Nueve restaurantes diferentes y exquisitos para descubrir (o redescubrir) por toda España en 2024

En la búsqueda de experiencias gastronómicas únicas para despedir 2023, España ofrece un abanico de posibilidades infinito que va más allá de la típica cena de Nochevieja. Desde propuestas innovadoras a restaurantes que prometen un fin de año inolvidable, toma nota de los rincones que no deberías perderte:

COYA (Barcelona)

Ubicado en la ciudad Condal, en el Hotel W de Barcelona, el restaurante internacional COYA abrió sus puertas este verano en la Ciudad Condal para ofrecernos un exclusivo recorrido por su experiencia gastronómica de cocina peruana. Con ubicaciones selectas alrededor del mundo, desde Londres, Dubai, Mayfair o Mykonos, COYA ha consolidado su reputación como destino gastronómico de primer nivel y se ha convertido en el mejor sitio para descubrir la cultura Inca.

El ceviche, plato emblemático de la cocina peruana, adquiere nuevas dimensiones en las manos talentosas de sus chefs, incorporando sabores frescos que traen de los mercados locales y presentaciones artísticas que deleitan tanto la vista como el gusto. Pero su carta va más allá de las fronteras peruanas, ya que explora sabores de la cocina latinoamericana y asiática: desde tiraditos hasta makis, cada plato refleja su excelencia gastronómica.

Uno de los espacios más especiales de COYA Barcelona, su undécimo local, es su Pisco Bar, inspirado en los bares más antiguos de Lima con elementos modernos. Aquí, los amantes de la mixología -que merece una mención a parte- pueden deleitarse con creativas creaciones de cócteles, entre los que destaca el distintivo pisco. Además, el Pisco Bar también ofrece especialidades locales exclusivas.

Pero los restaurantes COYA también son reconocidos por sus ambientes. Su decoración contemporánea con toques étnicos nos invita a sumergirnos en una experiencia sensorial completa. Además, la música en vivo añade un toque de vitalidad que le convierte en parada obligatoria en el mapa culinario.

Asador Joxe Mari (Orio, País Vasco)

En el pueblo costero de Orio, en pleno País Vasco y pegado a San Sebastián, encontramos un restaurante con encanto que se presenta como un asador con enfoque en la cocina tradicional como sello de identidad. Parrilleros de cuna, los Manterola llevan más de seis décadas cocinando en la brasa el besugo, poniendo en el mapa una elaboración que ha dado fama mundial a este pequeño pueblo de pescadores de Gipuzkoa.

Con el chef Mikel Manterola al mando -nombrado Mejor Parrillero en los Premios Más Gastronomía del DV y miembro de la tercera generación-, en Asador Joxe Mari (Herriko Plaza, s/n, 20810 Orio, Gipuzkoa) el aroma a parrilla impregna el aire desde antes de cruzar sus puertas, respetando los sabores auténticos de los ingredientes locales con una forma de cocinar que siempre lleva el sello de la casa, porque como bien dicen en el restaurante: "parrillero se nace, no se hace".

Pero el besugo no es la única parada de la carta: en ella encontramos guisos de Paxita, como la sopa de pescado o los chipirones en su tinta o joyas del Cantábric como el rodaballo, rape, cabracho o la merluza de Pasajes y Ondarroa, tanto en cogote como en kokotxas... , y otros imprescindibles, como los pimientos -de muerte lenta y agonía crónica- a la brasa con su propia emulsión.

Iroko (Madrid)

Iroko (Francisco Ricci, 7) emerge como un oasis gastronómico de cocina nómada que nos transporta a través de sabores vibrantes y las texturas cautivadoras de Japón, la India, México o el Sudeste asiático; evocando sabores sobre un producto seleccionado como base de una cocina cargada de creatividad y una técnica depurada pero reconocible y familiar.

Su amor por la cultura japonesa se consolidó en Marbella y Madrid, y su paso por San Sebastián y Lasarte le enseñó la exigencia de la alta cocina. Su experiencia en Hernani con Isaac Salaberria resalta la importancia del equipo, la excelencia desde el disfrute y la humildad en la cocina. Con el equilibrio por bandera, proponen una gastronomía de autor en la que se hace un guiño a los gustos más clásicos y los más vanguardistas.

