Fin del mito: las uñas no respiran. Pero sí merecen algún descanso y mucho cuidado
¿Adicta a las manicuras? ¿Fan de las lacas semipermanentes? Si tienes complejo de culpa por asfixiar tus uñas bajo el esmalte te liberamos de tu remordimiento porque, a pesar de la creencia popular, las uñas no tienen necesidad de respirar. Te contamos por qué.
¿Cuántas veces has oído que hay que dejar respirar a las uñas? Pues resulta que es uno de esos mitos de los que se nutre la belleza. En realidad, las uñas no respiran. Dicho esto, no significa que el consejo sea del todo erróneo y que tus uñas necesiten un ‘descanso’ y un ‘respiro’ ante la sucesión de esmaltados y manicuras permanentes.
“Las uñas son estructuras de la piel formadas por células epiteliales muertas con un grado elevado de queratinización, es decir, mucha queratina, que es lo que las hace tan duras a diferencia de otras estructuras epiteliales. Al estar constituidas por células muertas, no respiran tal y como entendemos el proceso metabólico”, explica el doctor Juanma Revelles, dermatólogo estético de Le Boost. Eso, prosigue el experto, no significa que no necesite de una serie de nutrientes para mantener la estructura sana y con las células con una disposición ordenada. Estos nutrientes los va a obtener de los vasos sanguíneos de la parte interna, es decir, del lecho donde descansa la uña.
Que no respiren por vía tópica no supone que maquillarlas sin pausa y sin tregua tenga sus implicaciones. “Tenerlas 100% ocluidas durante largos periodos favorece su fragilidad y otras afecciones como la aparición de hongos. Por este motivo es importante cuidar nuestras uñas y utilizar productos de manicura que las respeten y traten”, comenta Lara Royo, brand manager de Mavala.
En conclusión, en sentido genérico, maquillarse las uñas no es malo pero siempre hay que tener en cuenta que no haya alguna enfermedad de la uña de base, como una psoriasis ungueal o que la uña esté infectada por hongos, sentencia el doctor Revelles. Asimismo, puesto que las uñas obtienen sus nutrientes y oxígeno del interior es también importante tener una buena alimentación e hidratación, tal como señala Lara Royo.
Lo que (de verdad) perjudica a las uñas
El esmaltado convencional no parece ser el mayor enemigo de la uña, más si se tiene en cuenta que las fórmulas de las lacas cada vez son menos agresivas. No obstante, “existe una serie de químicos que están prohibidos por la normativa europea dada su toxicidad (formaldehído, tolueno y ftalato de dibutilo, también conocido como DBP). Además, hay otros que sin estar prohibidos, sí que podrían favorecer la debilidad y sequedad de la uña, o incluso la aparición de alergias o dermatitis de contacto en la piel que rodea a las uñas”, comenta el dermatólogo. Los esmaltes semipermanentes, por ejemplo, al contener una sustancia denominada acrilato, son más propensos a generar una reacción alérgica.
Y ¡ojo!, porque no se trata solo de la fórmula de la laca de uñas, sino que también puede afectar el quitaesmalte, cuyo consumo se ha incrementado al aumentar la frecuencia del esmaltado. “El quitaesmalte es bastante agresivo para la lámina ungueal, especialmente la clásica acetona, que favorece también una pérdida de agua y de la estructura de la uña, provocando debilidad de esta a largo plazo”, apunta el doctor Revelles.
Además, un efecto colateral del uso continuado de manicuras es que puede enmascarar enfermedades de las uñas que no veremos al estar cubiertas por el esmalte, añade el especialista. Y advierte igualmente sobre las uñas postizas adhesivas. “Son bastante agresivas por los pegamentos que utilizan para fijarlas y aumentar su adherencia. Igualmente provocan de manera más habitual onicolisis (rotura de la parte libre de la uña)”.
“Que la superficie de las uñas se mantenga sana y bonita depende de muchos factores como la alimentación, no utilizar productos abrasivos y la propia genética”, apunta Lara Royo, quien señala que las manicuras permanentes o que requieran técnicas como pulir la superficie de la uña o el uso de químicos y disolventes fuertes que se utilizan para aplicar o retirar este tipo de esmaltes pueden debilitarlas. Igualmente enumera algunos ingredientes a evitar, tales como el tolueno, alcanfor, xileno, acetona, ftalatos, heptano, resina de colofonia, etil tosilamida, trifenil, fosfato, resina de tosilamida/formaldehído y algunos conservantes.
En definitiva, si te gusta llevar las uñas de color, no te reprimas, pero pon atención si observas cambios en su naturaleza. Si las notas más delgadas y débiles es el momento de darles ‘un respiro’. Por otro lado, si eres de las incondicionales de las manicuras de gel es fundamental que no intentes eliminarlas por tus medios. Pide también cita en el salón para retirarlas y minimizar así el riesgo de daños en la superficie.
¿Cómo mantener las uñas en buen estado?
Puesto que no estamos dispuestas a renunciar al 'nail art' ni a prescindir del color en las uñas, también debemos entender que hay que darles un plus de cuidado. Además de un ritual básico de base, esmalte y top coat con fórmulas respetuosas, cada vez más marcas cuentan con productos de tratamiento para preparar, fortalecer y mejorar la superficie de las uñas. Y no solo eso, sino que desde algunos foros se propone extender el uso de fórmulas de 'skincare' al cuidado de las uñas. Es el caso, por ejemplo, de la aplicación de retinoides. “Los retinoides promueven la regeneración celular, así que favorecen la salud de la cutícula y de la matriz de la uña y, a su vez, mejoran el aspecto de ambas. Además, igual que deja más lisa la piel del rostro, hace lo propio sobre la piel de las manos y evita la aparición de padrastros”, comenta Bella Hurtado, directora técnica de Boutijour.
En resumen, independientemente de cuáles sean tus preferencias de manicura, el doctor Revelles nos da cinco consejos básicos:
1. Usar lacas libres de químicos peligrosos. Generalmente, cuanto más permanente sea el esmalte, más capacidad de dañar la uña por los químicos que sirven para fijar el color.
2. Utilizar una base previa que proteja la uña.
3. Intentar priorizar quitaesmaltes que tengan una base oleosa.
4. Acudir a centros especializados que utilicen productos autorizados y material correctamente desinfectado.
5. Pensar en periodos de descanso que puedan ayudar a la uña a recuperarse de estas agresiones.
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