¿Cuánta responsabilidad tiene realmente el paso del tiempo en el envejecimiento de la piel?
Que la piel envejezca no significa sólo que cumpla años. De hecho, dicen los expertos que el paso del tiempo supone sólo una tercera parte de los motivos que la envejecen. Te contamos el resto.
El envejecimiento de la piel es un proceso natural y complejo que por supuesto, no sólo depende de un sólo factor. A menudo lo atribuimos al paso del tiempo y la edad, pero la realidad es que existen muchos más factores y elementos que influyen de forma importante en cómo nuestra piel envejece y se transforma.
Podemos dividir todos estos factores en dos tipos: internos y externos.
Los factores internos
Como factores internos habría que hablar de la genética, en primer lugar. Nuestra predisposición genética juega un papel crucial en la velocidad y el patrón de envejecimiento de la piel. Algunas personas están genéticamente predispuestas a una piel más resistente al envejecimiento, mientras que otras pueden desarrollar signos visibles más temprano.
También hay que hablar aquí de los procesos biológicos. Con el tiempo, la piel experimenta cambios naturales como la disminución de la producción de colágeno y elastina, la reducción de la renovación celular y la pérdida de grasa subcutánea. Estos cambios son inevitables pero también variables entre unas personas y otras.
Dentro de los factores externos, hay que hablar de mucho más.
Los factores externos
La exposición solar
Estilo de vida
Otros factores como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la falta de sueño, la mala alimentación y el estrés también pueden acelerar el proceso de envejecimiento de la piel al afectar su estructura y función. -Y sí, aquí puedes hacer mucho por frenar esa acción-
La contaminación ambiental
La exposición a contaminantes ambientales como el humo, el smog (un tipo de contaminación que se encuentra en el aire, especialmente, de las grandes ciudados, compuesta principalmente por óxido de nitrógeno, monóxido de carbono y gas metano) y otros agentes químicos puede provocar estrés oxidativo en la piel, deteriorando su salud y apariencia.
Falta de cuidados
La falta de cuidados adecuados, como una falta de hidratación, un mal uso de cosméticos o la falta de protección solar o uso de una inadecuada, también son claves en la contribución del envejecimiento prematuro.
¿Cuánto influye realmente el paso del tiempo?
Si bien el tiempo desencadena el proceso natural de envejecimiento de la piel, su impacto real puede ser menos determinante de lo que comúnmente se cree. La genética y los factores extrínsecos juegan roles cruciales y a menudo predominantes en la velocidad y la calidad del envejecimiento cutáneo.
La doctora Lorea Bagazgoitia en el libro ‘Lo que dice la ciencia sobre el cuidado de la piel’, asegura que “se sabe que solo una tercera parte del envejecimiento de la piel es por el paso del tiempo. Los facrores externos, el exposoma, acentúan y aceleran los cambios”.
Sí, el tiempo juega un papel importante porque como recuerda la doctora, “la epidermis se afina con el paso de los años y su unión con la dermis se vuelve menos sólida.” Esto también conlleva una serie de consecuencias: en los ancianos, esa falta de solidez en la piel puede llevar a que el simple hecho de retirar una tirita, cause una erosión o que, por ejemplo, con la edad, las heridas tarden más en cicatrizar (puesto que el número de vasos sanguíneos disminuye) y que la regulación de la temperatura corporal sea menos efectiva debido al volumen que pierde la capa de la hipodermis que se encarga de ello (y que en la juventud, es más gruesa). Y por si fuera poco y precisamente en las mujeres, uno de los factores más importantes en todo esto es el papel que juega la menopausia.
Pero evidentemente, hay más factores.
Las personas con predisposición genética a una producción de colágeno más lenta o a una menor capacidad de defensa contra el estrés oxidativo pueden mostrar signos de envejecimiento más rápidamente que otras.
Y sin duda, la exposición en exceso al sol sin una protección adecuada, por ejemplo, puede acelerar de forma exponencial la formación de arrugas y manchas en la piel, incluso en las más jóvenes. Explica Bagazgoitia en este punto que “el sol es el principal causante del envejecimiento de la piel. No sólo es culpa de los UV, sino también de los infrarrojos e incluso de la luz visible”.
Hay que recordar además que hábitos como una dieta equilibrada rica en antioxidantes, el ejercicio regular, el sueño adecuado y la gestión del estrés pueden mitigar los efectos del envejecimiento, independientemente de la edad cronológica.
La prevención
¿Qué hacer para frenar el ritmo frenético de deterioro de todo esto? Pues además de lo evidente (-lo evidente: evitar hábitos nocivos como el tabaco o el alcohol, gestión del estrés, mejora en la calidad del sueño, dieta rica en antioxidantes…-), puedes “ayudar” a través de una buena elección de tus cosméticos.
Según la doctora Lorea, “si quieres prevenir la aparición de arrugas, usa fotoprotector a diario: es el mejor producto antienvejecimiento”. Además, para mejorar la textura de la piel y suavizar algunas arrugas finas, recomienda los retinoides por los numerosos estudios que han evidenciado su eficacia.
También aconseja tener a mano a los hidroxiácidos y a la vitamina C. Útiles, pero con cabeza: “pueden serte útiles también, pero úsalos siempre con expectativas realistas”.
Y si las arrugas ya están consolidadas, menciona otras armas estéticas con efectos mucho más visibles: desde el bótox a los rellenos y la cirugía.
Eso sí, ahí ya entra en juego cuánto quieras abrazar a tu piel al natural… y al paso del tiempo, obviamente.
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