Casa Felisa en Hotel Urso (Madrid)

Localizado en la confluencia de tres de los barrios con más personalidad de Madrid (Chamberí, Chueca y Malasaña), y donde la historia se fusiona con la modernidad, el hotel Urso es un oasis de lujo y sofisticación donde la atención al detalle y la excelencia se entrelazan para presentarnos este edificio emblemático que data de 1915. Una joya arquitectónica restaurada -se trata de un luminoso edificio palaciego de principios del S.XX- que se ha convertido en uno de los hoteles preferidos por los viajeros que buscan autenticidad y elegancia.

En su interior se encuentra Casa Felisa (calle de la Beneficiencia, 15); un templo gastronómico que busca ensalzar las tradiciones -que como dicen ellos, "ya era hora"- para disfrutar del buen comer madrileño con ligeros toques de excentricidad. Su propuesta culinaria -también tienen menú del día- rinde homenaje a la rica tradición gastronómica española con tapas creativas y platos principales que fusionan lo tradicional con lo innovador: croquetas de jamón ibérico de bellota, patatas soufflé con salsa brava, ensaladilla rusa con tortilla de camarones o buñuelos de bacalao con mahonesa de ajo negro son algunos de los entrantes con los que abrir apetito. Le siguen verduras, lentejas, verdinas, tortilla de patata, pescados y carnes para darse un homenaje, como el solomillo de vaca madurada con tuétano asado.

Su bodega, tan personal y con referencias llenas de carácter, atesora con esmero los mejores vinos de nuestra tierra y una mimada lista de champanes, que completan así una experiencia gastronómica cercana, jovial y sibarita, abierta a todo tipo de paladares.

Epílogo (Tomelloso)

En el corazón de Tomelloso, tierra del Quijote que respira tradición manchega, el chef Rubén Sánchez-Camacho creó hace cuatro años Epílogo, un espacio gastronómico que se ha convertido en parada obligatoria para locales y visitantes por igual. Su nombre nos da pistas desde el principio, ya que sugiere el cierre de una experiencia memorable, y Epílogo cumple con creces esta promesa.

El chef define su cocina como "luminosa y muy personal", sustentada sobre la base de la tradición manchega, de "fondear y hacer de comer rico", a la que se aplican técnicas actualizadas con el propósito de mejorar el producto y la cocina de la región. Reconocido con un Sol Repsol, Epílogo abre los mediodías y no tiene carta, solo dos menús degustación: El inicio (45 euros) y Nuestro gastronómico (70 euros), cuyos pases van rotando casi semanalmente. Para armonizarlos, se proponen dos opciones de bodega, dirigida por su hermano Ramón Sánchez-Camacho, presidente de la Asociación de Sumilleres de Castilla-La Mancha. La bodega no se queda atrás, ya que su carta está diseñada para realzar cada plato y satisfacer a los paladares más exigentes: desde tintos robustos a blancos más frescos, su cuidadosa selección se complementa con la propuesta culinaria.

Desde los clásicos platos de la región hasta creaciones innovadoras que rinden homenaje a la tradición, cada opción es una experiencia. El queso manchego, orgullo de la tierra, se presenta en diferentes texturas y preparaciones. El aceite de oliva vigen extra, otro tesoro local, se incorpora a muchos de sus platos, en los que destaca una materia prima de calidad y de cercanía, obtenida mediante prácticas sostenibles y en gran parte procedente de la ribera del Guadiana: peces de río, carnes de caza, verduras de temporada… Como recetas más representativas del chef se encuentran la croqueta, el buñuelo de sopas de ajo, la berenjena con escabeche de pistacho y el risotto de piñones.

