Este es el truco de nuestras abuelas que tienes que recuperar si quieres un pelo más bonito y brillante

Cepillarse BIEN el pelo es clave para nuestro pelo.
Cepillarse BIEN el pelo es clave para nuestro pelo. / Istock / Istock

Hoy en día tenemos a nuestro alcance todo tipo de productos y tratamientos virales que prometen dejar nuestra melena a punto. Sin embargo, más allá de estos y de su efectividad basada –en mayor o menor medida– en los avances científicos, también es cierto que hay ciertos gestos "de toda la vida" que también tienen mucho que ver en nuestra salud capilar. Estos son mucho más sencillos pero no por eso dejan de tener beneficios. Una de estas rutinas tiene que ver, precisamente, con algo tan cotidiano como el cepillado. Y es que, para nuestras abuelas, este era un punto clave, de hecho, se creó, incluso, un mito respecto a la idea de que había que cepillárselo 100 veces cada noche. Evidentemente, esto es una leyenda y no es necesario que tengas que pasar tu peine un centenar de veces por tu pelo, es más, tampoco es recomendable, pero sí que hay ciertos "tips" que podemos seguir a la hora de peinarnos, que nos van a ayudar a conseguir una melena más bonita y brillante. Y es que, cepillar el cabello correctamente no solo desenreda y elimina residuos, sino que también estimula el cuero cabelludo, distribuye los aceites naturales y aporta un brillo saludable a la melena.

Cuando nos cepillamos el cabello, estamos moviendo los aceites naturales producidos por el cuero cabelludo, conocidos como sebo, desde las raíces hasta las puntas. Este proceso es esencial para mantener el cabello hidratado de manera natural. El sebo es el mejor acondicionador que tenemos (por mucho que, a veces, lo odiemos), y al distribuirlo uniformemente a lo largo del cabello, logramos que este luzca más suave, brillante y con menos "frizz".

La técnica correcta: más allá de un simple desenredo

No se trata solo de pasar el cepillo por el cabello de manera apresurada. El truco de nuestras abuelas era dedicar tiempo y atención al proceso, haciéndolo parte de una rutina diaria de cuidado personal y, al igual que cuidas cada detalle en tu "skincare", este proceso también merece una dosis de "mimo". El cepillado debe hacerse con movimientos suaves y en secciones, comenzando por las puntas y avanzando lentamente hacia las raíces para evitar tirar del cabello y dañarlo.

Otra recomendación importante es hacerlo siempre con el cabello seco, ya que cuando está mojado es más propenso a quebrarse. Al cepillar el cabello seco, evitamos la fricción innecesaria y, al mismo tiempo, estimulamos la circulación sanguínea en el cuero cabelludo, lo que promueve un crecimiento más saludable.

Por otro lado, el tipo de cepillo que utilices también marca la diferencia. Nuestras abuelas solían usar cepillos de cerdas naturales, como los de jabalí, que son ideales para este tipo de cuidado. Las cerdas naturales distribuyen de manera más efectiva los aceites del cuero cabelludo, sin generar tanta electricidad estática como los cepillos de plástico. Además, son más suaves con el cabello y evitan que se quiebre o dañe. Lo importante es adaptar el tipo de cepillo a las necesidades de tu cabello, pero siempre priorizando materiales naturales que no agredan la fibra capilar.

Cepillo de Olivia Garden, con cerdas de jabalí y nylon

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El cepillado realizado de manera correcta no solo mejora la apariencia inmediata del cabello, sino que también contribuye a su salud a largo plazo. Al estimular el flujo sanguíneo en el cuero cabelludo, fomentamos el crecimiento de un cabello más fuerte y sano. Además, la distribución adecuada de los aceites naturales crea una barrera protectora que defiende al pelo de agresiones externas como la contaminación, el calor de las herramientas de peinado o el daño causado por productos químicos.

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