¿Por qué necesitas exfoliarte si la piel se regenera naturalmente?

¿De verdad hace falta ayudar a la piel a regenerarse? ¿Es la exfoliación un gesto tan importante para la rutina de cuidados como nos han hecho creer? ¿Cómo debemos exfoliarnos en verano? Tres expertas nos ayudan a salir de dudas.

¿Por qué necesitas exfoliarte la piel si se regenera naturalmente?
¿Por qué necesitas exfoliarte la piel si se regenera naturalmente? / iStock

Aunque una de las funciones naturales de la piel es su propia regeneración a veces necesita un pequeño empujón para brillar al máximo. Aquí entra en juego la exfoliación: una pequeña gran ayuda para eliminar las células muertas que se resisten a desprenderse. Es como dar un impulso a nuestro sistema de renovación natural. “Este proceso, que dura aproximadamente un mes, consiste en que los queratinocitos que se forman en el estrato epidérmico basal (capa más profunda de la epidermis) se van abriendo camino y subiendo a la superficie. Después se va degradando, y forman el estrato córneo, la capa más superficial formada por células muertas que se van desprendiendo de nuestra piel por el proceso natural de regeneración, dejando paso a las nuevas células”, explica Sara García, esteticista y formadora de Maria Galland. Pero, continúa, a medida que la piel envejece pierde velocidad de renovarse, las células muertas se acumulan en la superficie de la piel, también la grasa, el sudor, restos de cosméticos, contaminación, polución, humos… a lo que hay que añadir la agresión solar. La piel responde aumentando el estrato córneo y este engrosamiento le da un aspecto apagado y desvitalizado así como una textura rugosa y mate. Es por ello, que exfoliar la piel se ha convertido en un gesto fundamental de la rutina de cuidados. Y no solo por ser de gran ayuda en la mejora del aspecto y la textura cutáneas sino porque contribuye a mejorar la circulación sanguínea o, como señala la doctora Cristina García Millán, miembro del Gedet (grupo de dermatología estética y terapéutica) de la AEDV, también puede ayudar a prevenir la obstrucción de los poros y reducir la aparición de manchas y arrugas. Eso sí, el cómo, el cuándo y con qué depende de cada piel.

En términos generales, deberíamos plantearnos la exfoliación cuando la piel se presenta áspera y apagada, condiciones que se acentúan con la edad, como señala la facialista Marta Sanz Viveros, fundadora de la clínica Éclat. Pero no solo es un gesto fundamental para las pieles `añosas’. “En general, se recomienda que las personas comiencen a considerar la exfoliación regular a partir de la adolescencia, cuando la piel comienza a producir más sebo y puede ser propensa al acné y a otros problemas de la piel. Sin embargo, la frecuencia y el tipo de exfoliación que se debe realizar dependerá de la condición cutánea específica. Las personas con piel grasa o propensa al acné pueden necesitar exfoliarse con más frecuencia, mientras que quienes tienen piel seca o sensible deben hacerlo con menos frecuencia y con productos más suaves”, aconseja la dermatóloga.

Exfoliarse, sí, pero ¡cuidado con los errores!

“Hoy en día existe mucha información, pero hay que tener en cuenta que no todo vale. Siempre hay que dejarse aconsejar por un profesional que valore el rostro en cuestión”, señala Marta Sanz Viveros. El error más común es probablemente la sobreexfoliación. “No por exfoliar más nuestra piel estará más limpia, un exfoliante no es un limpiador… podemos alterar el ecosistema cutáneo (pH, microbioma y barrera lipídica), debilitarla y desprotegerla”, responde Sara García. Asimismo, dice, es importante adaptar la fórmula al tipo de piel y a la zona, evitando el contorno de los ojos y labios, donde la piel es muy fina, o áreas recientemente depiladas o con heridas. En términos generales, exfoliar una vez a la semana suele ser suficiente aunque las personas con piel grasa o propensa al acné pueden necesitar exfoliar con más frecuencia, apunta la dermatóloga.

