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Cinco grandes mujeres del vino que deberías conocer

Las enólogas ganan terreno y llenan de talento las bodegas y viñedos

Dos mujeres en viñedos de Raventós Codorníu.

Dos mujeres en viñedos de Raventós Codorníu. 

/ Raventós Cordorníu

Ser mujer y dedicarse al mundo del vino ya no es una rareza. Pero, como en muchas otras profesiones, los rostros más mediáticos cuando hablamos de bodegueros de éxito, sommeliers premiados o enólogos reconocidos, suelen ser hombres. Va siendo hora de reivindicar grandes historias de mujeres que elaboran vinos increíbles, capaces de concentrar en una botella toda la belleza de un paisaje. Compartirlas y visibilizarlas puede inspirar a otras mujeres y conseguir que, muy pronto, ser enóloga, viticultora o sommelier no sea algo excepcional.

La celebración del Día Internacional de la Mujer es solo una razón más para descubrir la historia de cinco mujeres del vino que hoy son figuras imprescindibles en cinco bodegas de prestigio: Artesa (Napa Valley, California); Abadia de Poblet (D.O. Conca de Barberà); Codorníu (D.O. Cava); Bodegas Bilbaínas (D.O. Ca Rioja) y Séptima (Argentina)

Ana Diogo-Draper, de becaria de vendimia a candidata a Mejor Enóloga 2022

Ver la primera botella que había ayudado a crear la llenó de orgullo y la convenció de que quería dedicar su vida al mundo del vino. Nacida en Portugal, Ana Diogo se licenció en Ingeniería Agrícola y pronto se trasladó a California para unirse al equipo de la bodega Rutherford Hill. Allí escaló posiciones sin cesar, pasando de ser becaria de vendimia a jefa de laboratorio y, por último, ayudante de enología. En 2013, se incorporó a Artesa Vineyards & Winery (Napa Valley) y dos años después ya era su directora de Enología. Allí, entre colinas y viñedos, mantiene intacta su pasión por crear nuevos vinos que emocionen, como el Artesa Pinot Noir Los Carneros. Define su trabajo como enóloga como la búsqueda del equilibrio entre ciencia e intuición. Un equilibrio que se encuentra entre las colinas y viñedos de Artesa, en una de las regiones vitivinícolas más prestigiosas del mundo. Su trabajo, incansable, la ha llevado a ser nominada mejor enóloga del 2022 en los premios Wine Star Award que entrega Wine Enthusiast, una de las revistas más reconocidas del sector en Estados Unidos. 

Imagen de Ana Diogo-Draper en las bodegas Artesa.

Imagen de Ana Diogo-Draper en las bodegas Artesa. 

/ Raventós Cordorníu

Judit Sabaté, joven promesa del vino español

Solo tiene 26 años, pero se mueve con decisión por los viñedos y la bodega de Abadia de Poblet, en la Conca de Barberà (Tarragona). Judit Sabaté ya es enóloga de una de las bodegas más emblemáticas de Catalunya, la única ubicada dentro de un monasterio. Primera de su promoción, siempre destacó entre sus compañeros, la mayoría hombres, mientras estudiaba Enología en la universidad. En 2018, recién terminados sus estudios, se incorporó al equipo de Bodegas Scala Dei, la cuna del vino del Priorat. De sus cavas del siglo XVII viajó a Australia para seguir aprendiendo en el otro extremo del mundo. Y de allí volvió a Cataluña para ejercer de enóloga, primero en Portal del Montsant y, desde 2021, en Abadia de Poblet. Allí defiende la filosofía de los vinos de monasterio, elaborados con varietales locales, trabajando de forma no invasiva y recuperando técnicas de vinificación de los monjes de la Orden del Císter, como el Abadia de Poblet Tinto, puro paisaje de la Conca con Trepat (varietal autóctono), Garrut, Garnacha y Ull de Llebre.

Judit Sabaté entre barriles de la bodega de Abadia de Poblet.

Judit Sabaté entre barriles de la bodega de Abadia de Poblet. 

/ Raventós Cordorníu

Laura Tragant, la ‘dama’ del cava

Dice Laura Tagrant que lo que hace un vino perfecto son “lugares, recuerdos y personas”. Ella lleva más de 15 años buscando la perfección en las bodegas de Codorníu y, en especial, con la colección Codorníu Ars Collecta, la cúspide del cava que ya ha recogido más de 300 reconocimientos en este último año. La enóloga de la casa creadora del cava hoy se define como una apasionada del sector, pero llegó a él casi por casualidad. Creció en Barcelona en el seno de una familia poco interesada por el vino y estudió ingeniería agrícola en la UPC. Fue allí donde descubrió el apasionante mundo del vino y decidió cursar Enología. Sus primeras prácticas la llevaron hasta Artesa Winery, en Napa Valley. Más tarde siguió creciendo en Raimat (Costers del Segre) y hace algo más de 15 años aceptó un puesto de nueva creación en Codorníu como enóloga y mano derecha del considerado Mejor Enólogo de Espumosos del Mundo 2021, Bruno Colomer.  

Laura Tragant catando cava en Raventós Codorníu.

Laura Tragant catando cava en Raventós Codorníu. 

/ Raventós Cordorníu

Mayte Calvo de la Banda, una riojana en la bodega pionera de Haro 

Lleva más de 20 años entre viñedos y bodegas, pero se sigue emocionando con los vinos que crea. Su secreto, asegura, es “entender el vino desde el viñedo, saber interpretar cada variedad, cada parcela y saber maximizar todo lo que la naturaleza nos da”. Mayte Calvo de la Banda es riojana (de pura cepa) y hoy dirige Bodegas Bilbaínas, la bodega con el registro embotellador más antiguo de la región. Ha trabajado con distintos elaboradores de reconocido prestigio de la DOCa y su amplia experiencia la han posicionado como una de las profesionales más destacadas de la zona. Lo mejor de su profesión, admite, “es crear algo para el disfrute de la gente, para crear un momento inolvidable”. Entre sus vinos elaborados para perdurar en la memoria, La Vicalanda Tempranillo Blanco.

Mayte Calvo de la Banda en los viñedos de Viña Pomal.

Mayte Calvo de la Banda en los viñedos de Viña Pomal. 

/ Raventós Cordorníu

Paula Borgo, 20 años creando vinos al otro lado del Atlántico

Nació en Mendoza, Argentina, y respiró amor por el vino desde muy pronto. Su abuelo, con viñedos, y su padre, ingeniero agrónomo, le transmitieron una pasión que pronto se convertiría en ‘obsesión’ por aprender más sobre un mundo infinito. Se licenció en Enología y Bromatología y trabajó vendimiando en grandes bodegas de Argentina, Estados Unidos y España pero volvió a su tierra para incorporarse a bodega Séptima en 2004. Hoy es su responsable de Enología y gerente y mantiene la misma pasión incansable por “sentir la energía de la tierra, observar cada racimo y pensar qué vamos a elaborar con él”. Y compara su profesión con la de artista: “Embotellamos paisajes, color, la fuerza de un lugar con su cultura y sus paletas aromáticas”. Su Séptima Gran Reserva, un tinto con sabor a fruta fresca madura, complejo y amigable, es un buen ejemplo. 

Paula Borgo en la bodega Séptima.

Paula Borgo en la bodega Séptima. 

/ Raventós Cordorníu
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