María del Carmen Domínguez, glacióloga: “No somos conscientes de la que se nos viene encima con el cambio climático”
La científica española María del Carmen Domínguez ha sido galardonada con el Prix Diálogo 2020 por su prestigiosa trayectoria en investigación sobre el cambio climático. Sin embargo, su proyecto se ha quedado sin financiación. “Con la pandemia, la crisis climática ha pasado al último puesto”, advierte.
Con más de 60 investigaciones polares a su espalda, la glacióloga española María del Carmen Domínguez (Asturias, 1969) acaba de ser galardonada con el premio Prix Diálogo 2020 por su prestigiosa trayectoria en investigación sobre el cambio climático y su compromiso con el medio ambiente como cofundadora del proyecto Glackma. Pero, pese a sentirse “contenta” con el reconocimiento, Domínguez no está para demasiadas celebraciones. No tiene dinero para seguir adelante. Su pionero proyecto para medir la descarga glaciar (el hielo que se pierde en forma de agua en los casquetes polares), es una herramienta fundamental para medir los avances del cambio climático, además de un legado para la humanidad, pero ya no cuenta con financiación. Y a ella ya se le han acabado todos sus ahorros, los ha invertido en esta investigación que el premio Prix Diálogo 2020 destaca como esencial para el mundo.
Si midiéramos en euros lo que de verdad importa a nuestros gobernantes (a todos nosotros) las consecuencias del cambio climático, podría parecer que no mucho. Por no decir nada. El dinero para la investigación y prevención del cambio climático no acaba por llegar a proyectos tan necesarios como este. Ni siquiera pese a todo el esfuerzo de la comunidad científica por alertar de las graves secuelas que nos puede acarrear: fuegos incontrolados, desertización, inundaciones, deshielo de los glaciares… “Con la pandemia, la crisis climática ha pasado al último puesto”, confirma María del Carmen Domínguez, conocida como Karmenka en sus círculos más cercanos.
Con todo, la glacióloga no piensa tirar la toalla, “ahora mismo, mi proyecto inmediato es seguir buscando fondos para poder continuar”, asegura. Sin embargo, reconoce que se siente “triste” por verse en esta situación. Aunque sigue demostrando una pasión infinita por la naturaleza y, en concreto, por los glaciares, el agotamiento asoma entre sus palabras. Algo de eso hay. “Tenemos que cambiar la sociedad, y no queremos hacerlo, no queremos desprendernos de cosas que consideramos que nos son necesarias. Eso es lo que me preocupa”, explica. Pero, aunque continúa alertando sobre la necesidad de cambiar nuestro modelo socioeconómico, lo cierto es que ahora Domínguez reconoce que prefiere dirigirse a la infancia. “En la última década nos estamos centramos dentro de esa divulgación en los niños, en los más pequeños, porque nos hemos cansado de divulgar con los adultos, parece que no sirve de nada”. Hablamos con ella para aprender sobre su trabajo y su fascinación por los glaciares.
Lo primero, ¿cómo y por qué te enamoraste de los glaciares?
De los glaciares me enamoré porque escuché una conferencia en 1996 de Adolfo Eraso sobre el glaciar Perito Moreno, venía de él de una expedición. No fue solo ver el glaciar por fuera, sino todas las imágenes que mostró en la conferencia de él por dentro. El color azul del interior de los glaciares, los pozos, las cuevas, todo lo que es la vida que hay dentro de un glaciar. Ese color azul intenso, inolvidable. Yo soy matemática y, en aquel momento, andaba buscando cómo aplicar mis conocimientos matemáticos, a los que considero como una caja de herramientas, a la naturaleza. Y, ahí, encontré el camino.
¿Qué suponen los glaciares para la humanidad y para la naturaleza? ¿Y qué te dicen del momento actual que estamos viviendo?
Los glaciares son parte del planeta Tierra y su papel es regular el clima que actualmente conocemos. En ese clima se dan las condiciones adecuadas para que el ser humano viva cómodamente. Es como el hielo en la nevera, que hace que los alimentos se conserven. Si el hielo desaparece, los alimentos se estropean. Los glaciares juegas el mismo papel en nuestro planeta. Del momento actual, los glaciares me dicen que nos hemos pasado, que no somos conscientes, de verdad, de la que se nos viene encima con el cambio climático tan brutal que estamos provocando en el planeta Tierra. Sí, el ser humano es el responsable de lo que está pasando.
¿Qué significa para ti haber sido galardonada con el premio Prix Diálogo 2020?
