Karlovy Vary

En la República Checa, esta ciudad, que se debate entre el azul de las aguas termales y el verde de los bosques es el nuevo oasis relajante de los famosos.

Karlovy Vary
Karlovy Vary

Balneario. La sola mención de esta palabra evoca tranquilidad, aguas medicinales y unas manos que nos miman y colman de cuidados. Pero, ¿y si en lugar de un solo establecimiento se tratara de toda una ciudad entregada a la salud y el placer de tu cuerpo? No creas que nos ha dado por soñar, porque ese sitio, para fortuna de todos, existe.

En Karlovy Vary se encuentra el mayor, el más antiguo y el más conocido balneario de la República Checa, situado a tan sólo 120 kilómetros de la capital, Praga, y al lado del romántico bosque de Slavkov. Pero tan breve descripción no hace honor a este enclave: por sus calles han paseado Beethoven, Goethe o el emperador Francisco José, personajes históricos que hoy en día se ven sustituidos por top models o actores de Hollywood. Sin ir más lejos, la modelo Hana Soukupová, imagen de la línea de ropa G2000 y rostro de varias campañas de Gucci, nació en esta ciudad. Por poner otro ejemplo del interés que despierta el lugar, recientemente se estrenó la película “Las últimas vacaciones”, protagonizada por Queen Latifah y Gérard Depardieu. El filme se rodó en el Gran Hotel Pupp, sede del Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary.

Una leyenda muy rentable

Cuenta la voz popular que esta ciudad balnearia fue descubierta en el año 1.350 d.C., cuando el rey checo Carlos IV descubrió las fuentes termales mientras perseguía un ciervo. Sea cierto o no, el caso es que aquel enclave entre los ríos Ohre y Teplá pronto empezó a ser conocido mundialmente gracias a la fama de su aguas. Así Karlovy Vary –Karlsbad para los alemanes–, experimentó su máximo apogeo a finales del siglo XIX y principios del XX, tal y como puede apreciarse en sus edificios neoclásicos y de imitación renacentista, sobre todo en la calle de Stará Louka, junto al río Teplá y también en el complejo de balnearios municipales. De entre ellos, destaca el Baño I, también conocido como Kaiserbad o Baño Imperial. Con su peculiar forma de herradura y su inmenso atrio, el ambiente te hace sentir como la mismísima Sissi en su mejor momento. Y, por supuesto, sus servicios de spa están a la altura de los más exigentes estándares europeos. Tras una etapa de cierta decadencia, el proceso de integración de la República Checa en la Unión Europea ha dado nuevo impulso a la ciudad, que ha actualizado a fondo sus atractivos. La renovada vocación cosmopolita de Karlovy Vary se aprecia claramente en la construcción y puesta en marcha de un aeropuerto internacional propio, con vuelos directos a las principales capitales del continente.

Paseos guiados por columnas

Toda urbe famosa disfruta de un trazo que la distingue de las demás, y en el caso de Karlovy Vary, éste son los paseos columnados, de innegable sabor dieciochesco. La idea que animaba a sus constructores era la de facilitar el acceso a los doce manantiales abiertos al público, disfrutando de apacibles caminatas a cubierto alternadas con senderismo a través del bosque. Es célebre la Columnata del Molino, que con sus 124 puntales es la más larga de la ciudad. También la del Huerto, de influencia vienesa, y que a pesar del nombre, une un extenso parque con una sala de conciertos. Tampoco hay que olvidar la Columnata de la Fuente Termal o Vrídlo. La fuente en sí se encuentra canalizada de forma que proyecta un chorro de quince metros hacia el techo de un moderno edificio, que hasta hace poco llevaba el nombre del primer astronauta ruso, Yuri Gagarin. Hoy, los símbolos del futuro apuntan hacia Bruselas y hacia el turismo que busque una alternativa a la repleta Praga. Karlovy Vary mantiene su peculiar esencia: en la llamada fuente número trece se puede catar el popular licor de hierbas Becherovka. Para quien lo encuentre demasiado fuerte, siempre queda la cerveza pilsen, originaria de la vecina población del mismo nombre.

MÁS INFORMACIÓN

Oficina Nacional Checa de Turismo en España.

Madre de Dios, 45. Madrid. Tel. 807 300 565.

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