Maternidades diversas: madres que son más que una

Rompen paradigmas, reclaman que ser madre no suponga renunciar a ser mujer o lo afrontan solas, pero reivindicativas. La diversidad en la maternidad es una realidad imposible de obviar que necesita soluciones urgentes, tanto políticas como legislativas y sociales.

 

Maternidades diversas en el  Día de la Madre
Maternidades diversas en el Día de la Madre / Istock

Si echamos una mirada a los dichos y refranes, podemos observar lo estereotipado del rol de madre en la cultura popular. Los hay de madres abnegadas, pilares de la familia, como ‘casa sin madre, río sin cauce’ o ‘amor de madre, ni la nieve le hace enfriarse’. Los arquetipos tienden a mostrar dos tipos de madres extremos, la santa y la bruja.

Sin embargo, lo que nos muestra la realidad de nuestra sociedad es que la diversidad es una de las claves de las madres del siglo XXI. En estos momentos, una ola revisionista del papel de las mujeres como madres se extiende por todo el mundo. Mucho tiene que ver en ello la igualdad, la posibilidad de las creadoras, de cineastas, escritoras o guionistas a artistas de todo tipo que están poniendo el foco en las maternidades diversas. Tanto, como para incluso cuestionar el tradicional Día de la Madre.

Familia monomarentales, familias diversas

La actriz Mariam Hernándezdecidió ser madre soltera y formar una familia monomarental. Hace poco escribió una aplaudida reflexión en su IG sobre ello en la que decía que "no es un fracaso a nivel personal, ni ninguna proeza, es una opción, en este caso la mía”. Además, proponía que en vez del Día del Padre y de la Madre, se eligiera un día para celebrar el más inclusivo Día de la Familia. La propuesta de Mariam Hernández recibió el apoyo de compañeros de profesión como Sara Sálamo, Inma Cuesta o los Javis. Ella no es la única actriz que ha formado una familia monomarental. También lo ha hecho Melani Olivares, que tiene tres hijos, o Mónica Cruz, que tuvo sola a su hija. No se trata de una tendencia entre mujeres famosas, sino de una realidad incuestionable en España.

Las familias monomarentales son un hecho en nuestro país. Según los últimos datos del INE , hay 1.887.500 de hogares monoparentales, lo que representa aproximadamente el 10% de las familias españolas. El 82% de esos hogares, están encabezados por mujeres. O sea que más de 950.000 niños, niñas y adolescentes, según un informe publicado por el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, que señala que casi la mitad de ellos están en riesgo de pobreza.

La Federación de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS) es una entidad sin ánimo de lucro fundada en 1994 para trabajar por el reconocimiento, apoyo y promoción de las Familias Monomarentales, además de por sus derechos, según afirma Carmen Flores, su presidenta. Ella misma admite la diversidad absoluta del colectivo.

“A estas mujeres, madres y responsables de familias monomarentales, les atraviesan otros factores como son: la situación económica, la situación administrativa, la formación, vivir en la ciudad o en el mundo rural, padecer ella o su hijo/a alguna discapacidad, etc”, indica, y recuerda que estos hogares sufren una doble discriminación, “una por ser mujer y otra por ser madres”, apunta y recuerda que asumen “en solitario las tareas de cuidado y afrontamos aún con mayores dificultades los retos del mercado laboral. Además, sufrimos penalizaciones por políticas pensadas y diseñadas para la familia tradicional. La sociedad patriarcal nos coloca así en situaciones de desempleo y precariedad alarmantes”.

Este año está siendo especialmente duro para ellas por la pandemia, que ha afectado a más del 87% de las familias monoparentales, un colectivo que ya sufre el mayor desempleo femenino, menores ingresos por reducciones de jornada y, en general, mayores dificultades para conciliar al ser una única persona progenitora a cargo de la familia. “Conciliar es imposible cuando en los cuidados no hay un botón de pausa”, afirma Flores.

La presidenta de la FAMS recuerda que, pese a la buena voluntad, las familias monomarentales están en tierra de nadie, también ante el Plan Corresponsables del Ministerio de Igualdad. “Nos parece un gran avance, pero si no se define previamente la familia monoparental, puede ocasionar nuevas discriminaciones. Una sociedad moderna y avanzada tiene que tener en cuenta a todas las personas que la conforman”, advierte, y lamenta la “ausencia de una normativa específica a nivel estatal, que defina unívocamente y regule legalmente este modelo de familia”.

El gran problema para las familias monoparentales, según señala Flores, “no es criar en solitario en nuestra sociedad, sino que el entramado normativo se configura en base a un modelo de familiar biparental, generalmente unido en matrimonio, que obvia otros modelos de familia que, al ser olvidados, son discriminados en el acceso a derechos, prestaciones y medidas que, como unidad familiar, necesitan”.

Madres arcoíris

También las familias LGTBI ven recortados sus derechos. La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) denuncia que las familias del colectivo tienen menos derechos en España que el resto porque el mismo ordenamiento jurídico continúa discriminándolas. Tras quince años de matrimonio igualitario, aún no parece haber llegado la igualdad real a estos hogares. Por ejemplo, las parejas de mujeres lesbianas y/o bisexuales deben cumplir unos requisitos para registrar a sus menores que las de parejas heterosexuales no necesitan.

