado su bendición para que su hija se llamara Lilibet porque esto nunca había ocurrido. 

"El duque habló con su familia antes del anuncio; de hecho, su abuela fue el primer miembro de la familia al que llamó. Durante esa conversación, él compartió su esperanza de llamar a su hija Lilibet en su honor. Si ella no les hubiera apoyado, no habrían utilizado el nombre", declaró un portavoz de Meghan Markle y el príncipe Harry en aquel momento.

En cambio, esta versión contrasta con lo que al parecer sucedió ya que la monarca en ningún momento fue consultada.

La pequeña, por cierto, fue bautizada el 3 de marzo en su casa de Montecito, California por el obispo de la Diócesis Episcopal de Los Ángeles, el reverendo John Taylor en una ceremonia a la que tan solo asistieron una 30 personas, entre los que figuraban la madre de Meghan Markle, Doria Ragland, el padrino de Lilibet, Tyler Perry. No estuvieron en cambio ni el rey Carlos III ni Camila, ni tampoco el príncipe Guillermo y Kate Middleton, a pesar de que sí fueron invitados.