"El brillo de los ojos no se opera" o por qué Lola Flores fue la precursora del 'body positive'
La artista, que nació hace un siglo, nunca ha dejado de estar de actualidad. Conocemos por qué 'La Faraona' es un mito perenne y atemporal
"¿Sabes por qué estoy tan guapa? Porque el brillo de los ojos no se opera". Esta fue una de las respuestas mas contundentes que recibió el fallecido Jesús Quintero en una de sus interminables entrevistas. Solo con eso ya podríamos decir que conocemos buena parte de la personalidad de Lola Flores, una de las primeras precursoras del movimiento que hoy conocemos como 'body positive' y que abanderan mujeres como Ashley Graham y Selena Gomez.
Con eso está más que de acuerdo Nerea Pérez de las Heras, una de las autoras de 'Flores para Lola. Una mirada queer y feminista sobre la faraona' (Editorial Dos bigotes, 2023), un libro en el que varios conocedores de la iconografía de la artista destacan el modo en el que la artista cambió la cultura española e influyó en distintas perspectivas sociales que nunca han dejado de estar en el candelero y hoy están más de actualidad que nunca.
Nacida en Jerez de la Frontera en una fecha indeterminada (ella, incluso, modificó a mano la fecha de su nacimiento en su carné de identidad) este 2023 se han cumplido cien años del que pasó a ser su nacimiento oficial: 21 de enero de 1923. Precisamente este año la folclórica ha sido reconocida como hija predilecta de Andalucía, motivo por el que está para orgullo de algunos, que ven en su arte un motivo suficiente para celebrar su legado y desgracia de otros, que apuntan a su relación con la dictadura como razón para no otorgar este reconocimiento.
Cuestiones ideológicas aparte, lo cierto es que llama poderosamente la atención que una mujer, aun viviendo en un régimen autoritario y en un país donde la religión y el puritanismo eran norma, fue capaz de remover sus cimientos con consignas puramente feministas que hoy nos parecen obvias y que, entonces, eran totalmente impensables. De ahí que pasara a la historia su famoso 'pipazo' con sus amigas o el '¿es usted homosesuá... o mariquita?', con el que demostró su naturalidad y lo opuesto a lo políticamente correcto.
Esta hija de un tabernero y una costurera, cuya figura también podemos conocer gracias a la miniserie documental 'Lola' de Movistar+, no tuvo reparo a la hora de hablar de cosas que, sorprendentemente, aún son tabú, como el maltrato o el consumo de drogas ("con método" y emborrachándose "de bulería", por supuesto). Sin entrar en detalles, también reveló haberse acostado con un hombre por dinero en un momento de necesidad y haber abortado de forma voluntaria por haberse quedado embarazada de un hombre que, para colmo, estaba casado.
Si bien Lola Flores es una figura extraordinaria que hoy llevaría por etiqueta aquello de 'adelantada a su tiempo', la frase con la que abrimos este texto es esencial para comprender por qué hoy seguimos hablando de la belleza como si fuera algo superficial cuando, para mucha gente, no lo es. De ser algo insustancial, redes sociales como TikTok no insistirían en ponernos guapas cuando ya lo somos, porque no hay nada ni nadie que diga quién lo es más. Son solo cánones, modas, imposiciones sociales.
La idea es que se impongan perspectivas como la de Lola Flores, que hizo de la etnia gitana lo más hermoso de nuestra cultura; como la de Ashley Graham, que busca poner en valor todo tipo de cuerpos; o como la de Selena Gomez, que insiste en 'hacer de las barrigas reales' algo natural, a pesar de que siempre que lo intente reciba críticas por ello y se vea en la necesidad de justificarse. Ser guapa es tener brillo en los ojos. Ser guapa es ser feliz. Gracias por tu sencillez, Lola.
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