Hoy, día 31 de enero, ha tenido lugar en el Palacio Real de Madrid la tradicional recepción anual al Cuerpo Diplomático de 2024 y, como era de esperar, la reina Letizia ha escogido un estilismo con el que ha logrado acaparar miradas y flashes. Un vestido azul marino, caracterizado por el escote en pico terminado en botonadura en la parte delantera, lazada en la cintura, manga larga y falda de vuelo. Una pieza de la que se desconoce su origen y que también lució hace 2 años, en la Pascua Militar de 2022.

Ese día, su look fue casi eclipsado por el piercing en la oreja izquierda que estrenaba y por un pequeño percance que ocurrió aun cuando se encontraban en el Patio de Armas. El broche que eligió se soltó de su vestido y cayó al suelo, lo que hizo que el rey Felipe se agachara a recogerlo instantes antes de que sonara el himno.

Lo curioso de la jornada de hoy ha sido que, luciendo el mismo vestido que en aquel momento, la reina Letizia ha vuelto a tener un percance con una de sus joyas, esta vez con una pulsera de zafiros que llevaba a conjunto con el collar y los pendientes. Durante dicha recepción, la pulsera se ha desabrochado, cayendo al suelo y permaneciendo en este durante unos instantes.

Una vez terminados los saludos, ella misma se ha agachado para recogerla y posteriormente ha sido don Felipe el que la ha ayudado a colocársela de nuevo. Con este percance, la jornada de hoy no solo ha estado marcada por una curiosa anécdota, sino también por las especulaciones acerca del vestido que ha sido el protagonista de dos momentos muy similares.