Olvídate de la dieta y deja de calcular calorías. Te contamos todo sobre la alimentación intuitiva

¿Eres de las que comen con los ojos o de las que siempre está a dieta? ¿Sientes que tus emociones gobiernan tu alimentación? ¿Comes compulsivamente? La alimentación intuitiva puede ayudarte a salir del bucle.

Disfruta de la comida sin culpa
Disfruta de la comida sin culpa / Istock

Si tu relación con la comida ha entrado en una espiral de culpabilidad, dieta restrictiva, obsesión por las calorías, frustración y atracón, la alimentación intuitiva es una opción para romper esta dinámica. Este método, convertido ahora en tendencia, promueve una dieta libre de culpas. Entre sus principios, señala la doctora María José Crispín, médica nutricionista de Clínica Menorca, propugna disfrutar de la comida. “Si la comida es satisfactoria vamos a tener más saciedad y más control sobre ella, nos vamos a impedir comer ‘a lo loco’”. Y sí, también se puede perder peso.

“Esta corriente alimenticia surgió en EE.UU. en 1995 como oposición a las dietas restrictivas que acaban fomentando el fenómeno de rebote, el efecto yo-yo, esas que al prohibir ciertos alimentos apetecibles, generan frustración y al final inducen a una ingesta aumentada y compulsiva de todo lo que se ha prohibido, recuperando el peso perdido y más”, aclara la nutricionista. Aunque este método tiene más de 25 años, su fama actual se debe (¡cómo no!) a las redes sociales. “Parece que en Instagram hay un grupo de ‘influencers’ que encuentran en esta alimentación intuitiva una ayuda para disminuir su obsesión por la pérdida de peso, la delgadez, las dietas o la sensación de culpa. Ellas son las que han puesto de moda otra vez la alimentación intuitiva”, comenta la doctora Crispín.

Asimismo, según Paula González, CEO y fundadora de la plataforma de Blue Bamboo, la alimentación intuitiva ha ganado también popularidad debido al fracaso de los regímenes restrictivos, milagrosos y la cultura de la dieta. “Se ha demostrado que esto es insostenible a largo plazo y ha causado trastornos alimentarios y problemas de salud tanto física como mental a muchas personas. La alimentación intuitiva busca un bienestar físico y mental y no una pérdida de peso agresiva y sin tener en cuenta posibles consecuencias para la persona”.

Deja de hacer dieta

Lo dicho, frente a esa dinámica restrictiva, la alimentación intuitiva recomienda olvidarse de las dietas, disfrutar de cualquier comida, no pensar qué es bueno o malo, quitar la sensación de culpa y centrarse en las señales del cuerpo hambre-saciedad para conseguir más salud, no tanto para adelgazar como para el mantenimiento de la salud, resume la doctora Crispín.

En definitiva, se trata de escuchar al cuerpo, de no manejar las emociones negativas (ansiedad, depresión, aburrimiento) con comida, porque esta no soluciona los problemas. Podemos darnos permiso para comer de todo, incluido lo ‘malo’, lo insano (obviamente de vez en cuando) para así mejorar la relación con la comida, y no generar ansiedad o frustración, puntualiza la nutricionista. Y es que, como apunta Paula González, este método se centra se centra en la conexión entre el cuerpo y la mente para guiar las elecciones alimentarias.

la dieta intuitiva permite comer de todo


/ Istock

Suena bien, pero no es tan fácil

Hay estudios serios que relacionan la alimentación intuitiva con disminución de los trastornos compulsivos de la alimentación, con mejor índice de masa corporal y con mantenimiento del peso a largo plazo. También con más salud emocional”, explica la nutricionista. A esto, Paula González añade que promueve el disfrutar y el placer de algo tan básico como es comer.

Sin embargo, según la fundadora de Blue Bamboo, este tipo de alimentación es muy difícil de seguir para ciertas personas, sobre todo aquellas acostumbradas a seguir dietas restrictivas o tienen una relación conflictiva con la comida. Asimismo, supone un esfuerzo extra aprender a confiar en las señales del cuerpo.

En efecto, la teoría es muy fácil pero la práctica muy difícil, corrobora María José Crispín. “En la obesidad, normalmente hay años de malcomer y esto no se puede arreglar de repente con la alimentación intuitiva”. Asimismo, dice, el azúcar y los ultraprocesados son alimentos que enganchan porque van al centro del placer, no al del hambre y la saciedad, por lo que no es tan fácil librarse de ellos con la alimentación intuitiva. Tampoco ayuda la falta de tiempo, que nos lleva muchas veces a comer mal y comida no precisamente saludable, o la vida social actual, que favorece muchos momentos de comer y beber insano.

¿Cómo iniciarse en la alimentación intuitiva?

Lo primero, afirma la doctora Crispín, es plantearse un cambio de objetivos. En vez de centrarse en dietas y pérdida de peso rápido, centrarse más en la salud física, nutricional y mental (felicidad, bienestar). Para ello, “debes aprender a escuchar las señales de tu cuerpo, dejar de lado la mentalidad de dieta, hacer caso a tus antojos de manera equilibrada y tener una actitud positiva hacia la comida y tu cuerpo”, insiste González. Sin embargo, estos cambios no se realizan de la noche a la mañana. Para lograrlo, es importante el apoyo profesional y darse tiempo.

El contexto social no ayuda. Tenemos muy interiorizadas las celebraciones en torno a la comida y es difícil evitar las tentaciones alimentarias. Pero si estás decidida a iniciarte en este método, Paula González recomienda ciertas estrategias para evitar las tentaciones alimentarias: elegir opciones saludables o alimentos sin salsas o aderezos ricos en calorías; controlar las porciones (si quieres comer algo que no es tan saludable, intenta limitar la cantidad, escucha a tu cuerpo); sé selectiva (no hace falta probar todos los alimentos, elige los que te resulten más atractivos y disfruta mientras los ingieres); y olvida la presión social (no tengas miedo a decir no).

¿En qué se diferencia la alimentación intuitiva de la alimentación consciente?

Según la nutricionista de la clínica Menorca, las dos corrientes, la alimentación intuitiva y la consciente, comparten ciertos principios: evitar dietas restrictivas y alimentos prohibidos, comer por hambre y parar por saciedad, disfrutar de la comida y no comer por hambre emocional. Pero la alimentación consciente se centra en estar pendiente de las sensaciones al comer, como comer más despacio, sin distracciones externas (móvil, televisión, música) estar más pendiente del sabor, textura, olor y presentación de los alimentos, así como en las emociones del cuerpo.

“La alimentación consciente se enfoca en la atención plena hacia la comida, y la intuitiva es algo más amplio y holístico que se basa en la confianza en las señales internas del cuerpo”, resume Paula González.

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