7 tiaras para Leonor: las lujosas piezas del joyero real con las que podría debutar la princesa de Asturias
Con su recién estrenada mayoría de edad la cita está cada vez más cerca: estas son las diademas y tiaras que la princesa Leonor podría elegir para su primera puesta de largo.
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Desde que la princesa Leonor alcanzó los 18 años el pasado 31 de octubre, todos esperamos el momento en el que la heredera estrene, al fin, una de las tiaras de la impresionante colección de la familia real.
Aunque se ha especulado mucho al respecto, a día de hoy es un misterio cuándo veremos a Leonor de Borbón con una de estas fascinantes piezas del joyero real, de las que a partir de ahora podrá disponer para las grandes ocasiones.
Eso sí, por ahora no tendrá acceso a todas y lo más probable es que en su puesta de largo apueste por la tiara Prusiana, la Floral, la Princesa o la Mellerio. Su madre, la reina Letizia, tiene además las tiaras Flor de Lis, Cartier y Rusa.
En esta galería repasamos al detalle estas 7 tiaras y diademas históricas que doña Letizia ya ha lucido y con las que muy pronto esperamos ver a la princesa Leonor. ¿Cuál es tu favorita?
La diadema Prusiana, la de las bodas
Fue la elegida tanto por doña Sofía como por doña Letizia para sus respectivas bodas y ambas la han lucido además en numerosas ocasiones, de ahí que sea una de las más famosas de la colección real.
Diseñada por la joyería Koch y de líneas griegas (se inspira en las columnas del Partenón y en las coronas de laurel de los Juegos Olímpicos), está confeccionada en platino, brillantes y dos diamantes centrales de talla brillante que simulan un único diamante en forma de lágrima. Pertenece al joyero de la reina Sofía, puesto que se creó en 1913 para su abuela, Victoria Luisa de Prusia, de ahí su nombre.
La tiara Floral, la favorita de Letizia
Llegó a la familia Borbón como regalo de bodas a doña Sofía de parte del Gobierno del dictador Francisco Franco y su mujer Carmen Polo y desde entonces la han lucido todas las mujeres mayores de edad de la Casa Real, en especial doña Letizia, de quien se dice que es su favorita, por lo que nos encantaría ver a su hija mayor con ella.
Romántica y delicada, es probable que en su origen esta tiara fuera concebida como un conjunto de alfileres independientes que también funcionaba a modo de collar; no obstante, desde los 70 siempre la hemos visto como diadema. Su procedencia no está clara, aunque la versión más extendida afirma que Alfonso XII se la encargó a la firma J.P. Collins en 1879 para su prometida, la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena y después fue vendida por alguno de sus herederos.
La diadema Princesa, la que lleva su título
La reina Letizia la estrenó en 2015 con motivo del 75 cumpleaños de la reina Margarita de Dinamarca y, por su nombre, sería muy apropiada para el debut de Leonor. La pieza, valorada en unos 50.000 euros y firmada por la joyería Ansorena, está realizada en oro blanco y cuenta con 450 diamantes y 10 perlas australianas de gran tamaño. En el centro lleva la flor de lis, emblema de los Borbón, en un imperdible que puede lucirse en solitario.
Se dice que fue un regalo del rey Felipe VI a su esposa por su quinto aniversario como casados, aunque hay quien afirma que fue la propia marca quien obsequió a doña Letizia con esta tiara.
La tiara Mellerio, ‘la Chata’
Inspirada en el mundo marino, se trata de la diadema más antigua a la que tiene acceso la princesa Leonor ya que data de 1867. La historia asegura que fue un encargo realizado por la reina Isabel II a la joyería Mellerio de París para su hija Isabel, apodada popularmente como La Chata por la forma de su nariz.
La pieza es un homenaje al mar, por lo que también se conoce como la tiara de las Conchas, y está realizada con base de platino, pavé de diamantes, perlas y diamantes. La reina Sofía la recibió como regalo de sus suegros y la hemos visto en contadas ocasiones, de hecho la reina Letizia solo la ha utilizado una vez cuando todavía era princesa de Asturias.
La tiara Flor de Lis, de las ‘joyas de pasar’
Con 450 diamantes y 10 perlas montadas sobre platino que recrean tres flores de lis, es, quizás, la tiara más emblemática del joyero de Zarzuela y también una de las más valiosas.
Forma parte del lote de las joyas de pasar, ese conjunto de piezas que la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, dejó en herencia especificando en su testamento que debían pasar de reina en reina de la monarquía española. Por este motivo, la princesa Leonor podría esperar hasta que se convierta en reina para estrenarla.
La tiara Cartier, la que más ha cambiado
Conocida así por ser obra de la famosa joyería, esta pieza fue diseñada en 1907 para la reina Victoria Eugenia, que se la dejó en herencia a su hija María Cristina. Más tarde, el rey Juan Carlos la compró para regalársela a doña Sofía. Por su parte, doña Letizia solo la ha usado en una ocasión.
Con un esqueleto ligero de platino, llaman la atención sus ocho grandes perlas y sus diamantes, en talla brillante y rosa. Curiosamente, algunas de estas piedras se obtuvieron de una collar firmado por Ansorena que la reina María Cristina le regaló a su nuera Victoria Eugenia, por lo que destaca la complejidad de combinar diamantes de distintas épocas. Además, el diseño ha sufrido diversas modificaciones con el paso del tiempo: antes llevaba una gran perla sobre la flor de lis central y durante un tiempo las perlas se sustituyeron por esmeraldas.
La diadema Rusa, la más misteriosa
Es una de las tiaras a las que más veces ha recurrido doña Letizia desde que entró a formar parte de la familia real, quizás por su patrón ligero y fácil de llevar, estructurado en lágrimas invertidas decrecientes desde el centro hasta los extremos que combinan platino, diamantes y perlas.
Se conoce como la Rusa por su similitud con los tradicionales tocados kokoshnik, pero tanto su origen como la forma en que acabó en el joyero de los Borbón es incierto. Se ha especulado con que sea una creación de Chaumet, pero la joyería nunca lo ha confirmado; lo que sí se sabe es que Cartier renovó la pieza original.