Cómo acertar con el champú: cuál es el adecuado para cada tipo de cabello y cómo aplicarlo de la forma correcta

Si queremos que nuestra melena se mantenga en perfecto estado durante un mayor periodo de tiempo, y, además, no sufra en exceso, resulta de gran relevancia contar con el champú adecuado. Hablamos de un producto que se adapte a las necesidades de cada cabello y que no solo limpie, también hidrate y nutra. Desde Salón YÖY, expertos en tratamientos para el cuidado capilar, nos dan las mejores pautas para lograrlo.

¿Cómo elegir el champú adecuado?

Como primera paso apuntan a "acudir a un profesional para que puedan realizar un diagnóstico exhaustivo sobre el cabello, de esta manera podrán analizar con detalle su historia, ya que también es súper importante conocer los procesos químicos por los que ha pasado, o por los que pretende pasar para escoger el champú adecuado".

Asimismo, a la hora de elegir hay dos puntos determinantes en los que debemos poner el foco: el cuero cabelludo y la textura. Aunque lo común es fijarse primero en la estructura de la fibra capilar (que también es importante), desde Salón YÖY señalan que la salud del cabello comienza por el cuero cabelludo, "por eso debe ser el foco que debemos tener en cuenta a la hora de escoger un champú". Asimismo, es de gran relevancia apuntar directamente necesidades específicas de cada cabello, no es lo mismo si está seco o graso, si tiene tendencia a la caspa, si está poco hidratado... "Una vez se hayan identificado las características, debemos buscar un champú que nos vaya a ayudar con estas preocupaciones. Por ejemplo, un champú purificante para un cabello extremadamente graso", nos explican.

La frecuencia del uso del champú

Otra de las grandes dudas en torno al champú es la frecuencia con la que debemos utilizarlo. Pero en este caso, tal y como señalan los expertos, depende de lo que cada uno necesite. "Es un mito que lavarse el pelo muy a menudo es malo. No existe un tiempo específico que determine cada cuánto lavarse el cabello, ya que depende de la necesidad de este en cada momento", explican. También señalan que dicha frecuencia puede ir variando "según el estado del cuero cabelludo a través del tiempo".

Por ejemplo, si tienes el cabello graso es posible que necesites lavarlo con más frecuencia para controlar la producción de grasa, pero si tienes el cabello seco o dañado, quizás te venga mejor espaciar los lavados para evitar que se vuelva más seco.

La rutina de lavado correcta

"Lo ideal es usar champú y acondicionador en cada lavado (dejando actuar el acondicionador entre 3 y 5 minutos)", señalan los expertos, mientras recomiendan el uso de una buena mascarilla una vez a la semana y dejarla el tiempo de exposición que recomienda cada fabricante (lo habitual suele ser entre 15 y 20 minutos). "Lo ideal sería ayudarse de un peine para repartirla bien sobre todo el cabello y aplicarla de medios a puntas (nunca directamente sobre la raíz) y el día que se use la mascarilla, no será necesario usar el acondicionador", añaden.

En cuanto a la aplicación del champú, resulta de gran relevancia un buen masaje y no utilizar la fuerza que se puede volver en nuestra contra. "Para sacar el máximo partido a cada lavado, cuando aplicamos el champú, es recomendable masajear con las yemas de los dedos el cuero cabelludo en movimientos circulares, para estimular la circulación sanguínea y la producción de nutrientes del folículo piloso; de esta manera también conseguimos una mayor limpieza".

Por último, como consejo, es importante o al menos una recomendación habitual "añadir un finalizador (en spray o aceite) para proteger del calor cuando vayas a usar el secador y para conseguir un aspecto más brillante y saludable".

Consejos a tener en cuenta a la hora de aplicar el champú

• Para que el lavado sea 100% efectivo, "nunca se debe frotar la fibra capilar con presión, ya que podríamos abrir la cutícula". En este caso centramos el lavado en la limpieza del cuero cabelludo, y la fibra capilar (los medios y las puntas).
• Cuando estés finalizando el lavado, "enjuágate con agua fría (o al menos templada) para sellar cutículas, controlar el frizz y aportar brillo y suavidad"