¿Por qué se han disparado los casos de homofobia en España y cómo podemos detenerlo?

En 2005 España era considerada uno de los mejores países del mundo para el colectivo LGTBI. Hoy, el aumento de los delitos de odio pone en entredicho nuestra tolerancia y amenaza a la paz social que hemos vivido en nuestro país en las últimas décadas. ¿Qué ha pasado y cómo detenerlo?

 

 

Chica acosada por su condución de homosexual

El Código Penal para introducir un delito de odio específico contra la LGTBIfobia.

/ nadia_bormotova

En los últimos meses, en realidad en estos últimos años, la curva de la LGTBfobia ha crecido en número. Pero, ahora, las agresiones se han vuelto además más violentas y organizadas. Tanto que hoy ya es considerada un problema de Estado por Pedro Sánchez. Desde aquellos días de libertad y orgullo en 2005, el año que se instauró el 17 de mayo como el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia (hecho que conmemora la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud en 1990) y que España se convirtió en el tercer país del mundo en legalizar el matrimonio igualitario, a hoy, ¿qué ha pasado para que estemos así?

En Valencia, un joven trans de 21 años recibió una paliza por referirse a unos jóvenes como ‘guapis todes’. En Lleida, una camarera increpó a una pareja de hombres por besarse y lanzó agua hirviendo a un joven que los defendió. '¡No quiero maricones aquí!’, dijo. En Barcelona una joven transexual de 19 años denunció haber sido apaleada en la puerta de su casa al grito de ‘¡puto travelo!’, mientras en Cartagena de 11 años tuvo que ser ingresado tras recibir un paliza a manos de otro niño de su edad, que le fracturó el tabique nasal mientras le llamaba maricón. En Madrid, un grupo de neonazis se manifestó el madrileño barrio de Chueca gritando "fuera maricas de nuestros barrios" mientras eran escoltados por la Policía Nacional.

Estos son solo algunos casos de LGTBfobia que se han vivido en nuestro país en los últimos años. El más atroz fue el asesinato del joven coruñés Samuel Luiz, al que dieron una brutal paliza y que lo último que escuchó antes de morir fue la palabra maricón, escupida como un insulto. Desde el año 2000, ocho personas han sido asesinadas por pertenecer al colectivo LGTB+, según el portal Crímenes de odio.

¿Qué es un delito de odio?

“Los delitos de odio ocurren cuando el agresor elige a la víctima porque pertenece a un colectivo en concreto por lo que representa”, recuerda Arantxa Miranda, vocal de delitos de odio de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB). Sin embargo, incluso existen problemas para que sean identificados como tales. Por ejemplo, en el caso de Samuel Luiz. “Hay muchísimo desconocimiento, tanto a nivel judicial como de las fuerzas de seguridad”, apunta Miranda, por eso, una de las reclamaciones de la FELGTB es “que se trabaje este tipo de delitos, que haya unidades especializadas que los investiguen y que se forme a todos los que participen. Un poco en la línea con la violencia de género, es necesario que haya especialización”.

La activista advierte que “los delitos de odio no solo vulneran los derechos, sino que atentan contra la paz social. Por eso es fundamental que se identifiquen como tales, se estigmaticen y no se toleren en absoluto. Además, cuando atacan a una persona del colectivo, atacan también a todo ese colectivo y aumenta el miedo y la inseguridad”. Por ello, es crucial que se sepan detectar y se denuncien. “Si desde el principio, desde que llega el coche patrulla no saben que es un delito de odio, no va a llegar ni a la fiscalía ni a los jueces para que puedan condenarlo”, subraya Miranda.

El daño del odio

Además de profesor de instituto, Juan Naranjo es un popular ‘booktuber’ activista por los derechos de la comunidad LGTB con el alias en redes sociales de Juanito Libritos. En su reciente novela gráfica ‘Mariquita: una historia autobiográfica sobre la homofobia’, relata su experiencia como homosexual en la España de los 90. La homofobia de la sociedad, el acoso en la escuela, su búsqueda identitaria en la adolescencia y su vida como gay adulto, fuera de cualquier armario.

‘Mariquita: una historia autobiográfica sobre la homofobia’, de Juna Naranjo.

‘Mariquita: una historia autobiográfica sobre la homofobia’, novela gráfica autobiográfica del activista y profesor Juan Naranjo.

Precio: 16 euros. 

/ D.R.

De aquellos días en los que sufría LGTBfobia, cuando aún ni se le daba ese nombre en la escuela, fluyen sus recuerdos. “He superado la vergüenza, pero el miedo (quizás de una forma más domesticada, claro) sigue siendo parte de mi día a día, como del de multitud de personas LGTBI o de otros sectores de la sociedad. La vergüenza se supera con el tiempo, con el empoderamiento y con el surgimiento en tu interior de una semilla de autoestima que se acaba convirtiendo en lo que, en este sentido, solemos llamar orgullo”, explica.

Sin embargo, reconoce que, “por muy visible que seas, por mucho que hayas dejado atrás las medias tintas, por mucho que trates de aportar… el miedo sigue siendo una realidad. Desde al rechazo cada vez que llegas a un nuevo entorno y tienes que volver a salir del armario por enésima vez, hasta el miedo a una agresión física o verbal en cualquier lugar y a cualquier hora, pasando por un montón de agresiones más sutiles (risitas, chistes, comentarios ofensivos…) a los que a menudo tratamos de no prestar demasiada atención”.

¿Por qué parece estar en aumento la LGTfobia?

