Irene Urdangarin regresa a España para reencontrarse con un amigo especial

Irene Urdangarin regresaba a la capital de su país natal a finales del mes de octubre, coincidiendo con la jura de la Constitución española y la celebración de la mayoría de edad de su prima, la princesa Leonor, a la que acudió en compañía de su familia materna.

La hija pequeña de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin reside en Ginebra y, por el momento, no tiene ningún compromiso profesional más allá de sacarse el carnet de conducir. Después de cumplir 18 años el pasado junio decidió tomarse un año sabático para decidir meditadamente qué hacer con su futuro.

Irene Urdangarin y Victoria Federica disfrutan de una cena de primas

Durante su estancia en Madrid, Irene Urdangarin se instaló en el Palacio de la Zarzuela con su abuela la reina Sofía. En este periodo temporal, se estuvo preparando el examen teórico de coche que consiguió superar con éxito, pero deberá regresar a España en un periodo breve de tiempo para continuar con las clases prácticas y examinarse en Móstoles.

Pero no sólo ha estado hincando los codos durante su visita, también se la ha visto paseando por las calles madrileñas en compañía de su prima Victoria de Marichalar. Su relación trasciende la mera unión impuesta por ser familia, llegando a tal punto de complicidad cómo si fueran mejores amigas y han aprovechado la coincidencia de ambas en la ciudad para pasar el mayor tiempo juntas.

El encuentro más sonado ha sido una comida en Monsieur Sushita, resturante de fusión japonesa situado en la calle Velázquez. La hija de la infanta Elena habría actuado como la anfitriona perfecta, presentando a su prima su círculo de amigos con los que congeniaría a la perfección, sin embargo, habría uno de los presentes que destacaría sobre el resto y no únicamente por su amabilidad.

Irene Urdangarin podría estar conociendo a alguien especial que podría ser algo más que un simple amigo y la excusa de conseguir el permiso de circulación le vendría como anillo al dedo para regresar de Ginebra y reencontrarse con él.

La jóven Irene mantiene una vida discreta gracias a la decisión de sus padres de mantenerla al márgen de toda la actividad mediática y su cambio de residencia a la ciudad suiza. Por el momento se desconoce si ha tenido algún tipo de relación amorosa, y es por ese motivo, además de la prudencia con la que vive, que todas las miradas hayan centrado su atención en el posible chico que ha cautivado su interés.