Ashley Audrain: "Los tabúes sobre la maternidad nos persiguen hace años"

¿Qué pasa si tu hijo no es como esperabas? ¿Y si no eres capaz de amarlo? La canadiense Ashley Audrain debuta con 'El instinto', una novela en clave 'domestic noir' que explora la parte oscura de la maternidad y que ya se ha convertido en todo un 'bestseller' internacional.

Ashley Audrain
Ashley Audrain / Alex Moskalyk

Durante muchos años fue la directora Directora de Comunicación de Penguin Books Canadá, pero Ashley Audrain no podía figurarse de ninguna manera el éxito de su primera novela: (Alfaguara)'El instinto' (Alfaguara). Con los derechos vendidos a más de 30 países, nº1 en Canadá, en la lista del The New York Times y con una serie en marcha (a cargo del mismo productor que compró los derechos de la saga Harry Potter), su libro se perfila como uno de los grandes 'bestsellers' internacionales del año.

'El instinto' ha sido comparado como un cruce entre 'Perdida', de Gillian Flynn, y 'Tenemos que hablar de Kevin', de Lionel Shriver. A través de un suspense propio del género 'domestic noir', la novela narra la experiencia con la maternidad de Blythe. Con un pasado traumático -fue abandonada por su madre, Cecilia, quien a su vez fue maltratada por su madre, Etta-, Blythe se queda embarazada de una niña. A pesar de sus miedos, su siempre perfecto marido, Fox, desea empezar su nueva perfecta familia. Y así nace Violet. Pero la niña muestra un comportamiento extraño... ¿es realmente malvada o Blythe ve cosas que nos son reales?

Después de leer un libro así no puedes evitar preguntarte en primer lugar cuál ha sido la experiencia como madre de la autora...

¡Entiendo perfectamente tu curiosidad! Soy de la clase de autoras que se sienten menos inclinadas a escribir sobre sus propias experiencias. Prefiero explorar mis grandes miedos y preocupaciones. En el caso de 'El instinto' ese miedo sería: ¿Qué sucede si la maternidad sale mal? ¿Qué pasa si mi hijo no es alguien a quien pueda amar, o tan siquiera que me caiga bien? ¿Qué pasa si me arrepiento de mi maternidad? Por suerte, mi experiencia personal fue muy distinta de la de Blythe. Decidí ser madre no sin cierto desasosiego, pero tan pronto nacieron mis dos hijos sentí que me unía a ellos un extraordinario lazo afectivo. Con esto no quiero decir que no me parezca difícil ser madre, porque sí me lo parece. La maternidad me resultó muy difícil, especialmente al principio. Mi hijo tuvo serios problemas de salud que nos obligaron a pasar semanas enteras en el hospital. Esa experiencia me llevó a reflexionar mucho sobre mis expectativas sobre la maternidad y sobre cómo muchas veces la maternidad es muy distinta de cómo la sociedad la suele representar.

De hecho, tengo entendido que escribiste el libro cuando tu hijo tenía seis meses, ¿cómo has sido capaz de semejante proeza?

Sí, empecé a escribir el libro cuando él tenía seis meses, aunque sólo podía dedicar unas pocas horas por semana a la escritura en ese momento. Tuve la suerte de tener a alguien que se ocupaba de cuidarlo: yo salía corriendo al café de la esquina con el portátil bajo el brazo tan pronto como llegaba la canguro. Tenía que aprovechar al máximo esas pocas aunque preciosas horas de que disponía. Al principio, no tenía un plan demasiado concreto para la novela, sólo escribía las escenas que me venían a la mente; eso sí, a través de la voz de Blythe, que me vino muy pronto. Sacaba mucha inspiración de mi vida cotidiana en esa época, y creo que los lectores encontrarán parte de esa emoción en las páginas del libro, aunque se trate de una ficción. Una vez que el niño empezó a acudir a la guardería, pude coger más ritmo con la novela, disponía de jornadas gloriosas para concentrarme en ella, desde que lo dejaba hasta que lo iba a recoger. ¡Cómo echo de menos esos días en esta época de pandemia!

¿Cual fue tu objetivo al escribir esta novela: puro entretenimiento, una indagación sobre la parte oscura de la maternidad...?

Creo que fueron ambas cosas. Empecé a escribir porque sentía un ansia creativa muy fuerte en ese momento. Quería explorar mis ideas sobre la maternidad y escribir era una manera de salir de mi rutina y de sentirme más yo misma que cuando realizaba las tareas diarias propias de una madre. Valoraba los momentos que tenía para escribir como si de un tesoro se tratara. Estoy muy satisfecha de que la novela haya ofrecido a los lectores las dos experiencias que has mencionado: una vía de escape hacia el entretenimiento puro, y un relato que les atrape, y también una exploración que no les deje indiferentes sobre un tema del que no suele hablarse abiertamente.

Portada de "El instinto" (Alfaguara), de Ashley Audrain.
Portada de "El instinto" (Alfaguara), de Ashley Audrain. / Cortesía Alfaguara

'El instinto' explora varios de los miedos más profundos de la maternidad: no cumplir con la expectativas, no conectar con tu hijo-¡incluso no quererle!-, que tu hijo sea mala persona, perder a tu hijo, la culpa constante... Después de toda una vida hablando únicamente de la maravillosa experiencia que es ser madre, ¿es hora de romper tabúes y exponer su parte negativa?

