La guía definitiva para elegir (bien) secadores y planchas de pelo

A pesar de las constantes críticas que reciben a diario los gadgets para el pelo, resulta imposible pensar en nuestro día a día sin ellas. Y es que aunque es bien sabido que un uso excesivo puede dañar notablemente nuestra melena, tanto el secador como las planchas, por mencionar las más destacadas, son de gran ayuda para eliminar la humedad del pelo recién lavado o el encrespamiento. Indispensables en nuestra rutina capilar. ¿El mejor truco? Elegir una de calidad que nos dure mucho tiempo.

Un buen secador de pelo o plancha tiene la capacidad para transformar el resultado de un secado o peinado, por eso es mejor optar por marcas profesionales, serán "más caras", pero ofrecerán mejores resultados. "Hay muchas opciones en el mercado por lo que es fácil encontrar una que se adapte perfectamente a tus necesidades", nos explica Joan Costa, estilista de Maison Eduardo Sánchez. "Mi recomendación personal es invertir un poco más en productos profesionales, ya que el secador o plancha de pelo es uno de los productos que más usarás durante tu vida", señala.

Qué tener en cuenta a la hora de comprar un secador

Cuando vamos a comprar un secador o plancha, es importante que tenga "una buena potencia, tecnología de iones y varias funciones específicas", señala Joao Costa, que poniendo el foco en los secadores apunta a la relevancia de cuatro puntos a tener en cuenta que pueden ser vitales para evitar el error fácil.

• El tamaño, debemos valorar si lo queremos para el día a día o para viajar, de ahí que busquemos opciones de un tamaño menor o no pongamos el foco en este aspecto.
• El peso, en la misma línea que el tamaño.
• La longitud del cable, este punto es muy relevante, sobre todo si contamos con enchufes que no están cerca de espejos en casa
• Las boquillas y accesorios que pueda incluir, uno de los detalles que debes tener en cuenta, sobre todo si tienes el cabello rizado, ahí es donde entra la importancia del difusor, u otras opciones como el accesorio ligeramente curvado, ideal para estilos lacios lisos.

¿Y para unas planchas de pelo?

El uso diario de las planchas puede dañar gravemente el cabello, por lo que es importante tener en cuenta varios aspectos antes de sumar unas nuevas al neceser. Como primer punto destacado, Costa habla de utilizar aquellas que incluyan placas flexibles que se amoldan para dar forma al cabello, "a ser posible con placas de aleación de cobre, iones, titanio, manganeso, cerámica o turmalina que se adaptan al cabello para darle forma y permite crear el mismo estilo, pero con menos calor y causando la mitad de daño".

La temperatura. Las planchas tienen de media una temperatura de 120 a 230 °C. La temperatura ideal dependerá de cada cabello, grosor y tipo de peinado. 

• 120/150ºC Cabellos finos y frágiles. 
• 150/180ºC Cabello fino resistente. 
• 180ºC Cabello normal resistente. 
• 190/210ºC Cabello grueso y abundante.
• 230ºC Tratamientos, como el alisado de keratina, están enfocadas en un uso más profesional.

Costa apunta al hecho de que tenga un "termostato interno de temperatura que indique si demasiado es demasiado alta", para que de esta forma tengamos la opción de regularla. "El daño por calor extremo aumenta con el nivel de temperatura que se aplica al cabello, por lo tanto, te recomendamos que comiences con la temperatura más baja y aumentes si es necesario", nos recomienda.

El tamaño. Las grandes serían las indicadas para trabajar en cabellos gruesos y abundantes o melenas muy largas, "pero hay que tener en cuenta que son más pesadas y que no pueden conseguir rizos definidos". De ahí que las medianas se sitúan como las más versátiles, aptas para todo tipo de cabellos y en el caso de las pequeñas, solo útiles para pelos muy cortos y flequillo o para viajar.

¿Tecnología vapor? "Las planchas de pelo con tecnología con vapor llevan incorporado un depósito de agua para la producción de vapor que consigue un efecto antivolumen y antiencrespado de duración prolongada a prueba de humedad sin dañar el cabello", nos explica el propio Costa.