Charlène de Mónaco cuenta cómo son sus hijos, los mellizos Jacques y Gabriella
Con casi diez años, los más pequeños de la Casa Real de Mónaco tienen personalidades muy marcadas que los hace muy diferentes.
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Después de seis meses alejada de su familia y sus responsabilidades oficiales por temas de salud, la princesa Charlène de Mónaco ha concedido una entrevista a la revista francesa Gala en la que ha hablado de sus hijos mellizos. A solo un mes de que los pequeños Jacques y Gabriella cumplan diez años, su madre ha dado detalles sobre las personalidades tan diferentes que poseen los más jóvenes de la familia real de Mónaco.
El príncipe Alberto y la princesa Charlène no los mantienen alejados del foco mediático, como sí hacen otros royals con los más pequeños de la casa, sino todo lo contrario, pues los mellizos se han convertido en un pilar para su padre en los eventos más importantes. Su padre ya había hablado de cómo son, diciendo que Jacques es un niño tímido y observador, mientras que Gabriella destaca por su extroversión y carisma.
Las diferencias entre los mellizos
Ahora, Charlène se ha extendido algo más afirmando: "Las conversaciones que puedo tener con Jacques y las que tengo que Gabriella son muy diferentes, así como el tiempo que paso con ellos". Confirmando las palabras de su marido, ha dicho que la niña es "muy curiosa", interesada por todo y muy demandante de cariño. En cuanto a Jacques, "es curioso y observador", aunque también "más reservado" y "muy tranquilo por naturaleza".
Pese a estar muy presentes en la vida pública, los príncipes de Mónaco nunca habían dado detalles íntimos de sus hijos. Lo que sí se sabía era que están muy unidos a pesar de sus diferencias en cuanto a personalidad. El curso pasado fue el primero en el que estudiaron en clases diferentes y les resultó bastante complicado adaptarse. "Es un gran paso para ellos, y eso me parece bien", aseguró Charlène de Mónaco.
La educación royal de los niños
Al ser preguntados sobre la edad a la que deberían empezar a incorporarse a la vida oficial, los monegascos declararon que "no hay una edad concreta para empezar", que hay que hacer las cosas "poco a poco y sin forzar", teniendo presente que no quieren "exponerles demasiado", pero que "cuando sean más mayores" tengan la oportunidad de involucrarse en mayor medida en más actividades.
"Nuestros hijos encaran el futuro del Principado y debemos hacerles entender por qué contamos con una protección constante", contaba Charlène el año pasado en referencia a la responsabilidad que deberán adoptar. "A pesar de que aún no creo que entiendan todo, son algo conscientes de lo que pasa, a veces ven las noticias y hablan de ellas en la escuela", decía su padre. Su edad no importa para saber que, por su condición de royals deben aprender cosas que otros niños no.
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