La verdadera historia de la reina Carlota: ¿tenía, en realidad, ascendencia africana?

Siendo una precuela de ‘Los Bridgerton’ y partiendo del imaginario de Shonda Rhimes, tenía todas las papeletas para ser un éxito rotundo. Y así ha sido: mientras esperamos el estreno de la tercera temporada de la trama principal, el ‘spin-off’ sobre la reina Carlota ya se ha convertido en la serie más vista (en habla inglesa) de Netflix. En cada escena, la vida de este personaje, que existió en la vida real, se mezcla –según los expertos– con numerosos anacronismo (seña de identidad de la franquicia) y cierta falta de rigor histórico.

‘La reina Carlota: Una historia de Los Bridgerton’ se basa en Carlota de Mecklenburgo-Strelitz, que nació en Mirow, actual Alemania, en 1744. Era una joven educada y amante de las artes, que en un principio no hablaba inglés, y llegó a convertirse en reina de Inglaterra –literalmente– por la precipitación de los acontecimientos. Y es que Jorge III heredó el trono con tan sólo 22 años y lo cierto es que, en el momento de la muerte de su padre, aún no se había planteado casarse. Ante la urgencia de la situación, el nuevo rey pidió que se elaborara un listado con todas las princesas protestantes alemanas y entre todas ellas, Carlota era quien cumplía con todos los requisitos para convertirse en su consorte. Por lo que, su elección, fue totalmente a ciegas.

Los jóvenes se casaron a las seis horas de su llegada a Londres, cuando ella tenía 17 años, y un año después se convertiría en madre del primero de los ¡15 hijos! que tuvo con el monarca. La relación con el rey funcionó bien desde el principio, digamos que había química. Sin embargo, hacia 1780,  la salud de Jorge III empezó a deteriorarse y fue entonces cuando comenzaron los problemas. Los trastornos mentales –reflejados en 'Los Bridgerton'– fueron empeorando con el tiempo y llegaron a convertirse, incluso, en una amenaza, por lo que los médicos decidieron aislar al rey. Eso sí, Carlota continuó siendo la responsable de su marido hasta el día de su muerte.

Sus últimos días los pasó separada de su esposo y, finalmente, murió en 1818 sentada en un sillón y rodeada de sus hijas Augusta y María, el príncipe regente y el duque de York. Jorge III falleció dos años más tarde.

Una vez conocida la historia oficial, quizás lo más llamativo de ‘La reina Carlota: una historia de Bridgerton’ es que se ambienta en un Londres de lo más diverso y con plena integración racial. Pero, lo cierto es que la monarca no era negra, de hecho, la esclavitud no se abolió en Inglaterra hasta 1833, y la gente de color estaba relegada al trabajo doméstico. Ahora bien, también hay que decir, que esto no es algo que Shondaland se haya sacado de la manga. Y es que, la primera vez que se apuntó a que la reina Carlota podría tener ascendencia africana fue en 1996, concretamente en un programa estadounidense llamado ‘Frontline’. El historiador Mario de Valdes y Cocom, especialista en el tema de la diáspora africana, señaló que había indicios que confirmaban que Carlota era descendiente de Madragana Ben Aloandro –a la que un cronista del siglo XVI describió como una mujer ‘mora’, como se llamaba en Europa a las personas del norte de África–, amante del rey portugués Alfonso III, con una distancia de 15 generaciones. Además, esta teoría se apoya también en los retratos de la reina pintados por Allan Ramsay, en los que, para muchos, las evidencias étnicas son más que evidentes. Sin embargo, otros historiadores desmontan esta teoría apuntando a que, de ser cierto, sería muy improbable que los rastros de la composición genética aparecieran 500 años después.

La pregunta ahora es, ¿habrá segunda temporada? En un primer momento, estaba concebida como una miniserie pero, empieza a cobrar fuerza el rumor de que la historia puede alargarse. Netflix, de momento, no ha se pronunciado...