Annie Lyons publica 'El Club de Lectura del Refugio Antiaéreo': "Las mujeres son poderosas si se ayudan entre sí"
Hablamos con la autora británica Annie Lyons, quien debuta en las librerías españolas con 'El Club de Lectura del Refugio Antiaéreo', una novela palpitante de colaboración, pasión por los libros y mujeres fuertes y vulnerables durante la II Guerra Mundial.
Con más de media docena de libros publicados en Reino Unido (entre ellos 'Not quite perfect', que fue un gran éxito de ventas, o 'The secrets between sisters', Premio Mejor Libro Electrónico en el Festival of Romance and Life 2014) la escritora británica Annie Lyons se presenta por primera vez en España con una novela histórica, 'El Club de Lectura del Refugio Antiaéreo' (Planeta): una obra sobre dos mujeres que, en plena Segunda Guerra Mundial en Londres, encuentran en los libros su mejor refugio. Y una historia notable de solidaridad, bombardeos, amor, empoderamiento y supervivencia que, desde la primera página, apresa la atención en muchos frentes.
La propia autora nos da más detalles mientras pasea junto a la escultura en memoria del Kinderstransport de la estación de Liverpool Street de Londres, una pieza que conmemora el proyecto de rescate de niños judíos de los territorios controlados por los nazis, o cuando se interna en el refugio antibombas de la II Guerra Mundial ‘Cahoots’, hoy reconvertido en uno de los pubs más singulares y divertidos de la capital inglesa. Un escenario perfecto para esta autora a la que le encanta que sus libros hagan reír y llorar.
Entrevista a Annie Lyons:
La protagonista de esta novela, Gertie, tiene 60 años y Eudora, la protagonista de tu novela anterior ('The brilliant life of Eudora Honeysett'), 86. ¿Un antídoto contra el edadismo?
Creo que las mujeres mayores están poco representadas en la literatura actual. Mi anterior protagonista, Eudora, ha cumplido 86 y siente que está cerca del final de su vida pero aún tiene mucho que ofrecer. Personalmente voy camino de los 50 y tengo la sensación de que a las mujeres, según cumplimos años, se nos va relegando. Sin embargo, algunas de las personas más interesantes que conozco rondan los 70 o los 80.
¿Qué tienen en común, además, las heroínas de tus novelas?
Son mujeres que tienen una pregunta que necesitan responder sobre su vida. Y tanto Gertie como Eudora son resistentes. Eso viene de mi madre, que era muy fuerte, con mucha determinación. Pertenecía a ese grupo de personas que pueden seguir adelante cuando todo se tuerce y ayudan a otros a continuar. Ojalá yo haya heredado algo de eso.
Gertie es resistente pero también sensible y vulnerable. ¿La vulnerabilidad no es una debilidad?
No, no lo es. Mostrar tu fragilidad te hace más fuerte. 'El Club de Lectura del Refugio Antiaéreo' es una novela sobre mujeres sosteniéndose entre ellas. Creo que las mujeres pueden ser tremendamente poderosas si se ayudan entre sí, y en la II Guerra Mundial, en la que transcurre esta novela, hubo muchos ejemplos de ello.
¿La victoria es reconocer que la unión hace la fuerza, que necesitamos a los demás?
Sí, esa es la esencia de la historia que une a personajes tan distintos como Gertie, Hedy, Margery… Las mujeres durante la guerra tuvieron que organizarse y colaborar entre ellas porque los hombres estaban fuera, luchando en el frente. La guerra fue en cierta forma una oportunidad para que ocuparan los trabajos habitualmente reservados a hombres. Fueron granjeras, conductoras, dirigieron negocios… lo único que no hicieron fue empuñar un arma.
"No podemos abrir las fronteras a todo el mundo", dice uno de tus personajes, temeroso ante la llegada de judíos que huyen de la guerra. ¿Es factible la apertura de fronteras sin que se resienta el sistema?
