Es el momento de revisar tus lunares. Te contamos cómo y por qué la salud de tu piel bien vale una cita anual con el dermatólogo

Sensuales o repelentes, según el cómo, dónde y quién, los lunares tienen una notable connotación estética pero también un lado oscuro con implicaciones en la salud de la piel. Una nueva tecnología, rápida, eficaz e indolora permite hacer un mapa de todos los lunares de tu cuerpo en cinco minutos.

Es el momento de revisar tus lunares. Te contamos cómo y por qué la salud de tu piel bien vale una cita anual con el dermatólogo
Es el momento de revisar tus lunares. Te contamos cómo y por qué la salud de tu piel bien vale una cita anual con el dermatólogo / @Launchmetrics Spotlight / Armando Grillo

En España los llamamos lunares, y los franceses, con la cortesía habitual de su lenguaje, los definen como 'grains de beauté' (granos de belleza). Los profesionales los denominan nevos y son el resultado de una concentración elevada de melanina, fruto de un crecimiento anormal de melanocitos, las células de la piel encargadas de producir ese pigmento que determinan nuestro tono cutáneo y cómo nos bronceamos.

Según la época y la cultura, los lunares han sido considerados un defecto de la piel pero también un rasgo de belleza, tanto que en el siglo XVIII se pintaban para realzar la palidez del rostro, convirtiéndose incluso en una suerte de accesorio de moda. Para muchas personas, de hecho, son una señal de su identidad como es el caso Marilyn (se lo pintaba) o de Cindy Crawford. No obstante, todos tenemos algún lunar cuyo número, en general, aumenta según vamos cumpliendo años. Autoexaminarse en casa cada mes y acudir al dermatólogo una vez al año pueden salvar tu piel y tu vida, un gesto que para quienes tienen más de 50 lunares debería ser de obligado cumplimiento. 

¿Por qué nos salen lunares? “Es nuestra genética más la exposición solar”, afirma el doctor Pedro Rodriguez, dermatólogo de la Clínica Dermatológica Internacional (CDI). “La genética que nos condiciona a la facilidad para que nos salgan lunares, algunos en los primeros años de vida, y otros tras exponernos al sol”. Además, con la edad también es fácil que tengamos más lunares, resultado de la exposición solar acumulada.

No todos los lunares son iguales. Habitualmente son redondos y ovalados, pueden ser planos o sobresalir de la superficie de la piel y su color también varía. Es más, según expone la doctora Andrea Combalia en su libro 'Piel Sana in Corpore sano', los lunares evolucionan a lo largo de la vida. Por un lado crecen en proporción al volumen corporal, con el tiempo tienden a sobreelevarse y en las últimas etapas de la vida suelen perder color e incluso desaparecer. Lo importante, en cualquier caso, es que si se observa una pérdida de homogeneidad en su forma, de definición en sus bordes o cambia de color, es importante acudir a un especialista. De hecho, manifiesta el doctor Rodríguez, hay algunos lunares de mayor riesgo. El tamaño y el tipo histológico (clasificación del lunar que hacemos al microscopio una vez quitado) son determinantes.

La genética y la exposición solar son los factores que están detrás de la aparición de lunares

La genética y la exposición solar son los factores que están detrás de la aparición de lunares

/ Istock /

¿Por qué debemos revisar los lunares? 

“Revisarse la piel se ha demostrado como la mejor herramienta para la detección del cáncer de piel. En verano, con la piel más expuesta, muchas veces notamos o alguien nota algún cambio en alguna mancha mientras estamos de vacaciones”, comenta el doctor Rodriguez,. De hecho, dice el especialista, muchos pacientes eligen revisarse los lunares en otoño, a la vuelta del verano.

Acudir al dermatólogo es una premisa ante cualquier alteración, pero aun así los especialistas recomiendan revisarse los lunares en casa una vez al mes. El momento idóneo, dice la reputada dermatóloga británica Anjali Mahto en su libro ‘Skincare bible’ (la biblia del cuidado de la piel) es después del baño o la ducha, en una habitación bien iluminada y con la ayuda de un espejo de cuerpo entero. “Establece un sistema, por ejemplo de pies a cabeza, y examínate primero de frente y luego de espaldas, para asegurarte que no te dejas ninguna zona, incluidas nalgas, genitales, palmas de las manos y plantas de los pies”. Aunque pueda parecer engorroso al principio, la dermatóloga asegura que te resultará fácil seguir esta rutina cada mes. Es más, si fotografías tu piel, te resultará fácil observar si se ha producido algún cambio. No obstante, más allá de que observemos nuestros lunares mensualmente, y de que notemos un cambio (o no) en nuestros lunares, nada como el ojo experto y la tecnología para hacer una revisión, cada año, con todas las garantías.

La dermatoscopia transfocal ha supuesto un gran avance en este tema, ya que permite hacer un mapeo de todo el cuerpo. “Es un sistema de toma de fotos protocolizado”, explica el doctor Rodríguez, del que se sirven los dermatólogos para examinar los lunares, vigilar su evolución y afinar en el diagnóstico, evitando muchas biopsias.  

A la dermatoscopia se ha sumado una nueva tecnología recientemente: el sistema Canfield Intellestudio, “que nos ofrece la combinación de la inteligencia artificial con la automatización de la toma de imágenes, haciendo posible un diagnóstico más precoz y enormemente eficaz del cáncer de piel”, expone el doctor Pedro Rodríguez. Este nuevo software, que ya se utiliza por ejemplo en la Unidad de dermatología del hospital Ruber Internacional y la CDI, detecta los cambios macroscópicos, lo que agiliza el mapeo corporal de lunares, permitiendo seleccionar mejor las lesiones a vigilar o a biopsiar. Y eso, en tan solo 5 minutos

Y ¡ojo! el peligro no solo está en los lunares. “Es más probable que salga un tumor maligno sobre piel sana que sobre un lunar antiguo. El problema es que cuando el tumor aparece y es pequeño, al inicio, su apariencia es la de un lunar inofensivo”, explica el dermatólogo de CDI. Motivo de más para recurrir a una revisión anual y evitar sorpresas indeseadas.

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