Laura Cámara: “El deseo masculino se considera la norma a través del cual se rige el femenino”

La sexóloga publica un libro con perspectiva de género sobre la sexualidad femenina y la importancia de recuperar nuestro deseo. Y alerta: no es lo mismo desear que dejarse convencer.

Laura Cámara, sexóloga y autora de Desearte.

Laura Cámara, sexóloga y autora de Desearte.

/ D.R.

No hace tanto, muchas de nuestras abuelas mantenían relaciones sexuales enfundadas en un camisón largo con un agujero. La sensualidad estaba mal vista en las mujeres de bien. Desde entonces, mucha agua ha corrido y mucho nos hemos liberado. Sin embargo, aún queda mucho por hacer respecto al deseo femenino, muy complejo y más limitado socialmente todavía que el masculino. ‘Desearte’, de Laura Cámara, es un libro que se adentra sin miedo y con mucho conocimiento en el deseo femenino.

Enfermera especialista en ginecología y obstetricia y sexóloga, Laura Cámara publica ‘Desearte’, una guía con perspectiva de género para recuperar el deseo de las mujeres y comprender su diversidad. Para vivirlo plenamente, hablar del consentimiento y darnos cuenta de que no es lo mismo desear que dejarse convencer. Experta en salud sexual y reproductiva, Cámara es la creadora de Ginesex, un espacio virtual donde trata consultas y temas sobre sexualidad femenina sin tabúes.

Desde su consultorio, comenzó a darse cuenta de la necesidad de hablar de sexualidad, en concreto de la femenina y de hacerlo con perspectiva de género. Y por supuesto, hablar del deseo en toda su complejidad. “Pensé sobre qué podía escribir que ayudara a la sexualidad femenina. Me di cuenta de que el deseo era algo con lo que habitualmente hay un gran malestar y sobre lo que se consulta mucho”, explica Laura Cámara.

El libro 'Desearte', de la sexóloga Laura Cámara (Ed. Vergara).

El libro 'Desearte', de la sexóloga Laura Cámara (Ed. Vergara).

/ D.R.

Por eso decidió escribir este libro con el que “pretendo que las mujeres entiendan cómo funciona el deseo, cómo se aprende a desear y como mejorarlo. Pero, sobretodo, desde una mirada de comprensión y con perspectiva de género, que creo que es imprescindible”. Porque si algo deja claro desde el principio es que es fundamental “reivindicar otra forma de ver el deseo sexual femenino que no sea desde la carencia, ni desde la mirada patologizadora del patriarcado”. Hablamos con ella de cómo recuperar nuestro propio deseo.

¿Por qué decidiste escribir este libro, ‘Desearte’, cuál es tu objetivo?

Pensé sobre qué podía escribir que ayudara a la sexualidad femenina. Pensé que el deseo era algo con lo que habitualmente hay un gran malestar y sobre lo que se consulta mucho. Pretendo que las mujeres entiendan cómo funciona el deseo, cómo se aprende a desear y como mejorarlo. Pero, sobretodo, desde una mirada de comprensión y con perspectiva de género, que creo que es imprescindible.

 A grandes rasgos, ¿qué actitudes o hábitos nos ayudan más a recuperar el deseo sexual?

Muy a grandes rasgos tener en cuenta que el sexo es algo saludable y de lo que tenemos derecho a disfrutar sin culpa es algo que ya nos posiciona en una actitud más amable ante el deseo. También comprender que el deseo es cambiante a lo largo de la vida.

Y, ¿cuáles lo dificultan más?

Habitualmente, las mujeres hemos aprendido que el deseo sexual es algo que no va con nosotras. Hemos asumido que deseamos peor y que, además, está bien que una mujer desee menos. Esta creencia lo dificulta radicalmente.

¿Funciona igual el deseo en los hombres y las mujeres?

Todos pasamos por las mismas fases de la respuesta sexual y necesitamos una predisposición hormonal y física para el deseo sexual. Por ejemplo dopamina, serotonina, y hormonas sexuales. Es verdad que se han visto algunas diferencias en cuanto a cómo se expresa este deseo. Lo que no queda tan claro, y es algo que explico en el libro, es que estas diferencias sean realmente biológicas y no de aprendizaje.

¿Está el deseo femenino condicionado al masculino?