Tal vez no, pero nadie deja atrás su casa, su familia y cruza el mar en un bote, arriesgando su vida, sin necesidad. Ante eso, hay que mostrar compasión. Uno de los puntos de los que tenemos que estar orgullosos es que muchos niños judíos vinieron en la II Guerra Mundial y les dimos cobijo. Ahora mismo pasan cosas horribles, no sé si sería posible abrir totalmente las fronteras pero hay que tratar de ayudar. No es fácil pero no podemos ignorarlo.
¿Por qué elegiste la II Guerra Mundial para ambientar tu novela?
Me encanta la Historia y siempre me ha fascinado ese periodo. Mis padres crecieron en la II Guerra Mundial y a mí me interesaban todas sus historias de evacuaciones, refugios antiaéreos, tragedias y lo que aquello generó. Ocurrió algo parecido a lo que sucedió durante la pandemia: las comunidades comenzaron a trabajar juntas.
En la obra también hay varias historias de amor. ¿Cuánto dura el amor romántico, en la realidad?
He estado casada durante 22 años. El inicio de las relaciones puede ser muy romántico pero luego también es estupendo. Hay amor y amistad. En cuanto al libro, ¡a todo el mundo le encantan los romances de las novelas! Hedy y Sam, Margery y Gerald… Quería que mis personajes tuvieran algo feliz. Se lo merecían.
“Las mejores cosas comienzan con un libro”, dice otro de tus personajes. ¿Eres tú?
Hay pocas cosas mejor que un libro. Siempre he vivido rodeado de ellos. Cuando dejé la universidad [estudió alemán] trabajé en una librería. Después, empecé a escribir. La casa de mis padres estaba llena de libros y estos han moldeado mi vida. Me gusta leerlos, escribirlos y enseñar a escribirlos [Annie Lyons ha impartido clases de escritura creativa].
De hecho, la novela está llena de referencias literarias.
Cuando escribí la novela estaba confinada por la pandemia y echaba mucho de menos los libros, las librerías… Incluso, su olor: si encuentro un libro antiguo, lo huelo, ¡huelen tan bien! Mi padre tenía cerca de 2.000 títulos en su biblioteca. Cuando murió tuve que escoger mis favoritos porque no tenía espacio para guardar todos. Había poesía, primeras ediciones, copias de David Copperfield… Eso me permitió hacerme una pequeña biblioteca mientras escribía y quise reflejarlo en la novela, que esta diera la sensación de que entras en una librería.
¿Cuáles son esos libros que recuperaste de la biblioteca de tu padre y te inspiraron?
Mi padre era miembro de un club de lectura y tenía unas ediciones con ilustraciones maravillosas. Cogí libros como 'Un mundo feliz' de Aldous Huxley, 'Diario de un don nadie', de George y Weedon Grossmith; 'A la caza del amor', de Nancy Mitford, obras de Dickens, Brontë… Y algunos libros infantiles, como los de aventuras de 'Emilio y los detectives', de Erich Kästner, que es un autor alemán que fue prohibido por los nazis. A mi padre le encantaba Thomas Hardy, que también asoma en la novela.
¿Has logrado inculcar el amor por los libros a tus hijos?
Leían bastante cuando eran pequeños ¡les encantaba! Ahora, menos. Dicen que, sobre todo los chicos, abandonan la lectura cuando tienen en torno a los 15 años y que luego vuelven con el tiempo. Eso dice al menos mi marido, que le pasó y volvió a leer con 20. Espero que ocurra.
Tus personajes, como buenos ingleses, beben té incesantemente. ¿Qué da una taza de té?
Ahora ha comenzado a beberse más café pero el té sigue siendo muy, muy popular en Gran Bretaña. Se bebe una taza de té para disfrutar de unos minutos de descanso, para buscar la solución a un problema, para reunirte con alguien en calma… Las bebidas calientes tienen ese poder reconstituyente, no sé si el gin tonic también tiene algo de eso… (risas). Es parte de la identidad inglesa.