¿Sabes cuál es el efecto del gin tonic en tus dientes? Te descubrimos algunas verdades y mitos que afectan a tu salud dental
Ciertos gestos como masticar hielo o cepillarnos con fuerza pueden tener consecuencias significativas en la salud de nuestros dientes y arruinarnos la sonrisa. También lo que comemos o bebemos. Son muchos los errores y los mitos que perjudican nuestro bienestar dental. No subestimes su efecto.
Hay hábitos cotidianos aparentemente inofensivos que pueden tener un impacto significativo en nuestra salud dental. Beber gin tonic, por ejemplo, es uno de ellos. Una bomba para nuestras las dentaduras. Todos sus ingredientes son enemigos declarados nuestros dientes. “El limón tiene un pH muy ácido que puede dañar el esmalte dental y la tónica contiene azúcar, además de ácido cítrico. Al tratarse de un bebida con hielo, algunas personas con sensibilidad dental podrían además sentir dolor y abstenerse con morder el hielo si queremos a nuestros dientes y a nuestra boca”, explica Sara Vayreda, responsable de divulgación de Dentaid que añade que para contrarrestar ese efecto perjudicial deberíamos cepillarnos los dientes unos 20-30 minutos después de su consumo. Este es solo un ejemplo de cómo ciertos gestos pueden afectar negativamente a nuestros dientes.
La doctora Irene Esteve, experta en odontología y experta en estética dentofacial, divide estas agresiones en dos categorías principales: químicas y mecánicas. “En las primeras englobaríamos aquellas que por su composición, generan un daño en los dientes, generalmente, una desmineralización, aumentando el riesgo de caries, sensibilidad y descoloraciones amarillentas. En cuanto a agentes mecánicos, serían todos aquellos que provocan fuerzas excesivas y no pensadas para el uso normal de los dientes y encías”. Entre las químicas, destaca el consumo de bebidas carbonatadas azucaradas, el abuso de zumos cítricos, trastornos alimenticios como la bulimia, el tabaco (puede causar decoloración dental, enfermedad periodontal y aumentar el riesgo de cáncer oral) y el alcohol (puede resecar la boca y reducir la producción de saliva, lo que puede aumentar el riesgo de caries y otros problemas dentales), así como el consumo de café o te o una dieta rica en azúcares y carbohidratos.
En cuanto a las agresiones mecánicas, actividades aparentemente inocentes como masticar hielo, cepillarse los dientes con demasiada fuerza, morderse las uñas o utilizar los dientes como herramienta pueden causar daños físicos significativos. El bruxismo, el hábito de apretar o rechinar los dientes inconscientemente, también puede llevar al desgaste del esmalte, problemas en la articulación temporomandibular y dolor facial.
Desterrando mitos
“Se podría escribir un libro con todas las falsas creencias", asegura la doctora Irene Esteve. Pero además, las redes sociales están contribuyendo a alimentar nuevos mitos en cuestiones de estética y salud bucodental. Estos algunos de los más comunes en las rutinas de higiene bucodental.
Morder una aspirina alivia el dolor de muelas. En realidad, dice Irene Esteve, además de no proporcionar ningún tipo de alivio, esta práctica puede ser peligrosa, irritar las encías y el tejido bucal incluso hasta lacerarlo.
Cepillarse los dientes con sal blanquea los dientes. No solo es falso ni una alternativa, sino que, como afirma la odontóloga, la sal puede ser abrasiva y dañar el esmalte dental si se usa en exceso.
Lavar los dientes con carbón activado blanquea los dientes. No existe evidencia sólida que respalde esta afirmación, y su uso frecuente puede ser abrasivo y dañino para el esmalte dental, produciendo sensibilidad dental y un color más amarillo al dejar expuesta la dentina, explica la doctora Esteve.
Cepillar los dientes con limón o bicarbonato de sodio blanquea los dientes. El ácido del limón puede dañar el esmalte dental, y el bicarbonato de sodio puede ser abrasivo. No son métodos seguros ni recomendados para el blanqueamiento dental.
No es necesario ir al dentista si no hay dolor. La prevención es clave en la odontología y la visita al dentista regularmente permite detectar problemas en una etapa temprana, incluso si no experimentas dolor.
El chicle sin azúcar sustituye al cepillado. Tampoco es un buen hábito porque aunque es cierto que puede estimular la producción de saliva, lo que, según Irene Esteve, es beneficioso para la salud bucal, no reemplaza el cepillado y el uso del hilo dental. Además, empeora estados patológicos como el bruxismo y puede dañar las prótesis adheridas como coronas o carillas.
El flúor en la pasta dental es perjudicial. Este compuesto es esencial para prevenir la caries dental. “En las concentraciones recomendadas en las pastas dentales no es dañino y ayuda a fortalecer el esmalte dental”, asegura la doctora Esteve.
El enjuague bucal alcohólico es mejor que el sin alcohol. La odontóloga previene sobre los enjuagues con alcohol porque pueden resecar la boca mientras que los que no contienen alcohol pueden ser igualmente efectivos para mantener una boca fresca. En este punto, Sara Vayreda añade que estos productos contienen ingredientes que ayudan al cuidado de los dientes y encías al actuar en boca durante más tiempo y llegar a todos los lugares donde no llega el cepillo. “Para ello, señala, es importante no beber agua inmediatamente y esperar 15-30 minutos”. Eso sí, sentencia, hay que escoger siempre productos que estén avalados científicamente.
No limpiar la lengua porque dañamos las papilas. Hay que limpiarla, y no de cualquier forma, mejor utilizar un limpiador lingual que está especialmente diseñado para ello.
No es necesario cuidar los dientes de leche porque se caerán. No cuidarlos, si tienen caries, puede aumentar el riego de caries en los dientes definitivos, explica Vayreda quien advierte además de la importancia de crear el hábito de la higiene bucal desde pequeños.
El cepillo eléctrico es más eficaz que el manual. No necesariamente. Cada persona es diferente y el dentista puede ayudarnos a decidir. Según la portavoz de Dentaid, si se usa un cepillo manual con un buen diseño y una correcta técnica -“asegurando que llegamos a todas la caras de los dientes y dedicando 30 segundos por cuadrante, es decir, un total de 2 minutos por cepillado”- es igual de eficaz, y recomienda, ante la duda, usar un cepillo suave en vez de duro.
¿De verdad cuidas bien tus dientes?
Vale, no has caído en ninguno de los mitos anteriores, pero ¿crees mantienes tu sonrisa a salvo?. Atención a lo que dicen las expertas porque el cuidado bucodental va más allá del simple cepillado (que hay que hacer al menos dos veces al día, con un cepillo suave y pasta con flúor). Entre los errores más comunes, Irene Esteve señala no usar el hilo dental (para eliminar la placa entre los dientes, origen del 80% de las caries), no limpiar la lengua, el consumo excesivo de alimentos y bebidas azucaradas, no cambiar el cepillo de dientes a tiempo (reemplazándolo cada 3-4 meses), ignorar problemas dentales (como sensibilidad aumentada a algunos estímulos), utilizar objetos inapropiados, no usar protector bucal en deportes de contacto y abusar de productos blanqueadores sin control por el odontólogo. Mantenerse bien hidratado, también contribuye a una buena salud dental.
Otros fallos habituales, añade Sara Vayreda, son mojar el cepillo con la pasta antes del cepillado, enjuagarse la boca con agua inmediatamente después del colutorio (“porque estamos arrastrando los ingredientes que deben actuar en boca hacia nuestro cuerpo”) o utilizar cepillos demasiado duros creyendo que limpian más (pero pueden dañar el esmalte y retraer las encías).
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