Bar H Emblemático (Madrid)

Un homenaje a los bares de toda la vida, un rincón con historia y sabor arraigado. Los artífices del mítico restaurante Hevia (Serrano, 118) nos presentan Bar H Emblemático, un luminoso local en el que todo gira en torno a la barra y con una oferta gastronómica basada en la tradición con producto de calidad: raciones y pinchos de toda la vida, como bravas, gambas ajillo, unos torreznos, una ensaladilla rusa o unos genuinos tigres (sí, has leído bien), que conviven con platos más contundentes, como un codillo asado, un arroz del señorito o la sugerencia del día (entendida como plato único, de lunes a jueves).

Así, los hermanos Ismael y Fernando Hevia, tercera generación familiar, que abrieron hace un año un puesto en el Mercado de San Antón y además acaban de estrenar una estancia de reservado en Hevia, siguen ampliando su oferta con claras bases asentadas en sus orígenes. Porque Bar H Emblemático no es simplemente un bar; es un símbolo de arraigo y convivialidad que perdura en el tiempo.

Humo (Madrid)

Tras el éxito de Humo Goya, en sólo un año también ha abierto sus puertas Humo Cuzco (Pintor Juan Gris, 5) ; un concepto street food peruano del chef de renombre Jhosef Arias cuyo concepto nace de su deseo de dar a conocer una de las recetas más singulares de su país natal (y de una de las preparaciones más sencillas y ricas que se degustan en sus calles y que ahora llegan también en formato delivery): el pollo a la brasa.

Con una capacidad para 90 comensales y más de 500 metros cuadrados, Humo es la típica pollería que integra una cocina con carácter donde la casquería se presenta como el producto fuerte, como las mollejitas de pollo, todo acompañado de patatas, maíz (llamado choclo en Perú) y ají rocoto picante.

En definitiva, encontrarás elaboraciones que giran en torno a la parrilla, el carbón y la brasa, elaboradas con el fin de rescatar las recetas elaboradas con auténtica sazón peruana, donde los pollos y las carnes son su seña de identidad. ¿Lo mejor? Acompañar el pollo a la brasa con la bebida estrella del Perú y que aquí preparan de muerte: el Pisco.

Adaly (Madrid)

Eduardo Guerrero continúa creciendo desde Adaly (Claudio Coello, 122), un local donde la tradición y el producto se entrelazan para crear una carta espectacular en la que el joven chef mantiene el gusto por las cazuelas y los fondos, fiel al estilo de El Bohío, el estrella Michelin de Pepe Rodríguez donde Guerrero pasó cuatro años.

¿Lo mejor? Su afán por recurrir a un aprovechamiento total de la huerta, buscando la máxima expresión de la temporalidad del producto. Encontramos verduras y hortalizas, donde espárragos, puerros, guisantes o alcachofas se citan; o clásicos de la cocina de Castilla-La Mancha, donde se impregnó su cocina de ese gusto por los platos tradicionales, como sucede con los callos o con el pichón soasado con flor manchega de su parfait.

Doli (Madrid)

Doli (Diego de León, 13) ha vuelto a abrir sus puertas para llevar a los comensales en un viaje culinario a través de los aromas y sabores más exquisitos de la India. El restaurante regresa con renovada energía y un compromiso inquebrantable con la autenticidad de la cocina india gracias a su reconocido chef Singh Sukhwinder (Haveli y Royal Nawab), que acaba de reformar su primer local, abierto hace cuatro años, para lograr un proyecto a la altura de su propuesta gastronómica, una de las más originales de Madrid porque ofrece recetas del Punjab, poco o nada vistas en el resto de indios de la ciudad: currys de salmón, gambas con miel y sésamo y originales platos vegetarianos.

El local ofrece un ambiente más moderno y cosmopolita en el que la esencia de la India está presente a través de elementos artesanales, vistosos papeles pintados e impactantes contrastes de vivos colores, típicos del subcontinente asiático. Rodeado de su familia y su equipo habitual, Singh Sukhwinder mantiene su carta de siempre, con mezclas de especias hechas y tostadas por ellos; y cócteles de autor. Sin duda, es el destino ideal para aquellos que buscan explorar los tesoros de la gastronomía india en un entorno encantador y sofisticado, donde cada plato cuenta la historia de una rica tradición culinaria.