Creo que es importante que nos aseguremos de que las madres dispongan del tiempo y el espacio que necesitan para hablar más honesta y abiertamente sobre las experiencias que viven y que muchas veces no encajan con lo que nos han enseñado durante tanto tiempo. Cuando lo hagamos, les estaremos haciendo un favor, ofreciéndoles la oportunidad de validar sus verdades sin que se las juzgue o avergüence. Aunque se ha avanzado muchísimo en muchos aspectos de la maternidad y de la experiencia femenina, existen muchos tabúes sobre la maternidad que nos persiguen hace años.

Otro gran miedo es ser mala madre. ¿No crees que deberíamos dejar de hablar de si somos buenas o malas madres? Al final todas hacemos lo que podemos y quizás no hay extremos que valgan en este caso.

Totalmente de acuerdo. No me gusta usar los términos “buena madre” o “mala madre” porque creo que todas hemos tenido días en los que nos hemos sentido orgullosas de nuestro papel de madres, y otros en los que no. Creo que la mayoría de nosotras nos encontramos casi siempre en esa zona gris delimitada por esos dos extremos, lo cual debería ser perfectamente aceptable (y quizás incluso encomiable). ¡Deberíamos dejar de aferrarnos a esa necesidad de agradar y ser perfectas! La representación que tenemos en la mente de lo que es una “buena madre” o una “mala madre” también tiene que ver con la idea de privilegio, y el tener acceso a servicios de salud mental es un ejemplo de ello.

La protagonista, Blythe, fue abandonada por su madre, Cecilia, quien a su vez sufrió maltrato de su madre, Etta. ¿Cuánto marca la relación madre-hija en la vida de una persona?

Creo que se podría decir que la relación madre-hija puede tener un fuerte impacto en la vida de una persona, aunque quizás no mayor que la relación entre cualquier progenitor y su hijo, sin depender del sexo pero sí dependiendo de las circunstancias de cada uno. Personalmente, considero que la relación madre-hija es especialmente compleja y sensible, quizás porque, como mujeres, nos buscamos a nosotras mismas con más frecuencia en nuestras madres, y por ello solemos compararnos más con ellas. Es habitual también que esperemos más de nuestras madres. Tu pregunta me ha hecho pensar en la cita de Lyane Redmond al comienzo de "El instinto", que verbaliza una conexión tanto espiritual como biológica entre nosotras: cuando estamos embarazadas de una niña, llevamos el germen de nuestros nietos dentro de nosotras. Esto hace referencia al linaje materno que permite que todos estemos íntimamente conectados a nivel físico.

Blythe ve cosas extrañas en su hija y, sin embargo, su padre no las quiere ver, ¿por qué?

Creo que Fox prefiere no ver en Violet lo que Blythe sí ve. Ni siquiera llega a plantearse ninguna alternativa porque la realidad de lo que ello supondría para su familia no encaja en el relato que se ha creado para su vida. Tampoco encaja con el relato de las cosas que le han enseñado que debe esperar de una esposa y una hija. Por eso le da la espalda a Blythe. De alguna forma le hace luz de gas porque no quiere escuchar su verdad e intenta convencerla de que esa verdad es su problema. Las consecuencias son, por lo demás, demasiado grandes para él. Algunos lectores han dicho que Fox quiere proteger a Violet a toda costa, lo que nos haría afirmar que aunque podría tachársele de pésimo marido, como padre no es tan malo. Creo que ése es un debate interesante.

Hablan de 'El instinto' como una mezcla de 'Perdida', 'Tenemos que hablar de Kevin' y 'La chica del tren', ¿estás de acuerdo? ¿Te has inspirado en algunos libros o escritores a la hora de escribirlo?

Son comparaciones muy halagadoras. Toda la vida me he sentido inspirada por relatos sobre la relación madre/hija y por libros que exploraran el lado más oscuro de la maternidad. Por ejemplo, recuerdo que cuando era adolescente me encantó el libro "La flor del mal" de Janet Fitch. Me sentí cautivada por el trauma que relata (una historia muy alejada de mi propia vida rodeada de comodidades). Más recientemente, el libro "Canción dulce" de Leila Slimani me pareció tremendamente inspirador para cualquier escritora: la honestidad con la que describe la experiencia de la maternidad, los sentimientos de ambivalencia de las madres y los rincones oscuros a los que muchas veces recurren.

¿Veremos o te gustaría ver una adaptación audiovisual de 'El instinto'?

¡Me encantaría! He cedido los derechos al fabuloso productor británico David Heyman que, con su equipo, ha realizado muchos trabajos que admiro. La idea es producir una serie de televisión. Las series basadas en novelas han causado furor en los últimos años -'Little Fires Everywhere', 'Normal People', 'The Undoing' y, cómo no, 'Big Little Lies'. Sería increíble que 'El instinto' formara parte de ese grupo tan selecto. ¡Crucemos los dedos!

Y entonces... ¿está sobrevalorada la maternidad?

Parecería que sí, ¿no crees? Me encanta ser madre, y quiero profundamente a mis hijos, pero hay días en los que me gustaría no tener las responsabilidades y obligaciones que entraña la maternidad. Volvemos a lo de antes: la verdad siempre está en la zona gris.

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