Depilación láser y bronceado, ¿cuánto hay que esperar para tomar el sol?

¿La depilación láser y el bronceado son incompatibles? No, pero hay que seguir las recomendaciones de los expertos. 

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Belleza autobronceador home desktop / Fátima

No es raro que, en pleno verano, queramos depilarnos y seguir bronceándonos para mantener el ansiado tono dorado, pero si nuestro deseo es utilizar la depilación láser, las dudas nos invaden.

Depilación láser: todo lo que necesitas saber

Según los expertos, el bronceado y la depilación láser no son incompatibles siempre que se tomen unas precauciones, entre las cuales se incluyen la de no exponer nuestra piel al sol inmediatamente antes y después de una sesión del depilado, así como cuidar nuestra hidratación, según señalan desde Centros Ideal, que especifican cuál es el periodo adecuado en el que debemos evitar una sesión playera.

¿Podemos seguir tomando el sol?

Pues bien, te interesa saber que antes de la depilación láser es recomendable no tomar el sol, al menos, 10 días antes ya que este afecta a la melanina, lo que oscurece la piel. Además, después de la depilación, los especialistas también recomiendan no exponerse al sol al menos tres días después, ya que la depilación deja la piel más sensible y propensa a rojeces o posibles manchas. En todo caso, habrá que utilizar protector solar.

Consejos de expertos para que tu piel no sufra tras la depilación láser

La hidratación, tanto antes como después de la depilación, es fundamental para que nuestra piel permanezca suave, lisa y tersa, además de sana. Además, nos ayudará a mantener el bronceado.

Otro consejo de los expertos, exfoliar tu piel cinco días antes del tratamiento de depilación láser. Su objetivo será mantener la zona lo más uniforme posible. La exfoliación también se aconseja para unos días después de la depilación y de las sesiones de sol para eliminar células muertas y evitar la aparición de foliculitis, así como para obtener un aspecto más homogéneo.

Por supuesto, utilizar un buen protector solar (es decir, que proteja frente a la radiación ultravioleta B y los rayos infrarrojos, la luz visible o la luz azul) es clave. Para estar seguros de que nuestra crema es la conveniente, se recomienda utilizar aquellas que tengan, como mínimo, un SPF 30 y hasta 50 (la UE ha puesto el límite el SPF 50 porque, al parecer, "no se ha visto que con más de 50 se consiga más protección", según nos explicaba hace algún tiempo la doctora Elena de las Heras).

Asimismo, debe ser fotoestable (con filtros que no se degraden con la luz ni el calor), resistente al agua y al sudor, con filtros físicos, químicos y biológicos, de textura transparente, de rápida absorción, que no pique en los ojos y que sea adecuado a nuestro tipo de piel (mixta, grasa, con tendencia acneica...).

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