Es un reconocimiento muy bonito que me ayuda a ver que realmente merece la pena este esfuerzo y esta dedicación no solo económico, porque he puesto todos mis ahorros para poder seguir adelante con esta labor, sino también mi vida y el esfuerzo que he dedicado a recoger los datos de los glaciares. Siempre he considerado esa recogida de datos como un legado para la humanidad. Con eso me quedo tranquila. Recibir este reconocimiento a la trayectoria me hace sentir, no sé, contenta. Me anima a continuar a pesar de las dificultades, económicas sobre todo, por falta de financiación del proyecto. Este premio me hace ver que sí que merece la pena todo el esfuerzo realizado.
¿Cuántas expediciones polares de investigación has hecho? Tendemos a imaginar a una especie de Indiana Jones aventurera en el hielo pero… ¿cómo son en realidad?
Expediciones polares llevo más de 60 ya, creo que 63, entre el Artico, la Antártida, zonas de la Patagonia… Sitios siempre donde hay glaciares. Para mi son maravillosas. En cuanto a tiempo oscilan entre quinces días, las más breves, a tres meses de duración. Sé que mucha gente no aguantaría en esas condiciones. Estamos en tiendas de campaña a la intemperie. Tu forma de calentarte es meterte en un saco de dormir. Cuando he tenido que mojarme por los aforos, que son mediciones que hacemos en el río y que son duras de condiciones. El agua sale de los glaciares prácticamente de cero grados y tenemos que hacer mediciones con el agua hasta la cadera o a media pantorrilla, depende del río. Duran casi una hora y tienes que estar en una postura muy quieta, con un aparato en medio del río. Y tienes que repetir según va variando el nivel del agua. A lo mejor en un día haces tres o cuatro. Luego tienes que repetirlas, para poder comparar los caudales. Manda el nivel del río. Se pasa frío.
Parece una labor bastante dura…
Para mí es un sacrificio entre comillas, ya que es un esfuerzo encaminado a conseguir una información necesaria. En los glaciares terminas también mojado porque penetramos en los pozos, galerías y cuevas que hay en el hielo pero como son generadas por agua y por fusión de hielo, siempre acabas mojándote con alguna cascadita de agua, así por el cuello, por detrás. O encima de ti directamente. Y ese agua igual está a dos grados. Mucha gente me pregunta cómo aguanto viviendo tres meses así, en tiendas de campaña, sin condiciones cómodas. Pero estás en medio de una naturaleza magnífica. Para mí son momentos tranquilos que me dan mucha paz. La única tristeza son los datos que recogemos de los glaciares, que año a año van siendo cada vez peores. Pero allí, en medio de la naturaleza, donde no hay nadie, fuera de la falsedad del ser humano, para mí eso es maravilloso.
Has recorrido medio mundo helado con tus investigaciones. ¿Cuál ha sido el lugar que más te ha fascinado?
No puedo quedarme con uno. Todos los glaciares me fascinan. Esa inmensidad del hielo, sentirte tan pequeña, comprendes aún más la pequeñez del ser humano frente a la grandiosidad de la naturaleza. Esa es una sensación que después en la vida me ha ayudado mucho, porque te ayuda a desprenderte de lo que valora la mayor parte de la población humana, que es el dinero y lo material. Aprendes que eso no es lo significativo, no es lo importante ni lo que te da la felicidad. Sentirte así de insignificante, tan poca cosa en medio de la inmensidad helada, no tiene comparación. El Ártico tiene sus maravillas, la Antártida las suyas, como los glaciares de la montaña. No podría quedarme con un solo lugar.
¿Y el que más te ha preocupado?
Lo mismo. Todos me han preocupado y me preocupan porque, como comentaba anteriormente, los datos, medidos en continuo durante tanto tiempo, nos hacen ver que realmente el modelo socioeconómico que como sociedad estamos llevando a cabo no funciona. Lo tenemos que cambiar, y no queremos hacerlo, no queremos desprendernos de cosas que consideramos que nos son necesarias. Eso es lo que me preocupa.
¿Qué significa Adolfo Eraso en tu vida y cómo y por qué creasteis el proyecto Glackma en 2001?
