Eva García Sáenz de Urturi: “Me parecía una locura que se estuvieran pagando 700 euros por un ejemplar de mi novela”
La bestseller vasca, Premio Planeta 2020, reedita su libro de culto “La saga de los longevos”, por el que se habían llegado a pagar altas cifras en Internet. Además, lo convertirá pronto en una trilogía.
La pentalogía del inspector Kraken, con adaptación de la primera entrega en Netflix, y su Premio Planeta por “Aquitania”, la han convertido en la reina del bestseller en nuestro país, con cuarenta millones de lectores en 40 países. Sin embargo, esos no son los libros más buscados de Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria, 1972). Sus dos primeras novelas, pertenecientes a “La saga de los longevos” e imposibles de encontrar en librerías, se habían convertido en un fenómeno de culto.
Para alivio de muchos fans, Planeta acaba de editar su primer tomo, “La Vieja Familia”, mientras en en 2025 llegará el segundo, “Los hijos de Adán” y, como absoluta novedad, el tercero, “El camino del padre”. Prepárate para oír hablar de esta familia milenaria (que no inmortal), gracias a sus privilegiados telómeros.
¿Qué significa para ti la reedición de la saga y que se convierta en trilogía?
Supone cerrar un ciclo que comenzó para mí en 2009, cuando comencé a escribir la primera novela, y para los lectores en 2012, cuando la publiqué. Desde entonces, tal y como dices, era imposible encontrarla en las librerías, ya que estaba descatalogada después de tantos años, y se había convertido en una especie de fenómeno de culto en internet. Se había creado allí un comercio de segunda mano con ejemplares en papel que llegaban a alcanzar precios de setecientos euros el ejemplar. Me parecía una locura, y la editorial Planeta comprendía que había una demanda por parte miles de lectores que esperaban comprar “La saga de los longevos” y “Los hijos de Adán” en las librerías y que se publicara por fin la tercera parte, “El camino del padre”.
Una pequeña aclaración: ¿Hay algún cambio en esta nueva edición publicada por Planeta o es idéntica a la que publicaste en 2012?
Sí, he revisado tanto la primera como la segunda parte, más acorde a mi manera de escribir actual, después de nueve novelas. Sin embargo, los lectores que compraron la primera edición en 2012 podrán comprar la tercera parte sin necesidad de leer esta edición de 2024. Son pequeños cambios que no afectan al desarrollo de la trama.
Cuando escribías esta novela trabajabas en la Universidad de Alicante. ¿Qué recuerdos te trae esa etapa de tu vida?
En realidad, cuando escribía la novela trabajaba en la Universidad en Biblioteconomía, así que me resultó muy útil tener acceso a toda la documentación histórica. Durante la década anterior había sido optometrista y trabajaba como directiva, hasta que me saqué una plaza fija de funcionaria de carrera. Recuerdo que mi parte creativa vino al rescate, ya que después de varios años, las funciones que ejercía, pese a que estaba rodeada de libros, me resultaban repetitivas y monótonas, así que en mi cabeza montaba las escenas durante el día, me documentaba con los libros de Historia y por las noches, durante tres años, trabajé en “La saga de los longevos” sin contárselo a nadie.
Si te hubieran dicho entonces todos los bestsellers que ibas a escribir, el éxito que ibas a tener con tu carrera literaria, ¿qué hubieses contestado? ¿Qué te hubiera sorprendido más de todo lo que estaba por venir?
No lo esperaba, y desde luego, nunca pensé que acabaría recibiendo el Premio Planeta en 2020, un hecho que me cambió la vida para bien. Soy consciente de que estoy viviendo una vida extraordinaria, que el éxito que está acompañando a las novelas que escribo, en España y en 40 países más, no es estadísticamente probable.
¿Cómo nace la idea de “La saga de los longevos”, cuál es su germen y lo que te hace ponerte a escribir todas las noches después de tu jornada laboral?
Para mantenerte motivada escribiendo una novela durante varios años, he aprendido que la idea germinal te tiene que fascinar. Esa es la palabra. Fascinar lo suficiente para mantenerte sentada en la silla del despacho día tras días, mes tras mes, incluso cuando la motivación se desinfla, que sucede siempre. Y a mí la idea de escribir acerca de las dinámicas familiares de cuatro personas que no envejecen y que han nacido hace milenios, y llevarlas a la vida cotidiana de un museo de arqueología en Santander me sedujo de tal manera que la vida de Iago, de Dana, de Lür, de Nagorno, de Lyra fueron ganando espacio en mi cabeza hasta que comprendí que tenía que volcar todo aquello en un papel porque ya no podía retener tanta información en mi cabeza.
¿Qué te gusta más de tus dos personajes protagonistas principales Iago del Castillo y Adriana?
