Primavera Sound Madrid: el espacio (y la oferta) tiene un precio

Doce escenarios. Césped artificial esponjoso y seco pese a las lluvias que habían provocado la cancelación de la jornada anterior (además, ofrecía un ángulo de inclinación perfecto para seguir los conciertos). Luminosos de diseño. Barras sin colas desmoralizantes (sobre todo, la que está situada a la derecha del escenario Santander). Papel higiénico en los baños a altas horas de la noche. Fuentes de agua gratuita. Y un cartel infinito y catedralicio, como es propio de esta cita musical, tan cuidadoso con las primeras líneas (con un Kendrick Lamar solitario inmenso, o unos Depeche Mode impecables pero que se enfrentaron a una acogida más fría de lo esperado), como con las propuestas de los escenarios más pequeños e intermedios, repletos de joyas para descubrir.

Así fue la primera jornada de la edición madrileña del Primavera Sound originalmente barcelonés, una fiesta glamourosa y exquisita que, sin embargo, también contó con algunos 'peros'. Por ejemplo, los precios más caros que otros macrofestivales (la calidad y el espacio, enorme y cómodo, se paga). También, la dificultad para llegar al recinto en la Ciudad del Rock de Arganda del Rey, a unos 30 km de la capital (muchos de los asistentes que se intentaron sumar a la cita a las horas álgidas y que llegaban de Madrid tardaron una media de más de dos horas y media en recorrer los 30 kilómetros del trayecto a causa del trafico. Y aparcar era, literalmente, misión imposible si no se había reservado previamente plaza en el párking. Hubo algunos que desistieron y se dieron la vuelta).

Dicho lo cual, el Primavera Sound fue una fiesta de grandes éxitos gracias a Depeche Mode; salvaje y monumental con un Kendrick Lamar en solitario pero capaz de llenarlo todo y unos saltarines Alvvays recluidos en uno de los escenarios pequeños pero llenos de energía (con su tema ' Archie, merry me' saltaron chispas).

¿Hambre? A la hora de la cena, la cola del foodtruck de Vicio (posiblemente, la mejor hamburguesa que hemos probado en un festival y una de las mejores de Madrid, pensamos) ofrecía los mejores sonidos gracias a su cercanía con el escenario Ron Brugal donde la banda Nation of Language y su solista de voz densa y penetrante atravesaban mordiscos y conversaciones. También el directo de Christine and the Queens se elevó entre lo mejor de la noche.

Que el Primavera Sound reúne muchos festivales distintos, para distintos paladares, quedó patente en varios momentos: mientras Bad Religion y Depeche Mode atraían a los asistentes más veteranos, la generación Z se reunía en la carpa de Boiler Room x Cupra para bailar al ritmo de las sesiones de electrónica de Florentino o TSVI. Un poco más allá, los millennials se balanceaban ante actuaciones donde las mesas de mezclas sustituían a los instrumentos reales. ¡Y todos felices!