Como comenté antes, yo descubrí el mundo glaciar en una conferencia de Adolfo Eraso sobre el glaciar Perito Moreno. En ella descubría cómo es un glaciar en su interior, ese mundo fascinante helado. Desde el 97 habíamos logrado comprar con nuestros ahorros una sonda de medida y la comenzamos a llevar por diferentes glaciares en los periodos de verano, para empezar a mediar eso que llamamos la descarga glaciar, es decir, el hielo que se pierde en forma de agua. Viendo la importancia de la necesidad de medir este parámetro, cuando recibimos financiación por primera vez, en 2001, fue cuando empezamos a montar las diversas instalaciones, que llegaron a ser ocho, cuatro en el hemisferio norte y cuatro en el sur, en el Ártico y en la Antártida, a diferentes latitudes para medir esa descarga glaciar en diferentes puntos. Como todas las cosas importantes de la vida, no va deprisa, sino que se toma su tiempo para desarrollarse con cariño y sobre todo con pasión. Eso ha ocurrido con el proyecto Glackma. Creo que falta mucha pasión para trabajar, para volvarse. Para nosotros es una satisfacción enorme ver que el trabajo que hacemos es para los demás, para todos. Poder dar esa información, aunque no se nos escuche.
Como has comentado, en Glackma os encargáis, entre otras cosas, de medir la descarga glaciar, el hielo que se pierde en forma de agua en los casquetes polares de ambos hemisferios. ¿Cómo ha sido la evolución en los últimos 10 años, qué destacarías?
Efectivamente, medimos ese hielo que se pierde en forma de agua. Con las ocho estaciones implementadas y midiendo ya en continuo cada hora sin parar, registrando datos, durante 20 años hemos encontrado muchos datos interesantes. Primero hemos pasado de una época en la que ni siquiera se hablaba del calentamiento global. Parecíamos los locos del calentamiento global. Ahora se ha dado un paso y ya se habla de calentamiento climático, pero nosotros encontramos que ese parámetro de la descarga glaciar, entre el año 2003 y 2006, que ya ha pasado tiempo, se duplicó. Que en tres años se duplicara es una barbaridad. Es muy significativo, hemos intentado alertar de ello pero parece que hay otras cosas más importantes. La situación es dramática.
Hace tres años estuve en el Museo Noruego del Glaciar. Allí alertaban sobre los cambios climáticos que venían, fuegos incontrolados, desertización, inundaciones y, claro, deshielo de glaciares. La situación de España -y de todo el sur de Europa- en aquellas previsiones era catastrófica. Lo recuerdo mucho cuando aparecen esas noticias aparecen en los telediarios, ya absolutamente reales. ¿Qué nos va a deparar el futuro más cercano?
No lo se. Como acabo de comentar, que un parámetro de la naturaleza se duplique en solo tres años es una barbaridad. Como sociedad no tenemos remedio porque no actuamos hasta que no vemos el peligro inminente y esto es algo que va ocurriendo en silencio y poco a poco. Cuando nos queremos dar cuenta, lo tendremos tan encima que ya no podremos hacer nada. Me entristece ver la tranquilidad y la parsimonia con la que la sociedad aborda este tema. Me entristece de verdad.
En Glackma también divulgáis para concienciar y que la gente comprenda lo que está pasando. ¿Hace falta mucha más divulgación sobre el cambio climático? ¿Qué pasa, por qué no entendemos la importancia del deshielo glaciar?
Nosotros divulgamos desde que empezamos a investigar. Comenzamos con la divulgación para concienciar porque lo vemos muy necesario. En la última década nos estamos centramos dentro de esa divulgación en los niños, en los más pequeños, porque nos hemos cansado de divulgar con los adultos, parece que no sirve de nada. Los oídos están como cerrados, no se escucha. Creo que no entendemos la importancia del deshielo glaciar porque no vemos sus consecuencias de forma inmediata, es algo que va muy lentamente. Solo actuamos cuando tenemos el agua al cuello, es triste, pero es así.
¿Cómo crees que ha influido la pandemia en los progresos que estábamos haciendo en cuanto a cambio climático, al menos en la concienciación de la ciudadanía?
No es que crea, es que veo con claridad que con la pandemia la crisis climática ha pasado al último puesto. La pandemia es inmediata, pero como la crisis climática no se ve, no actuamos.
Y por último, ¿en qué proyectos andas que nos puedas contar?
Pues es una pena, pero el proyecto ahora es tratar de conseguir financiación. Tenemos que reponer las estaciones de medida porque algunas ya van a dejar de funcionar, algunas ya están dejando de hacerlo, de hecho. Llevamos ya unos años sin conseguir financiación, las últimas expediciones las hemos realizado con la aportación económica que hemos hecho nosotros, pero nuestros ahorros ya se han acabado. A día de hoy, no tenemos financiación para seguir con las mediciones de los glaciares, para poder dejar este legado de datos a la humanidad. Es triste, pero es así.