No es que esté condicionado, sino que el deseo masculino se considera la norma a través del cual se rige la salud de nuestro. El nuestro siempre es demasiado o es demasiado poco en función del masculino, como que no tiene entidad propia. El deseo masculino y el nuestro funcionan diferente.

¿Hay mucha represión en torno al sexo y al deseo de las mujeres, ya desde niñas?

Presión para que el deseo esté controlado. Es decir, en general a las niñas se las educa para tener poco deseo. Si nos damos cuenta socialmente está mal visto que una chica o mujer exprese un nivel alto de deseo sexual. De la misma forma, creo que existe una presión hacia el deseo masculino. Para que este sea potente, de alguna manera omnipresente y siempre dispuesto. De ahí que la mirada de género sea indispensable para hablar de deseo.

¿Disminuye el deseo el hecho de que sea esencial hablar de consentimiento?

Por hablar de ello, no creo. Evidentemente cuando las mujeres son conscientes, y no siempre es así, de que consentir es el mínimo que se pide en una relación sexual, pero que lo ideal es tener unas relaciones no solo consentidas, sino deseadas, se pueden plantear muchas cosas. Como por ejemplo si las relaciones que tienen están siendo saludables y respetuosas con ellas. A veces la respuesta es que no, y esto puede crear un gran malestar.

¿Nos queda mucho por detectar, reconocer y denunciar en violencias sexuales?

Creo que cada vez menos, pero todavía queda mucho tanto en la esfera pública pero también en la privada. Yo veo muchas violencias sexuales dentro de la misma pareja. Desde el momento en que se consiente tener relaciones pero sin deseo alguno. Tener relaciones sexuales, porque sino tu pareja “se enfada”, porque “así las cosas en casa van bien”, porque 'ya sabes como son los hombres que lo necesitan', sin deseo alguno es violencia. Y en esta situación hay muchas mujeres por desgracia.

¿Qué está pasando con la pornografía y el sexo?

El porno ha existido siempre, pero nunca como ahora. Ahora mismo está totalmente democratizado, sin censura ninguna, al alcance de un solo click para todas las edades. A falta de una educación sexual, el porno está configurando los imaginarios y deseos colectivos. El problema es el tipo de pornografía y en las condiciones que se está llevando a cabo. La pornografía podría ser un recurso muy bueno para nuestra erótica y fantasía, pero ahora mismo despojarla de la cantidad de violencia no solo en las imágenes que vemos, sino en cómo se elabora y distribuye es muy difícil. Hay un gran debate creado entorno a esto que no es fácil de resumir. No solo en cuanto la propio contenido, sino a la forma y métodos empleados.

 ¿Qué relación tiene el sexo con la salud?

El sexo es una parte fundamental del ser humano. Como una experiencia que es importante para la calidad de vida. La respuesta sexual es algo fisiológico del ser humano, y también los procesos de comunicación, afectividad y de relación que se dan en ella. Es algo que se puede vivir sola o en pareja y debería ser tratado como un aspecto más de la salud.

Siguiendo las explicaciones que da Laura Cámara en su libro ‘Desearte’, entresacamos tres pautas sobre cómo ser dueñas y señoras de nuestro deseo. 

  1. Estimula tu deseo a tu gusto. En el libro, Cámara deja claro que “el deseo sexual necesita de estímulos internos y que parten de nosotras, es decir, de las llamadas fantasías; y responde a estímulos externos que deben ser inductores adecuados del deseo”. Por eso, hay que evitar un entorno agresivo, violento, hostil que impida el desarrollo de nuestro deseo. Y hay que liberarse ya que “a ciencia ha patologizado el deseo sexual de las mujeres al estudiarlo sin tener en cuenta este entorno y su influencia sobre él.
  2. El deseo es cambiante. “Los diferentes momentos en la vida y nuestras experiencias condicionan la sexualidad y el deseo. Aspectos como el dolor en las relaciones sexuales se ignoran como factor que lo condiciona”, recuerda Cámara, que añade que “momentos vitales como la crianza o la menopajusia son importantes puntos de inflexión y de cambio a los cuales hay que adaptarse, y nos han de llevar a reformular nuestro deseo para entender que este se pueda volver a acoplar a ellos”.
  3. Tu deseo es tuyo y de nadie más. En el libro, la sexóloga anima a recordar que “ni las expectativas de tu pareja, ni cómo viva y sienta el sexo deben de ser el ideal que rija tu sexualidad”.

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