No maltrates tus pestañas, son más importantes de lo que piensas (y no solo para la belleza de tus ojos)

Desde el maquillaje hasta los tratamientos estéticos -extensiones, tinte, permanente...-, la belleza de las pestañas hace correr ríos de tinta o visualizaciones en las redes. ¿Y si hablamos ahora de su cuidado? Porque de ello depende también su atractivo y la salud de nuestros ojos.

La belleza de las pestañas empieza con su cuidado
La belleza de las pestañas empieza con su cuidado / iStock

Las pestañas están de moda. No es para menos, son fundamentales para dar vida a la mirada y potenciar la belleza de tus ojos. Las queremos largas, densas y curvadas… Son una poderosa arma de seducción, y por eso, si la naturaleza no ha sido lo especialmente benévola con ellas, no dudamos en maquillar, poner extensiones o añadir pestañas postizas para sacar todo el partido a su atractivo. Pero no están ahí para eso. “Las pestañas tienen una función estética indudable. Pero su importancia va más allá, ya que protegen el ojo de la entrada de agentes dañinos y del sol. Incluso inducen el acto reflejo del parpadeo cuando algo está muy cerca. Por ello, cuidar de las pestañas es cuidar de la salud del ojo”, explican desde el equipo de Belcils. En efecto, junto a las cejas, constituyen una segunda barrera protectora dinámica, ya que al cerrar o guiñar los ojos evitan que les entre polvo o sudor, resguardándoles también del viento o la lluvia. A pesar de sus beneficios para el bienestar ocular, solemos limitarnos a considerar su valor estético, relegando o incluso sacrificando su salud.

Las pestañas se componen de queratina, agua y melanina. La queratina ayuda a mantener la estructura del pelo, y eso implica la densidad; el agua les aporta flexibilidad y grosor; y la melanina filtra la radiación. Según exponen desde Belcils, inicialmente, la genética determina factores como la forma, la curvatura o la longitud. Pero el paso de los años y las circunstancias externas juegan un papel esencial en sus características. Por ejemplo, la exposición al sol puede alterar su color haciendo que se aclaren. Y esto tiene también una consecuencia estética: cuando pierden pigmento en la punta parecen más cortas. Además, la polución, el estrés, enfermedades, malos hábitos o el envejecimiento afectan también a su grosor, longitud y resistencia.

Las pestañas, material sensible

Al igual que hacemos con la piel, deberíamos cuidar nuestras pestañas día y noche con productos específicos, a base de activos antioxidantes, para frenar su envejecimiento y proteger el color; ingredientes nutritivos e hidratantes para favorecer su grosor; y principios regeneradores para reparar las pestañas dañadas y estimular su crecimiento mejorando su longitud y densidad.

La prevención, también en cuestión de pestañas, es fundamental para evitar daños futuros, una prevención que para los expertos de Belcils empieza con el estilo de vida: evitar el estrés, llevar una alimentación adecuada y proteger los ojos del sol con gafas y sombreros. A ello habría que sumar un desmaquillado adecuado, limitar el uso de maquillaje y evitar tratamientos estéticos que puedan dañarlas, como las extensiones. “El anclaje de la pestaña está concebido para sujetar el peso de la pestaña natural. Los tratamientos que aumentan su peso favorecen la caída”, sentencian. Tampoco son partidarios del uso de rizadores de pestañas, ya que pueden provocar su rotura, especialmente si estas son frágiles y están deshidratadas. “Si se usan mal pueden dañar el pelo de la pestaña, pero también pueden romperlo si la pestaña esta muy seca y rígida”, añade Aura Serra, directora de Aura Cosmetics.

Pero seamos realistas: no vamos a renunciar al maquillaje. Su capacidad para embellecer la mirada es demasiado grande. Pero sí podemos prestar atención a lo que usamos. El equipo de Belcils advierte sobre el daño de los maquillajes agresivos o waterproof “porque deshidratan y debilitan las pestañas dando lugar a unas pestañas más cortas y finas. Por lo contrario, usar maquillaje de tratamiento fortalece las pestañas a la vez que te maquillas, por lo que no solo no condiciona su salud, sino que las cuida”. Afortunadamente, ya son muchas las marcas que formulan máscaras con activos que velan también por la salud de las pestañas. Entre esos activos Aura Serra destaca ingredientes como la vitamina E, biotina, pantenol o péptidos.

El desmaquillado también cuenta. Según los especialistas de Belcils, las fórmulas idóneas para este gesto son los geles o lociones y evitar los productos oleosos o que dejen residuo graso. “En cuanto a los activos, interesan aquellos con propiedades calmantes o descongestivas como el azuleno de la manzanilla o las aguas florales de rosa y aciano”. Asimismo, la técnica de desmaquillado también juega su papel. Debe ser suave y respetuosa con la piel, nada de frotar y arrastrar de un lado a otro. “Lo ideal es impregnar dos discos de algodón con el desmaquillante (uno para cada ojo para optimizar la higiene); después, depositar los discos de algodón sobre los ojos cerrados y dejar actuar unos segundos para que el desmaquillante tenga tiempo de disolver el maquillaje; tras ello, podemos retirar los algodones con un movimiento descendente suave”.

¿Por qué se caen las pestañas?

Perdemos entre 130 y 230 pestañas al año y tenemos entre 90 y 150 pestañas en el párpado superior y 70-80 en el inferior. Al igual que el pelo, las pestañas tienen un ciclo de vida, aunque es mucho más corto. Tienen una fase de crecimiento que dura aproximadamente un par de meses y recibe los nutrientes que les permiten anclarse a la base, determinando el grosor y la longitud de la pestaña (la curvatura se define en el folículo piloso). Después tienen una fase de reposo de unos 15 días y una tercera fase de caída, entre 6 y 8 meses, en la que la pestaña deja de recibir nutrientes, cae y se vuelve a regenerar siempre que el folículo no esté dañado. Pero ese ciclo de regeneración es finito y por eso, con la edad disminuye el número de pestañas.

“El anclaje o unión de las pestañas a la piel es muy sensible. Cuando la piel de los párpados se altera (por ejemplo, por cosméticos irritantes), cuando frotamos en exceso o cuando la pestaña está debilitada se propicia su caída. Podemos apreciarlo con una pérdida de volumen y longitud. Incluso podemos detectar que caen más en el disco de algodón al desmaquillar. En este caso, debemos usar un tratamiento específico para frenar su caída y favorecer su crecimiento”, apuntan desde Belcils

Dicho esto, la doctora Virginia Velasco, dermatóloga y responsable de la Unidad de Tricología en la clínica Dr. Morales Raya puntualiza que la caída de algunas pestañas a diario es completamente normal, “pero cuando esta caída es excesiva o cuando notamos una pérdida evidente de densidad, que se conoce con el término de madarosis, debemos empezar a preocuparnos”, ya que esto no solo representa un problema estético sino que con el tiempo puede facilitar el desarrollo de infecciones en los ojos y afectar a la autoestima de quienes la padecen.

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