Acaba con las migrañas

¿Sabes que puedes llegar a dominar tus migrañas? Deja de sufrir y mejora tu calidad de vida ¡ya!

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/ Xabier Vázquez

"No puedo más: me va a explotar la cabeza!» ¡Cuántas veces te has sorprendido a ti misma pronunciando esta frase en voz alta y cuántas veces la habrás escuchado a tu alrededor! Por desgracia, la cefalea intensa es una dolencia muy frecuente en las sociedades modernas. De hecho, es el problema médico más importante de nuestro país, pues afecta a 3,7 millones de personas. Y de estas, las dos terceras partes son mujeres, según los últimos datos facilitados en la Conferencia Nacional sobre Migraña y Mujer celebrada en Madrid el pasado mes de mayo. Concretamente, este dolor agudo se manifiesta sobre todo en féminas de entre 25 y 55 años. ¿Las causas? Nosotras, a diferencia de los hombres, solemos ser más sensibles a los estímulos, tendemos a analizar los problemas de un modo más profundo y, el estrés, uno de los principales desencadenantes de la migraña, se ceba con nosotras doblemente, por la duplicidad trabajo-casa que caracteriza nuestra vida diaria. Según Soledad Muruaga, presidenta de la Asociación de Mujeres para la Salud de Madrid, «este trastorno, además, repercute seriamente en nuestras relaciones familiares, sociales y de pareja. Oprimida por las crisis, la mujer se encierra en sí misma y, por supuesto, no tiene fuerzas para dedicase a la gente que tiene a su alrededor». Por algo la Organización Mundial de la Salud la reconoce como una de las enfermedades neurológicas más discapacitantes.

Aprende a distinguir

Los dolores de cabeza de esta índole son altamente paralizantes, un martirio que nos quita las ganas de llevar a cabo cualquier actividad y que nos mantiene fastidiadas durante horas, e incluso días. Los desencadenantes de este mal son numerosos y suelen englobarse en tres tendencias: la emocional, la alimenticia y la hormonal –determinante en la mujer–. Pero existen jaquecas de distintas tipologías y hay que saber distinguirlas correctamente.

1. Cefaleas de tensión. Provocadas por una mala postura o un sobreesfuerzo físico. Tensan los músculos de los hombros y el cuello, y provocan un dolor breve, pero algo intenso. Se originan por el estrés o la fatiga, y pueden ser ocasionales o repetirse con periódica frecuencia. Normalmente, no impiden seguir con las actividades cotidianas pero son una primera llamada de alerta.

2. Cefaleas en racimos. Cuando el dolor se localiza en la órbita de los ojos y en la frente. Suelen prolongarse durante dos o tres horas y afectan más a los hombres que a las mujeres. Pueden resultar muy paralizantes y suelen dificultar que sigamos con nuestra vida habitual. Precisan de reposo y de oscuridad. Nada menos indicado que seguir frente al ordenador.

3. Migrañas. Tienen un origen neurovascular. Se caracterizan por un dolor intenso y pulsátil que incide sobre un solo lado de la cabeza (hemicraneal), pero acaba por extenderse por toda la zona, incluida la nuca. Cuando el ataque es intenso va acompañado de náuseas, mareos y vómitos. Se distingue entre la migraña común –con pinchazos y palpitaciones, y que empeora con el movimiento y la actividad–, y la migraña con aura –que viene precedida por alteraciones visuales.

4. Cefaleas secundarias. Cuando están relacionadas con trastornos orgánicos, como un proceso gripal, una alteración hepática, una indigestión severa o como consecuencia del consumo de ciertos medicamentos.