Mientras una pareja mixta puede filiar a sus bebés desde el hospital, sin que al hombre se le exija ningún tipo de trámite, las parejas de mujeres se ven obligadas a casarse, o si no, la no gestante tendrá que adoptar a su bebé, un trámite nada sencillo. Además, cada comunidad legisla a su buen entender. Por eso, desde FELGTB reclaman la necesidad de que se apruebe una ley estatal LGTBI que unifique los derechos del colectivo en todo el territorio estatal.

Malasmadres

Si alguien ha revolucionado el panorama materno en los últimos años en nuestro país, esa ha sido ,Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres en 2014. Ella reconoce que lo creó para que “fuera lo que es”. En aquel momento, estaba casi desbordada y no le daba para muchos análisis. “Para mí era un desahogo personal, compartir mis intentos fallidos por se una madre perfecta, buscar ‘Malasmadres’ que se sintieran como yo. Era terapéutico”. Eso sí, una vez lanzada la propuesta, recuerda que le sorprendió muchísimo la respuesta. “La de madres que se sentían como yo. Había una necesidad de que alguien dijera la verdad de la maternidad, de que alguien dijera que nos habían engañado. Y fui yo”, reconoce.

Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres
Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres / Orlando Gutiérrez

Recuerda “aquellos primeros tuits, muchas conversaciones nocturnas, riéndonos de nosotras mismas y generando un movimiento social que es hoy en día el Club de Malasmadres. Una gran comunidad de la que no me puedo sentir más orgullosa”. Este proyecto ha hecho que muchísimas mujeres en España –solo en Instagram son más de 600K– se sientan menos solas. Sus reivindicaciones han sido múltiples y han conseguido incluso llamar la atención de los políticos.

“La lucha social por la conciliación, el trabajo constante por desmitificar la maternidad, romper el mito de la madre perfecta y empujar un nuevo modelo social de madre ha calado”, admite Laura Baena. El secreto ha sido, poner sobre la mesa la realidad de muchas madres españolas y que, al unirse, han logrado una fuerza extraordinaria. Las malasmadres son “todas las que no quieren renunciar, que no quieren que su M de Madre aplaste a su M de mujer”, resume Baena, que señala que “por desgracia queda mucho por hacer” ya que la presión social continúa.

“Somos las eternas juzgadas, nos cargan con la culpa, los prejuicios y la etiqueta de ‘mala madre’. Por eso hay que seguir, para que seamos la revolución que nuestras hijas necesitan. Mujeres feministas que queremos nuestro lugar en el mundo, sin que la maternidad nos penalice. Porque ser madre debe sumar, nunca restar”. Cuando le pido tres reivindicaciones claras, no lo duda: “No existe la madre perfecta, lo hacemos lo mejor que sabemos, creemos o podemos. Vivir la maternidad con libertad, porque no debemos ser juzgadas ni tampoco juzgar. Y por supuesto no renunciar, ni a nuestra carrera profesional ni a ver crecer a nuestros hijos o hijas”.

Nuevos arquetipos: Madres de libro

Si lo masculino se ha hecho universal por la fuerza de la costumbre –véase la guerra con toda su parafernalia, o las batallas épicas en pos de victorias deportivas, por ejemplo–, poco a poco se va rompiendo una grieta en las ‘cosas de mujeres’, que tienden al fin a universalizarse, también. Así, al tiempo que las mujeres al fin están despuntando como creadoras, reclamando una igualdad que ya debería de ser un hecho, la maternidad se ha convertido en un tema del que hablar. Hay perspectivas infinitas por plantear, ya que la visión sobre las madres apesta a estereotipado.

La necesidad de otros enfoques hace que sea muy interesante escuchar las nuevas propuestas. Las hay muy divertidas e irónicas, como ‘Llamadas de mamá’, de (Sexto PisoCarole Fives (Sexto Piso). Por su parte, la reciente 'El instinto’, de la canadiense Ashley Audrain, afronta los tabúes de la maternidad en lo que ya es un género, el 'domestic noir’. Mientras que la economista y socióloga mexicana Brenda Navarro, con su impresionante ópera prima, ‘Casas vacías’ se ha llevado el Premio Tigre Juan 2020 con la historia de dos mujeres que le sirven para hacer un análisis poliédrico de las maternidades como pérdida o como propiedad, en lugar de como amor.

‘La mejor madre del mundo’, de Nuria Labari (Random House).
‘La mejor madre del mundo’, de Nuria Labari (Random House). / D.R.

También hay ensayos en primera persona, que reivindican maternidades que se alejan de lo normativo o proponen unas nuevas normas, como ‘Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad’, de Esther Vivas (Capitán Swing), y novelas fascinantes, como ‘La mejor madre del mundo’, de Nuria Labari (Random House), donde se mezcla la autobiografía y la ficción en un cóctel que atrapa desde la primera página. Libros, todos ellos, perfectos para regalar en el Día de la Madre y, de paso, reivindicar una mirada a la realidad de las maternidades diversas.

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