La sociedad española no es LGTBfóbica, pero sí está muy polarizada ahora mismo. "Creo que hay una parte mayoritaria que aprueba y aplaude la diversidad, y otra parte que está en el otro extremo, que la señala y la culpa de cosas sin sentido como que se pierden los valores familiares o que somos unos pervertidos. Cosas que ya no pensábamos que volveríamos a escuchar en España”, explica Miranda con preocupación. Creo que hay muchos factores. Antes no es que hubiera menos personas LGTBI, es que estaban escondidas. El matrimonio igualitario hizo que se visibilizaran muchas personas del colectivo, con lo que es más fácil atacarles.

Sobre el aumento del las agresiones LGTfóbicas, Juan Naranjo considera que es una responsabilidad de toda la sociedad: “parte del activismo se ha dormido en los laureles, buena parte de las instituciones han considerado que ya estaba todo hecho, y los medios han dado espacio y voz a discursos de odio impensables hace muy poco tiempo. Hemos decidido catalogar como ‘diversidad de opinión’ declaraciones que no son opiniones tolerables sino auténticos discursos de odio… Pero no perdamos la perspectiva: la culpa de que haya aumentado la LGTBIfobia la tienen los LGTBIfóbicos”.

Aunque señala que “hoy se escuchan con mucha más fuerza las voces de todos los miembros de la comunidad educativa -alumnado, docentes y familias- que luchamos contra esta lacra”, Naranjo también subraya que, además de más formación para el profesorado, son necesarios más recursos para luchar contra la LGTBIfobia, y no sólo en un sentido económico. “Necesitamos más tiempos que se puedan dedicar a formar mejor al alumnado que son ya, hoy, ciudadanos en el más amplio sentido de la palabra. La LGTBIfobia, como cualquier otro problema social, no se puede atajar con una charla de una hora al año”.

Cómo detener el odio

"Lo primero que reclamamos es que se condene el discurso de odio que ahora mismo incluso se está legitimando a nivel político y social. Que haya una formación tanto de los cuerpos de seguridad como de la judicatura, que sepan imponer el agravante del 22.4. Lo reclamamos a nivel LGTBI pero también en general, que se reconozcan todos los delitos de odio. Que se concedan partidas en los presupuestos para estudiar este aumento de delitos de odio y las razones, para saber cómo afrontarlo", enumera Arantxa Miranda.

Además, la activista señala que "deberíamos erradicar el insulto fácil, no blanquear ese "marica" o ese "marimacho", no permitirlo, recriminar a quien lo use. Yo empezaría por lo más básico, respetar el lenguaje y así respetar a las personas. Creo que es cosa de todos y todas denunciar cualquier hecho discriminatorio porque al final es social, nos afecta no solo al colectivo, sino a todo el entorno. No podemos minimizar la realidad, los delitos de odio están creciendo y la situación ya es muy preocupante, y eso que solo se denuncian, aproximadamente, un 10% de ellos".

Aunque reconoce que "por un lado es cierto que hemos avanzado. Me encanta poner la ‘tele’ y verme representada en las series o películas, y además desde la normalidad, pero por otro estamos viendo que hay agresiones muy brutales que incluso matan a personas. Lo más importante ahora mismo es una condena clara y sin ambigüedades del discurso del odio. No se puede permitir porque nos estamos jugando la paz, el bienestar y la tranquilidad de nuestra sociedad. Los políticos tienen la responsabilidad, hay que dejar de lado el discurso del odio, debemos educar en diversidad".

El activista, 'booktuber' y profesor Juan Naranjo, conocido en redes como Juanito Libros.

El activista, 'booktuber' y profesor Juan Naranjo, conocido en redes como Juanito Libros.

/ D.R.

Seguir a Juan Naranjo en redes sociales es una vacuna perfecta contra el odio y, también, un modo de comprender la realidad de las personas LGTBI y, como él siempre recuerda, de otros colectivos que también están en el punto de mira de quienes odian. “La LGTBIfobia es una realidad en todos los ámbitos de la sociedad”, explica y reconoce que, aunque ha habido un “cambio positivo brutal”, la escuela, donde él da clases, no es una excepción en cuanto al aumento del odio.

Para atajarlo, Juan Naranjo sugiere empezar por “recordar que no ser LGTBIfóbico no es una especie de mérito o medalla que colgarse”, sino que es “lo mínimo que se puede esperar de un ser humano decente”. Además anima a avanzar y “pasar del ‘no soy LGTBIfóbico’ al ‘no permito que en mi entorno exista la LGTBIfobia’. Esta lucha no puede ser sólo de la minoría LGTBI, necesitamos que la mayoría de la sociedad, cishetero, se una a la causa y nos ayude a atajarla”.

Ponerte en la piel de quienes sufren las agresiones es la mejor manera de empezar a romper con el círculo de violencia, pero hay que dar un paso más allá. Por eso, considera que “igual que creo que cualquier persona con dos dedos de frente frenaría un comentario, chiste o ataque capacitista que se diera en su entorno, creo que ha llegado el momento de que el grueso de la sociedad haga lo mismo cuando, en lugar de capacitista, el comentario, chiste o ataque sea machista, racista o LGTBIfóbico”.

Si has sufrido o estás sufriendo LGTBfobia...

Si lee esto una persona que haya sufrido acoso o cualquier tipo de LGTBfobia, Miranda anima a que lo ponga en conocimiento, que no lo viva en silencio: “Tenemos que empezar a denunciar la realidad, no podemos seguir callados. Un 90% de quienes sufren cualquier acoso o delitos de odio se está callando. Ha llegado el momento de alzar la voz y contar qué está ocurriendo en realidad”. Para facilitar este proceso, en la web de la FELGTB tienen la línea arcoíris, totalmente anónima, confidencial y gratuita. “La persona que te atiende te orienta en función de tus necesidades, te dan información de las organizaciones que hay en cada provincia y también la opción de acompañamiento para el proceso de denuncia, si es necesaria. Que recuerden que no están solos, ni solas”, concluye la activista

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