Poner un remedio efectivo

Si te encuentras dentro de esa abultada cifra de mujeres afectadas por una migraña frecuente, el primer paso es evitar ciertas situaciones que la provocan y agudizan. Es importante que conozcas los factores desencadenantes de tus crisis, porque no son los mismos para todos. Piensa que una paciente bien informada manejará mejor su enfermedad. ¿Cuáles son las causas de este mal? La tensión nerviosa, el estrés, la acumulación de preocupaciones, los enfrentamientos tensos y acalorados, dormir poco o de forma desordenada, los cambios hormonales bruscos, la ingesta de anticonceptivos orales, el ejercicio físico intenso o demasiado extenuante, el ayuno y algunas dietas de adelgazamiento agresivas o muy exigentes, la exposición a luces intensas (tanto solares como artificiales), el ruido molesto (timbres estridentes, obras, música muy alta...), los cambios de temperatura y clima, el viento fuerte, los viajes en avión (por efecto de la presión atmosférica), el alcohol, etcétera. También debes realizar una visita obligada a tu médico de cabecera. No hagas como el 19,8% de las mujeres afectadas, quienes jamás han consultado a un profesional sobre el tema, según revela la encuesta PALM Migraña y Mujer (www.programapalm.org). Tu facultativo te recomendará el tratamiento más adecuado con el fin de que el dolor desaparezca rápidamente, al tiempo que te ayudará a identificar las causas del problema y cómo controlarlas y/o eliminarlas. Estos son algunos de los consejos más habituales:

Fármacos con propiedades analgésicas y antiinflamatorias como la aspirina, el gelocatil o el paracetamol y, en casos más agudos, con vómitos y náuseas, ibuprofeno y naproxeno, más algún fármaco antitemético si es preciso. Tómalos solo si es estrictamente necesario y si tu médico te los aconseja.

Infusiones de plantas medicinales, con estas mismas virtudes. Romero, verbena, matricaria, menta, albahaca, ulmaria o sauce blanco son algunas de ellas. Bastan 2-3 tazas al día, en ayunas, de infusiones simples o en combinaciones de dos o más plantas.

Baños con aceites esenciales. Vierte diez gotas de aceite esencial de lavanda, menta o albahaca en agua caliente. Sumérgete en la bañera durante 15 o 20 minutos. O bien date friegas en los pies y las piernas, alternando el l Mujer entre 25 y 55 años.

Madre de familia, lleva el peso del hogar además de su trabajo fuera de casa.

Trabaja en una empresa, en numerosos casos, en puestos de responsabilidad.

Disfruta de su trabajo, pero muchas veces se siente desbordada.

El estrés se ha colado en su vida.

Debe desplazarse fuera de su ciudad con frecuencia por motivos de trabajo. l Es adicta al café, porque le ayuda a mantener el ritmo de la jornada. l Es fumadora habitual.

Dispone de muy poco tiempo para comer a mediodía.

Tiene aficiones como la lectura y el cine, aunque no puede dedicarles todo el tiempo que le gustaría.

Cuando se presenta la migraña tiende a automedicarse con fármacos.

No es raro que duerma poco y mal.

Suele tener menstruaciones dolorosas.

Practica deportes de competición. Le gustan porque requieren disciplina. ¿Das el perfil? Esta es la ficha de una migrañosa potencial. ¿Se parece a ti? agua fría y la caliente durante 20 minutos.

Masajes relajantes sobre la zona dolorida de la cabeza, sienes, frente y nuca, con suaves fricciones. Podemos utilizar aceite esencial de menta o mejorana, pues ambas plantas tienen propiedades sedantes.

Curas homeopáticas, que establecerá el homeópata. Suelen recomendar sustancias como belladona, Nux vomica o Gelsemium.

Digitopresión, una modalidad de acupuntura muy adecuada para aliviar la migraña y otras cefaleas. Se trata de ejercer presión con las yemas de los dedos sobre puntos concretos del cuerpo que conectan con órganos internos. Se realizan movimientos ligeros y rotatorios. Los puntos útiles para calmar la jaqueca son el IG4, que se encuentra en el dorso de la mano, en la depresión que se forma entre los metacarpianos, el índice y el pulgar; y el P7, que está en el antebrazo.

Alimentación: No existe una dieta milagrosa para la persona propensa a sufrir migrañas, pero sí es cierto que hay unos determinados alimentos que es preferible evitar si sobreviene el ataque. Por regla general conviene descartar aquellos productos que contengan histidina o tiramina, por sus efectos vasodilatadores del cuero cabelludo, lo cual origina el dolor de cabeza; los excitantes, como el café y la cola, y también los aditi- vos y conservantes, que son responsables de muchas crisis. Evita también los frutos secos, los quesos, los embutidos, los mariscos, las salsas, los condimentos y las especias.

Otras posibilidades: el yoga, la reflexoterapia, los masajes orientales, la acupuntura, la hidroterapia o la osteopatía.

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