Y, ¡ojo con los experimentos! En las redes sociales se viralizan métodos que pueden resultar demasiado agresivos o poco ortodoxos que prometen una piel radiante, pero pueden llevarse sus defensas por delante.

Otro gesto imprescindible cuando exfoliamos es hidratar siempre después porque, dice la doctora García Millán, de lo contrario se puede ocasionar sequedad, descamación y en ocasiones dermatitis. Y si salimos a la calle es necesario, más que nunca, aplicar protección solar.

¿Qué exfoliación es la mejor? El discurso del método

¿Exfoliación fsica, química o enzimática? He ahí el dilema. “Depende del estado de la piel en ese momento, tipo de peeling (el tamaño de la partícula, si tiene ácidos en qué concentración…) e, incluso, la época del año; en verano no es recomendable hacer algunos exfoliantes químicos”, responde Marta Sanz.

  • La exfoliación física implica el uso de productos con partículas que eliminan las células muertas mediante fricción, un método que para la dermatóloga está indicado esencialmente para pieles grasas o con imperfecciones. “Para elegir un exfoliante físico adecuado es importante considerar el tipo y sensibilidad de la piel, revisar los ingredientes para evitar irritaciones, seguir las instrucciones de uso y considerar los objetivos de cuidado de la piel, como suavizarla o tratar el acné”. Según Sara García es el tipo de exfoliación más popular para hacer en casa ya que no tiene ningún riesgo si lo realizamos bien y no tenemos la piel sensible. También es la más indicada para el resto del cuerpo.
  • La exfoliación química es una buena opción para personas con piel sensible, propensa al acné, envejecida o con manchas, expone la doctora Cristina García Millán. Este sistema utiliza productos que contienen ácidos alfa hidroxi (AHA) y beta hidroxi (BHA) o enzimas que disuelven las células muertas de la piel, en lugar de frotarlas con partículas. Eso sí, la elección de la fórmula debería contemplar el tipo de piel. Para las personas con piel seca o sensible recomienda ácidos suaves como el láctico o el mandélico, menos irritantes que otros; mientras que los BHAs, como el ácido salicílico, son efectivos para la piel grasa o propensa al acné, ya que penetran en los poros para eliminar las células muertas de la piel y reducir la obstrucción de los poros. Para la piel envejecida esta especialista apuesta por los AHAs, como el ácido glicólico, ya que pueden estimular la producción de colágeno y reducir la apariencia de líneas finas y arrugas. En los casos de piel opaca o con manchas su consejo es optar por ingredientes como la vitamina C o el ácido kójico que ayudan a aclarar y unificar el tono.
  • La exfoliación enzimática, probablemente el método menos conocido, es una técnica de exfoliación química que utiliza enzimas naturales, como la papaína de la papaya o la bromelina de la piña, para disolver suavemente las células muertas de la piel. “Es una opción suave y efectiva para personas con piel sensible”, concluye la dermatóloga.

Con el cambio de estación, cambiamos de ropa y de rutinas de cuidado, pero ¿es necesario cambiar la de exfoliación? No es imprescindible, “siempre y cuando el producto que se utilice sea compatible con el sol” puntualiza Marta Sanz, motivo por el que no aconseja el uso de exfoliantes químicos.

Exfoliar la piel en verano es una de las formas de obtener un moreno más duradero, uniforme e intenso, asegura Sara García, aunque insiste en la importancia de no hacerlo el día previo a la exposición solar y de utilizar un SPF elevado los días posteriores, ya que la piel está más susceptible a quemarse. En resumen, concluye la dermatóloga, “sí se puede exfoliar la piel en verano, pero se deben tomar precauciones, como evitar la exposición directa al sol inmediatamente después, usar exfoliantes suaves, hidratar la piel postratamiento y evitar la exfoliación en piel quemada o irritada”. 

Síguele la pista

  • Lo último