Esos granitos blancos que salen en la cara puede que no sean acné, sino quistes de milium. Te contamos sus causas y tratamiento
Parecen espinillas, pero esos granitos de la cara no tienen nada que ver con el acné. Pueden salir a cualquier edad y tienen tratamiento, pero nunca intentes reventarlos.
Premisa: no todos los granos que salen en la cara son acné. Tendemos a meterlos todos en el mismo saco, pero su tratamiento es diferente. Como lo son sus causas. Y hay que saber diferenciarlos para dar con la mejor solución. Eso sí, todos tienen en común una cosa: no hay que tocarlos y menos manipularlos para acabar con ellos por nuestra cuenta.
Pero vayamos al grano. Aquí no vamos a hablar de acné, sino de los quistes de milium, unos granitos blanquecinos de apenas unos milímetros, parecidos a las espinillas. “Se caracterizan por ser bastantes firmes, no duelen y normalmente salen alrededor del contorno de los ojos” concreta Noe Expósito, terapeuta de The Beauty Concept. Puede que resulten antiestéticos, pero no nada más. Los vemos como granos, pero en realidad son unos microquistes que puede tener cualquiera, independientemente de la edad o el tipo de piel.
En efecto, aunque a simple vista pueda parecer una lesión acnéica, no lo es. “Los quistes de milium son unas pápulas blancas o ‘bolitas blancas duras’, como mucha gente las conoce, que aparecen en la piel. Son acumulaciones de queratina, células muertas y sebo. Podríamos pensar en ellos como ‘poros cerrados’, ya que, en estos casos, la queratina de la piel se descama con normalidad, pero queda atrapada en la salida de la glándula sebácea, el canal folicular, y lo obstruye (por eso, no se extraen con facilidad)”, describe Clara Fernández, farmacéutica y nutricionista, con gran expertise en dermocosmética. De esta forma, continúa, acné y quistes de milium comparten un factor: la hiperqueratizacion folicular (obstrucción del folículo), “pero no implica los otros tres factores que se dan en el acné: seborrea (exceso de grasa), inflamación y proliferación microbiana (infección). De hecho, no van acompañados de dolor, rojez o inflamación, y no podemos manipularlos”.
Las causas
Suelen aparecer por muchos factores, señala Expósito, pero normalmente es por una acumulación de células muertas que se generan debajo de la piel, “aunque también pueden ocasionarse por una mala utilización de productos cosméticos ya que algunas fórmulas no se deben mezclar con otras y de ahí la importancia de un diagnóstico personalizado”. Lo corrobora Clara Fernández, que añade que pueden aparecer en pieles que utilizan cremas y cosméticos muy oclusivos, que obstruyen el poro, principalmente fórmulas con ácidos grasos de cadena media como acido láurico o mirístico, o de mala calidad (como ocurre con algunos maquillajes). “Muchas veces eliminando cosméticos de la rutina, mejoran los quistes de milium”. En estos casos, el dicho ‘menos es más’ es toda una máxima a seguir y algunas cacareadas tendencias virales, como el slugging o el método 'beauty sandwich facial', no son las mejores opciones para estos casos.
Asimismo, otros factores que pueden estar detrás de la aparición de los quistes de milium son traumatismos como quemaduras solares, dermoabrasión o radioterapia; algunos medicamentos como corticoides y, también, el tabaco. Y aunque tendemos a pensar que la piel de los bebés es perfecta, es común encontrar quistes de milium en los recién nacidos, como resultado de una piel aun inmadura; pero, como aclara la farmacéutica pueden aparecer a cualquier edad y sexo, con predominio de las pieles grasas con pH ácido. “Aparecen normalmente en contorno de ojos, párpado, frente y detrás de las orejas y en el lóbulo”, esto es, en zonas donde la secreción sebácea es menor y la piel más fina.
Prevenir y tratar
Las expertas lo tienen claro, la prevención comienza por una rutina cosmética adecuada a cada estado de la piel y “con una buena limpieza, si es doble, pues mucho mejor”, puntualiza la portavoz de The Beauty Concept.
Aunque en ciertos casos, señala Clara Fernández, los quistes de milium tienden a resolverse de forma espontánea, lo habitual es que el tratamiento pase por llevar una rutina cosmética ad hoc con productos adecuados “que no aporten demasiada grasa a la piel y se analicen en una previa valoración de cada persona y su tipo de piel. En cabina los tratamos pinchándolos con una lanceta y los extraemos. También lo podemos tratar con exfoliantes”, comenta Noe Expósito.
Dicho esto, la farmacéutica recomienda limpieza dos veces al día con limpiador acuoso, “no conviene utilizar geles o tónicos excesivamente astringentes, ya que podrían cerrar aún más el poro, y es lo último que nos interesa”. También se puede usar fórmulas exfoliantes diarias, con ácido salicílico al 2%, que ayuda a realizar un efecto desincrustante del folículo.
“Veo muy interesante el uso de cosméticos con AHA’s, no necesariamente a base de glicólico (que algunas pieles no toleran bien). Podemos utilizar también ácido mandélico, láctico, cítrico, málico…, todos ellos de mayor tolerancia. Se pueden aplicar por la noche, o bien a modo de peeling semanal, durante al menos 2 o 3 ciclos de piel”, señala Clara Fernández, que además comenta que este tipo de cosméticos a base de ácidos los alternaría con retinoides (preferiblemente las formas retinol, retinal o ácido retinoico), siempre por la noche. “La clave siempre será usar activos renovadores, exfoliantes y queratolíticos (sustancias que ayudan a disolver la capa córnea de la piel)”.
Por la mañana, es importante utilizar fórmulas no comedogénicas, hidratantes en texturas crema-gel, y protecciones solares oil-free. “Por poner la puntilla, en caso de usar antioxidantes, evitaría utilizar vitamina E o serum lipídico a base de vitamina C (si es acuoso no da problema)”, apunta Fernández. Para el contorno, suele recomendar productos que contengan retinol 0,1 o pha (gluconolactona), ya que el resto de activos suelen ser bastante irritantes en esta zona.
Si tras un tiempo con la rutina no se nota mejoría, entonces la solución pasa por las manos del dermatólogo, que suele realizar extracción con láser CO2 o con lanceta.
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