Iago ha sido mi mentor de vida desde que lo creé en mi cabeza en 2009, cada vez que me encuentro en una encrucijada, me pregunto: ¿qué haría Iago en esta situación? Iago nació en lo que hoy en Cantabría en plena Prehistoria, hace 10.300 años, cada diez años tiene que cambiar de ciudad y de identidad porque no envejece y sabe lo peligroso que sería que los que le rodean se dieran cuenta. Es muy inteligente, ha estudiado 53 carreras universitarias, se considera responsable de todo lo que le sucede a su padre y a sus hermanos longevos, piensa de modo estratégico y fue alcohólico, aunque lleva cuatrocientos años sin beber. Adriana es una arqueóloga de treinta años, no es longeva, es el personaje toma de tierra de la novela, entra a trabajar en el Museo de Arqueología de Cantabria a las órdenes de Iago y comienza a sospechar que sus jefes esconden algo, pero es demasiado científica para creer que hayan nacido hace milenios, y pese a ello, Iago y su inteligencia le atraen demasiado como para alejarse.
La novela mezcla fantasía, historia, romance, intriga, ciencia, saga familiar... ¿qué te supuso un mayor reto?
Quería que no fuera una novela fantástica, que los longevos no tuvieran ningún tipo de poder, que fueran personas normales que no tienen ni idea de por qué con 30 años dejaron de envejecer y ahora buscan la explicación científica. El mayor reto fue que el lector, los libreros y las editoriales comprendieran que no era una novela de fantasía, salvo por la premisa imposible.
En la parte histórica, aparece mucha prehistoria, pero también pueblos fascinantes como los escitas, los celtas o los icenos. ¿Por qué precisamente estos?
No quería escribir flashbacks históricos en momentos que todos conocemos como Edad Media, antigua Roma, o Segunda Guerra Mundial, preferí documentarme en culturas no tan conocidas y que resultaran fascinantes a los lectores, como la cultura escita, que fueron nómadas a caballo en las estepas al norte del Mar Negro. Eran unos salvajes y muy sanguinarios, pero eran unos orfebres fabulosos y usaban los cráneos de sus enemigos para fabricar copas de oro finamente labradas. Respecto a la cultura celta, tanto en la Galia (Francia), como las tribus icenas (Inglaterra), siempre me ha seducido por el sustrato que todavía queda en el norte de nuestro país, en Galicia, Asturias, Cantabria, y algunos topónimos de Euskadi.
Háblanos de los telómeros. Está comprobado científicamente que tienen mucho que ver en nuestra longevidad.
En 2009 la investigación acerca de la longevidad estaba mucho menos avanzada que ahora, así que había varias teorías, las cuales reflejé en la novela. Me decanté por la explicación de que mantenían los telómeros largos y por eso no envejecían, y catorce años después, ha resultado la más plausible de todas. Hoy en día existen muchos test que miden la longitud telomérica porque nos dice nuestra edad biológica, más exacta que nuestra edad cronológica, que no tiene por qué reflejar nuestro grado de envejecimiento. Realmente lo útil para nosotros es saber que tenemos cierto poder para variar la longitud de nuestros telómeros, ya que está comprobado que el estrés los acorta, y el descanso, el ejercicio, cierta dieta, etc… puede alargarlos.
Si fueras una longeva, ¿qué episodio histórico te hubiese gustado presenciar o protagonizar?
Siempre pienso que, siendo mujer, estoy mejor en el presente o en el futuro, porque todo lo que sea pasado nos despoja de derechos a la mitad de la Humanidad. En todo caso, y pese a la dureza de sus vidas, habría preferido nacer en la cultura vikinga o en la celta. Hace un tiempo me hice un análisis de ADN en el que recorrían el flujo migratorio de mi familia, y descubrí que tuve ancestros en Suecia en el año 800, durante la cultura vikinga, y también en Inglaterra, Irlanda y Francia durante la cultura celta. También en Cantabria y en Asturias, así que entiendo esa afinidad que siento por esos países y su cultura.
Santander es un protagonista más de la novela. ¿Por qué esa ciudad?
Al crecer en Vitoria visité Cantabria desde muy pequeña, veraneé en la costa, en Isla, y estuve en las cuevas de Altamira originales antes de que las cerraran al público. Durante los tres años que duró la escritura de la novela pasé los veranos enteros en Cantabria, en la Costa Quebrada y en Santander. Allí visité Monte Castillo, el Museo de Arqueología de Cantabria, me alojé en casas de indianos y quintas y me documenté de todos los escenarios reales que aparecen en las novelas, como las playas de la Arnía, de Covachos, Soto de la Marina, etc… Con Cantabria sucede algo similar a mi tierra Álava, y es que la Historia está muy presente en el paisaje desde la Prehistoria. Vengo de una tierra plagada de cuevas prehistóricas, dólmenes, castillos medievales, palacios renacentistas… en Cantabria sucede igual, así que me resultaba muy útil para colocar a los longevos en distintos momentos de la historia.
¿Qué pequeño avance nos puedes hacer de las dos siguientes entregas de la saga?
Poco puedo contar, ya que las editoriales no nos dejan avanzar tramas ni fechas cuando se trata de grandes lanzamientos. Puedo decirte que “Los hijos de Adán” se publicará en los primeros meses de 2025 y meses después, la tercera parte de la trilogía, “El camino del padre”. Que estarán centradas en Iago, en Dana, en Gunnarr, y también en Lür y en Nagorno. Los veremos en distintos momentos de la Historia y comprenderemos aún mejor sus dinámicas familiares.