Kate Middleton sorprende con un vestido de invitada rojo con semitransparencias y pedrería, ¡fantasía!

Rojo, con lentejuelas y semitransparencias. Las tres claves del nuevo look con el que Kate Middleton nos ha sorprendido realmente durante la recepción de la cumbre de inversión de Reino Unido – África se han convertido en una de sus opciones más arriesgadas hasta el momento pero también en aquella que más querremos copiar de cara a cualquier evento que de gran magnitud se trate.

Y es que la Duquesa de Cambridge vuelve a hacer gala de su estilo al que concebimos cuánto menos, sofisticado y elegante, y para el que no tiene miedos en lo que a cuestiones de arriesgar se refiere. Como prueba de ello podríamos basarnos en la gran variedad cromática con la que siempre juega sin excluir ningún color, los cortes en los que la simetría se lleva el galardón al parecer ser uno de sus favoritos y, además, sus estilismos siempre guardan pequeños detalles con los que si no trata de hacer algún guiño, sí que consigue hacer aún más especiales sus opciones.

Quizá, haciendo gala de todo ello, puede que los abalorios que hacen de este vestido de la firma Needle&Threaduna auténtica joya sean el más claro ejemplo, pero también ese tul con el que sus brazos quedan al semidescubierto al mismo tiempo que se encarga de aportar volumen a la falda y toma la forma de pequeños pliegues en las costuras de los hombros.

Convertida en uno de los grandes centros de atención de la noche, el color de la pasión vuelve a ser el elegido por Kate demostrando que en cualquiera de sus tonalidades sienta bien a todo el mundo hasta el punto de elegirlo como el encargado de teñir también todos sus complementos. Salones de Gianvito Rossi, cluth geométrico de Jenny Packham y unos pendientes en forma de lágrima que también cuentan con detalles joyas terminan por coronar un nuevo look para el recuerdo que nos servirá de gran inspiración en los próximos meses y que, en menos de doce horas, la prenda estrella ya ha visto cómo todas sus existencias han ido disminuyendo hasta el punto de colgar el cartel de 'sold out'.