Cuatro trucos para meditar (Cuando no eres un experto)

Aprender a meditar es difícil, hay que dedicarle tiempo y estar muy motivado. Dejar la mente en blanco requiere de mucho entrenamiento y años de práctica. Sin embargo, es una gran ayuda para los momentos de ansiedad y deberíamos intentarlo.

Antes de la tormenta, un poco de calma. 

Hoy traemos cuatro trucos para meditar descubiertos por personas inexpertas que fueron descubriendo pequeñas fórmulas para ir alargando sus minutos diarios de meditación.

1. Para y concéntrate en escuchar los latidos de tu corazón

No eres una experta, así que necesitas concentrarte en algo que haga callar tu cerebro. No solemos detenernos a escuchar como late nuestro corazón y esa actividad te mantendrá atento y sin pensar en otra cosa. Cada vez que te sientas ansiosa y rara pruébalo. Para, deja de hacer lo que estés haciendo y escucha los latidos de tu corazón, intenta concentrarte en ese sonido y verás como empiezas a calmarte.

2. Imagina que una mopa va limpiando tu cabeza de toda suciedad (léase los pensamientos molestos, que estorban)

Es un truco muy gráfico y que le funciona incluso a los más expertos. Cerrar los ojos e imaginar como tu cerebro es limpiado con una esponja que se lleva todo lo que sobra en tu mente. Tu respiración y tu mente se deben ir acompasando a los movimientos de la mopa. Se trata de no pensar en nada más. Sigue a la mopa imaginaria.

3. Respira profundamente, y llénate de aire hasta el abdomen

Es muy difícil intentar meditar cuando uno sufre altas dosis de ansiedad, o en medio de un ataque de pánico. Por eso a veces hay que contentarse con poder respirar profundamente para calmarse. En el libro The Healing Power of the Breath (El poder sanador de la respiración), su autor, el doctor Richard Brown, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Columbia dice que la respiración controlada y profunda manda la señal al cuerpo de que todo está bien, y reduce la respuesta al estrés, ralentiza los latidos del corazón y promueve sentimientos de calma

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4. Ten tu ritual de agradecimiento (por aburrido y snob que esto te suene)

Cada noche antes de meterte en la cama dedica unos minutos a recordar cinco cosas por las que ese día estás agradecida. Las primeras cinco cosas que te vengan a la cabeza, aunque sean tonterías o te parezcan superficiales. Puede ser la conversación trivial con una amiga, el postre de la comida. Increíblemente hacerlo cada noche te hará sentir mejor y, sobre todo, te hará recordar que tienes muchas cosas buenas en tu vida. Y que a veces por triviales se olvidan.

Alex Korb escribió en su libro The Grateful Brain (El cerebro agradecido) La gratitud tiene un poderoso impacto en tu vida porque hace entrar a tu cerebro en un círculo virtuoso. Tu cerebro solo prestará atención a una cosa, es difícil concentrarse a la vez en un estímulo positivo y otro negativo Literalmente no se puede estar agradecido y ansioso al mismo tiempo.

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